10 El sonido de... Halloween

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—Esto... ¿Mel? —Elizabeth trató inútilmente de no reír. Por fin era Halloween, la noche más mágica y tenebrosa del año. La fiesta era asombrosa, el departamento estaba lleno de monstruos, la competencia del concurso de disfraces era reñida. Y su mejor amigo había decidido ir disfrazado de fantasma—. Cielo, ¿este es tu disfraz?

—Sí, Ellie.

—¿Qué pasó con el otro? El que me habías dicho de vampiro.

—Era demasiado aterrador —dijo el rubio con naturalidad—. La verdad, cuando lo terminé, hasta yo me asusté. Al final no me pareció apropiado. No sabía si habría niños. —No había. Aquello habría sido inconveniente, considerando el sexy traje de gato que había elegido para impresionarlo, pero como de todos modos estaba muy feliz de tenerlo ahí, no le importó que llevara una humilde sábana con agujeros.

—De acuerdo. ¿Me dejas darte un abrazo? —La respuesta de Meliodas fue restregarse contra ella tres segundos y luego pasar—. ¡Oigan todos! Él es el amigo de quien les hable, ¡salúdenlo con un boo!

—¡Boo! —respondió la congregación, pero un segundo después una hermosa castaña con disfraz de loba y una rubia vestida de diablita se acercaron a la anfitriona mirándola con preocupación.

—Elizabeth, no debiste invitar a un niño. Aquí hay alcohol, y chicas, y King estaba por poner algo de terror.

—No pasa nada Diane, Meliodas no es ningún niño. Vengan, se los presento —las calmó. Y en menos de diez minutos, el fantasmita incógnito se convirtió en el alma de la fiesta.

No es que fuera parlanchín. De hecho, no dijo ni una palabra, pero protegido por la sábana todas sus inhibiciones se fueron, y su lenguaje corporal era tan gracioso que los tenía a todos riendo. Bailaba de un lado al otro temblando como gelatina, se movía como el Tío Cosa y huía de cualquier abrazo que no fuera de Elizabeth. Los novios de sus amigas incluso lo incorporaron a la ronda de videojuegos, y justo cuando ella pensó que había tenido éxito al adaptarse, su novio salió de la cocina con cara de pocos amigos.

—¿Quién es este? —preguntó el "Conde Drácula" con una sonrisa desdeñosa y una cerveza en la mano.

—Es Meliodas, querido. Te hablé de él, ¿lo recuerdas? La persona que me salvó. —enfatizó.

—¡Qué ridículo disfraz! —se burló ignorando sus últimas palabras—. ¿No te da vergüenza venir con algo tan patético? ¡Quítate de una vez esa mierd...! ¡Aaaaaaah! —Y Mael no fue el único que gritó.

La casa entera dio un grito cuando la sábana cayó y reveló el disfraz original del rubio: un maquillaje corporal completamente deslumbrante, realista y aterrador. Era un vampiro, o algo así, pues más bien parecía una mezcla del rey de los vampiros con demonio. La ilusión óptica generaba el espejismo de que a través de su cuerpo mirabas la oscuridad, y el resto eran bocas con colmillos, sangre y huesos. Tal vez la gente se habría quedado muda de no ser por lo que pasó a continuación: Mael chilló como pato mientras caía de espaldas, dio una maroma, cayó de nalgas, y se le vació la cerveza en la entrepierna como si se hubiera orinado.

—¡Parece que tenemos un ganador! —rió un Ban vestido Frankenstein levantando el brazo del rubio mientras todos se carcajeaban, aplaudían, y el albino salía hecho una furia.

—No vayas tras él, Ellie —le suplicó Elaine al ver que daba un paso hacia la puerta—. Te dará problemas.

—¿Tú crees? Tal vez tienes razón.

—La que tenía razón eras tú —remató Diane—. Vaya que no es un niño. ¿Ya viste lo que oculta tras el maquillaje? —Elizabeth no lo había notado, pero apenas entendió lo que había tras la ilusión, le dio hipo, el sonrojo le subió hasta las orejas, y sintió un escalofrío que nada tenía que ver con el miedo.

Espalda ancha, cintura estrecha, brazos musculosos, abdomen marcado, y para rematar, descalzo. Meliodas estaba para morirse, su amigo era tan sexy que ni siquiera el disfraz lograba quitarle su atractivo. Si a eso le sumaba que su única prenda era un pantalón de licra ajustada, ya podía ir entrando en pánico. Agarró la sábana otra vez tan rápido como su aturdido y hormonal cerebro le permitió, la puso sobre el rubiecito, y el resto de la noche se la pasó bailando con el adorable fantasma del que se estaba enamorando. 


***

¡FELIZ HALLOWEEN! ^0^

Prometo dejar de gritar, creo que esta fue la última de hoy, fufufu >w< Hola a todos, aquí Coco, quien espera hayan disfrutado mucho con esta historia que es el último pastelito de calabaza que hornee para ustedes, y espero que hayan pasado conmigo un dulce, escalofriante y mágico maratón. Les mando un beso, un abrazo y, si las diosas lo quieren, nos veremos pronto para más. ¡Buenas noches a todos! ^3^ 🎃💕

Posdata: para el imaginar el disfraz body paint de Meliodas pensé en algo así como lo de abajo, la versión final de Muzan Kibutsuji, pero con el cuerpo de color negro. ¿Escalofriante no? Fufufu >u< Ahora sí. Descansen chicos, y feliz Halloween 💋

 Descansen chicos, y feliz Halloween 💋

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Sonidos del AlmaWhere stories live. Discover now