11 El sonido de... notas de piano

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Con amor, para todos ustedes UwU 💕 Muchas gracias por haberme acompañado durante la spooky season, y también por seguir aquí este bello noviembre para continuar con la cozy season. Ya saben qué hacer 💋

***

—Ya llegó, ¡está aquí!

—Despacio, Mel. —rió Elizabeth viendo cómo Meliodas iba de un lado al otro supervisando a unos hombres que subían lo que parecía ser un piano de cola pequeño. No había cabido por el corredor, así que se las ingeniaron para poder meterlo por el balcón. No era una operación difícil, pero sí delicada, y el rubio lo miraba como si le acabara de llegar un regalo de navidad.

—Trabajo con uno eléctrico, pero no es igual. —Claro, ella ya lo sabía. Durante alguna de sus tardes de té se había enterado que Meliodas era un músico, pero no lo había creído de verdad hasta ese momento. Él solía trabajar sus partituras en silencio, y si tenía que tocar, lo hacía en el cuarto a prueba de sonido. Jamás hubiera creído que alguien tan sensible auditivamente hubiera elegido una carrera basada en escuchar.

—Muchas gracias —sonrió la albina al equipo al ver que Meliodas estaba completamente embelesado ante el teclado. En cuanto estuvieron solos se sentó junto a él y lo invitó a hacer lo que obviamente ansiaba—. ¿Tocarías algo para mí? —Súbitamente se puso serio, miró las teclas como si estuviera escogiendo sus palabras. Y entonces, volteó a verla.

—Elizabeth... tú sabes que a veces me cuesta un poco de trabajo comunicarme.

—Lo sé. Pero lo haces cada vez mejor.

—Gracias, trabajo en mi contacto visual —sonrió el rubiecito tras resistir lo más que pudo y volver a desviar los ojos a lo largo del instrumento—. Como sea, mi hermano estaba preocupado por eso, y cuando éramos pequeños, fue el primero en acercarme un instrumento musical para ver si podía... pues, comunicarme.

—Tuvo razón, ¿cierto? —La sonrisa de Meliodas fue tan resplandeciente que logró conmoverla.

—Quiero decirte algo.

—¿Qué es, cielo? —No dijo nada más. En cambio, levantó la tapa del piano, se acomodó bien en el banco... y comenzó a tocar una pieza musical dedicada a ella.

Era una canción de hace mucho que reconocía, pero nadie jamás le había "dicho" unas palabras tan bonitas. ¿Eso era lo que pensaba? ¿Así de importante era para él? "Tú iluminas mi mundo como nadie lo hace", declaró con su música. "Eres hermosa. Y te quiero". ¿En verdad lo pensaba? No le importó averiguar si lo decía de forma pura o romántica, porque no resistió más. Se lanzó sobre él para abrazarlo y soltar unas lágrimas que no sabía si eran de tristeza o de felicidad. Le pareció que era un poco más de lo segundo.

—Esto —empezó algo nervioso—, ¿té?

—Sí. Con miel, por favor. —sonrió separándose. Por un segundo sus caras quedaron tan juntas que podrían haberse besado, pero ella decidió que aquel no era el día para eso. No estaban listos. El otoño recién estaba terminando. Ya tendría tiempo para pedir un milagro durante las fiestas decembrinas. 


***

Nos vemos el próximo domingo para más 💋



Sonidos del AlmaWhere stories live. Discover now