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*Las explicaciones las encuentran en la nota del final.

Parece que he visto un lindo monstruito 


Intentamos hacer que Ax nos acompañara al departamento de Tamara a donde ella misma, antes de morir, me había enviado a buscar respuestas, pero obviamente no lo logramos ni porque le rogamos.

Sabía muy bien que a Ax no le gustaba la idea dejar la casa y por esa razón me rendí al instante, pero Nolan —que cuando quería afincarse se afincaba— trató de meterle una psicología aterradora para que cambiara de opinión. Se le plantó en frente con los brazos cruzados y los ojos entornados y retadores, e intentó presionarlo con preguntas muy rápidas:

—¿Y si los tipos raros regresan? —le preguntó Nolan.

—Aquí —respondió Ax con firmeza.

Tenía los ojos igual de entrecerrados y se mantenía en la misma postura de Nolan, como si ambos fueran unos vaqueros del lejano oeste a punto de enfrentarse en plena sala de la mansión Cavalier.

Nolan no se rindió fácil:

—¿Y si se empieza a quemar la casa?

—Aquí.

—¿Y si se rompen las tuberías y comienza a inundarse?

—Aquí.

—¿Y si fallan los cables eléctricos y explota todo aparato dentro de las habitaciones?

—Aquí.

—¿Y si de repente hay un terremoto y las paredes comienzan a desmoronarse al igual que el techo y de manera inevitable se produce un incendio que se extiende con mucha rapidez causando que todas las salidas se cierren por los escombros?

A pesar de la rapidez de esas palabras y de lo aterradoras que sonaban, Ax no se inmutó en lo absoluto. Su expresión se mantuvo igual.

—Aquí.

Nolan entornó un momento más los ojos. Ax hizo lo mismo. Pensé que terminarían discutiendo, pero de pronto Nolan se volvió hacia mí con una expresión relajada en el rostro.

—Creo que no quiere ir —anunció con un encogimiento de hombros.

Ah, y por si habían quedado dudas: Nolan era un poco estúpido a veces.

Giré los ojos y por mi parte fui a mi habitación, me puse una sudadera con capucha y luego volví a bajar a buscar las llaves de mi auto y a darle algunas instrucciones a Ax.

Eleanor no regresaría hasta el día siguiente, pero aun así le recordé que debía esconderse muy bien en caso de que alguien apareciera. Él asintió para demostrar que había entendido. Confié en que sabría cómo actuar en cualquier circunstancia imprevista. Su mirada y su postura se veían normales. Esa actitud extraña que había presentado frente al televisor, ya había quedado atrás.

Con todo listo nos aseguramos de dejar a Ax dentro de la casita de la piscina y entonces nos fuimos solo Nolan y yo, como siempre, en equipo.

A pesar de que era de madrugada, de que el cielo seguía denso y de que caía una lluvia perezosa y fría, consideré que era el momento perfecto para salir a buscar respuestas. Cuando Eleanor llegara, de seguro querría tenerme el ojo puesto, así que dejar la casa sería imposible. Además, estaban sucediendo demasiadas cosas y me era inevitable no pensar en que sucederían muchísimas más si no llegábamos al fondo de aquel misterio. Para rematar, algo me decía que todo tenía que ver con Ax. Era esa misma sensación indeterminable pero insistente que me empujaba a creer algo que al mismo tiempo no podía confirmar.

S T R A N G E © [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora