Capítulo 21

27.1K 2.2K 1.8K
                                    

Salgo del baño y allí está, recostada en la cama, en posición fetal

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Salgo del baño y allí está, recostada en la cama, en posición fetal. Sus rizos rojos caen libremente por el colchón blanco, creando un halo de color que contrasta con el blanco de las sábanas.

Ella abraza la almohada con una intensidad palpable, como si buscara refugio. Su respiración sube y baja en un ritmo calmado y constante, creando una melodía hipnotizante que me pone el corazón a mil.

Me acerco a la cama, sintiendo cómo cada paso resuena en mi interior. Recorro su cuerpo con la mirada, admirando la curva de su espalda, la suavidad de su piel y la delicadeza de sus hombros.

Mi corazón sigue latiéndome con fuerza como si trajera una maldita locomotora dentro haciendo que la sangre se me encienda como lava ardiente al ver que solo porta unas bragas de encaje negro marcando ese culo que siempre me pone a salivar, el cual le enmarca la pequeña cintura; las piernas largas y torneadas me piden a gritos que las ponga en mí hombros, los brazos le cubren los senos mismos que sigue teniendo ese efecto en mí, diría que más, ya que solo de saber que amamantó a mi legado me pone la polla a palpitar.

«Hexe»

No hay una palabra que describa mejor lo que es, una maldita bruja que me hechiza sin siquiera intentarlo. Cada vez que la miro, su belleza me embruja de pies a cabeza, y no puedo encontrar ni la más mínima imperfección, por más que lo intento. He visto cientos de cuerpos desnudos en mi vida, pero ninguno se compara al suyo. Su figura es capaz de doblegarme, incluso cuando juré que nunca más la tocaría.

Me prometí que no volvería a desearla, pero aquí estoy, al pie de la cama, adorándola como si fuera una deidad. La pasión que emana de ella es irresistible, como un sortilegio que me arrastra hacia su órbita, cada curva, cada gesto suyo, parece diseñado para tentarme y hacerme sucumbir a sus encantos. Es una contradicción viviente, una diosa y un demonio en un solo ser. No puedo resistirme a su magnetismo, a pesar de todas las promesas que me hice.

—Alex...—susurra dándose la vuelta dejándome detallar lo que resta de su cuerpo, sonrío como un idiota al saber que me tiene en sus sueños pero la sonrisa no dura mucho, ya que las malditas preguntas que me avasallan desde que regreso de la isla se estampan como un puto rayo en mi mente ¿Por qué mierda se resiste? ¿Por qué mentir y decir incoherencias? No lo entiendo, no entiendo que gana con decir que la torture, que le pegue cuando antes me corto las manos que ponerle un solo dedo encima.

—Alena despierta.

—Cinco minutos.

—Debes arreglar las cosas de Narel y tus maletas partimos en dos horas —sigo sentándome al pie de la cama, no logro cansarme de admirarla.

—¿Puedes ayudarme? —pregunta abrazando con más firmeza la almohada. —O dile a la empleada, tengo sueño.

—Eso te pasa por dormirte hasta tarde viendo ese estúpido aparato.

AnheloWhere stories live. Discover now