22

95.7K 15.3K 9.5K
                                    

¡¿Es que todos tienen que estar a punto de morir?!

MACK

La adrenalina del miedo me sacó del pasmo y me hizo reaccionar.

La chica número dos estaba atacando a Ax. Había entrado a la sala mientras yo estaba atascada dentro de los recuerdos, y ahora lo tenía arrodillado frente a ella, violentando su mente.

—¡¿Qué estás haciendo?! —le grité en un reclamo asustado—. ¡Suéltalo, lo estás lastimando!

Las cosas ante mí aún estaban algo borrosas y en caos debido a la inyección y a la abrupta salida de los recuerdos.

Ya estaba en la realidad, pero me sentía dentro de una escena grabada en varios ángulos incómodos de cámara.

Además, mis músculos estaban temblorosos. Quería vomitar. Mi respiración también era dificultosa y tal vez estaba a punto de desmayarme.

Pero aun así me bajé de la camilla con toda la intención de interponerme entre la chica y Ax para que dejara de hacer lo que sea que le estuviera haciendo a su mente.

Solo que la chica aumentó la presión en el movimiento de sus manos. Eso al mismo tiempo aumentó el dolor en Ax y me dio a entender, como una advertencia, que si yo daba algún otro paso ella le destruiría el cerebro.

Por eso me detuve.

Ella volvió a mirar a Ax, muy enfadada.

—¡Te dije que no entraras en mi mente! —le reclamó. Cada palabra sonaba al límite de una ira violenta—. ¡Te lo dije y volviste a hacerlo porque crees que tienes el poder sobre todos!

—¡Él entró porque yo se lo pedí! —intervine con rapidez, aterrorizada pero valiente—. ¡No fue algo que él decidió, fue algo que yo le pedí que hiciera!

—¡Tú cállate! —me gritó como si aquello no fuera asunto mío.

Y claro que ella ni siquiera necesitó bajar las manos para que su poder me atacara.

Sentí un tirón de corriente en mis sienes y, como si fuera el peor estorbo, fui arrojada hacia atrás hasta que mi cuerpo golpeó contra una de las paredes.

El impacto en mi espalda fue fuerte, pero como seguía desorientada por la inyección y también en pánico por la situación, el dolor se mezcló con todo lo demás y no lo sentí al momento.

Así que por impulso traté de ponerme en pie de nuevo.

—¡Ya sé que estás enojada porque mi padre no te hizo la número uno! —solté de todos modos—. ¡Esos eran tus recuerdos, ¡¿cierto?! ¡Y aunque tú misma intentaste sacarme de ellos, lo vi todo!

No quiso responder a eso a pesar de que yo ya estaba segura de que había estado en su propio pasado.

Solo me ignoró y mantuvo la mirada iracunda en Ax. Movió los huesudos dedos de una forma mecánica y espeluznante, como si manipulara una bola invisible.

Ese movimiento retorció los hilos de su poder dentro de la cabeza de Ax, y él gritó por el dolor. Como estaba apoyado en sus rodillas se inclinó más hacia el suelo, doblegado por la fuerza que agredía su mente.

—¡Por Dios, para de lastimarlo! —no pude evitar gritarle. Era horrible verlo bajo esa tortura.

Pero ella no pensaba detenerse.

—Se acabó —la escuché decirle a él como una amenaza. O tal vez como un juramento siniestro—. Haré lo que tuve que haber hecho hace mucho tiempo.

S T R A N G E © [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora