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El poder de la oscuridad contra el poder de la mente


MACK

Ni siquiera logré medir el miedo que sentí con cada paso que la chica número dos dio entre la oscuridad.

Fue como ver venir a uno de los espectros de esas películas: una delgada y escalofriante silueta que subía cada escalón con la pesadez de la sedación que había burlado, pero con la determinación del enfado.

Y es que hasta resultaba perturbadora la manera en la que se movía, como si sus articulaciones estuvieran desencajadas, pero al mismo tiempo muy rígidas y pesadas. Algo semejante a una marioneta maligna que había tomado vida propia solo para venir a matar.

Debía de ser porque su organismo aún no eliminaba del todo la anestesia. En parte parecía que su cuerpo quería desplomarse, y que ella luchaba por mantenerlo erguido.

Pero lo consiguió. Se detuvo en el inicio del pasillo, fundida con la oscuridad. La maraña de cabello le cubría parte de la cara.

Ax y yo estábamos al otro extremo, e igual se sintió como estar frente a frente con ella.

—Voy a... matarte —le dijo a Ax entredientes. Su voz sonaba algo falta de aire, pero muy enfadada—. No importa cuánto intentes dejarme inconsciente, no es suficiente porque voy a matarte de una vez.

Y le creí. Estuve segura de que esta vez haría lo que fuera para lograrlo, porque no tardó ni un segundo en lanzar un ataque.

Fue una sucesión rápida de ondas de energía lo que nos arrojó, desesperada por ya terminar con Ax. Eso lo tomó por sorpresa, pero él actuó rápido y las bloqueó frente a nosotros con unos hilos de oscuridad que, por suerte, no fallaron y se enroscaron alrededor de sus antebrazos, sirviendo como escudos.

Y que tuvo que mantener sin descanso, porque la chica no le dio tiempo ni de respirar. Decidida a romper su defensa, lanzó más ataques sucesivos con una desesperación rabiosa, solo demostrando que ese era el límite de su paciencia.

Aquello definitivamente debía ser respondido con la misma fuerza, pero cuenta de que Ax solo estaba bloqueando con sus brazos. Quizás confundido por la agresividad que estaba recibiendo de ella, no le devolvía ningún ataque.

.Pero obviamente necesitábamos más que los bloqueos o no saldríamos de ese pasillo.

—¡Ax, hay una escalera secreta en la biblioteca, puedo usarla para llegar a la habitación de Godric! —le dije, porque mi bombillo mental se encendió ante la necesidad de una solución—. ¡Puedo ir por allí, pero debes detenerla mientras tanto!

Las cejas de Ax se arquearon con aflicción mientras bloqueaba cada agresiva onda con sus antebrazos. Otra vez, como si estuviera entre la espada y la pared; entre lo que no quería hacer y lo que las circunstancias le estaban obligando a considerar.

Era lastimarla o que ella nos lastimara a nosotros.

Pero claro que Ax jamás se iba a negar a protegerme, aunque eso significara luchar contra su propia familia.

Y ella lo sabía, así que empezó a avanzar por el pasillo arrojando con mayor fiereza y rapidez las ondas compactadas. Eso hizo que Ax tuviera que retroceder mientras bloqueaba, como si fuera un escudo humano entre la chica y nosotros.

—¡Algo no está bien! —Ax le reclamó a la chica en medio de los ataques. Se estaba alterando por no entenderla, lo vi muy claro—. ¡¿Por qué haces esto?!

S T R A N G E © [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora