27 El sonido de... porcelana rota

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Hola a todos, aquí Coco ^u^ que esta vez va a comenzar con un mensajito por acá, y que quiere agradecerles a todos su apoyo y comprensión durante las últimas semanas. He pasado por algunos momentos difíciles que me hicieron necesitar espacio, y la universidad me demandó mucho tiempo también, por lo que me sentí desanimada. Por suerte, todo eso terminó ^u^ Por fin me siento más yo misma, alegre y con ganas de continuar, y con el cierre de esta etapa, se vienen maravillosos nuevos comienzos. Hablando de cierres... 

Muchas gracias a los que siguieron este libro de relatos cortos UwU Tranquilos, no se ha terminado, simplemente entrará a descanso por un rato. Necesito estructurar esta historia y ver hacia donde va, leer de nuevo sus peticiones, y volver a inspirarme. Verán que cuando termine, tendremos una segunda temporada incluso más adorable ^u^ La próxima semana publicaré el capítulo final de nuestra primera temporada, y a partir de ahí, retomaré mi otra serie de relatos cortos: Lo que toda chica/gato debe saber. También se las recomiendo mucho, el amor adorable nunca se acabará en este perfil UwU 💕

De nuevo, muchas gracias por seguirme, apoyarme y leer todas mis historias. Los dejo con esta joyita un poco más larga de lo normal. No olviden estar al pendiente en mi muro para enterarse de cualquier noticia al respecto y, como siempre digo, ya saben qué hacer. 

***

Era maravilloso verlo de esa forma. Él sobre ella. Sus brillantes ojos verdes, cristalinos y somnolientos mirándola. Sus mejillas sonrosadas, sus labios del mismo color ligeramente entreabiertos. Su cabello rubio pegándosele a la cara debido al sudor. Y sus sonidos. Los deliciosos sonidos de deleite que hacía mientras la tomaba y ella trataba de retenerlo en su interior. No le cabía duda. Lo amaba, cada parte de él. Elizabeth le sonrió a su mejor amigo que también era su amante y levantó las caderas contra él para incitarlo.

—Te amo, cariño. Ya casi llegamos. —Meliodas no pudo hacer otra cosa que sonreírle, y entrelazó los dedos de las manos con ella antes de dejarse ir por completo. Tan intenso, tan dulce. Se rindió por completo ante él mientras alcanzaba el cielo entre temblores, y al terminar, sintió cómo se dejaba caer sobre ella relajando su cuerpo y apoyando la cabeza sobre sus pechos.

Se quedaron así, abrazándose con ternura por largos minutos, tratando de recuperar el aliento y volver al presente sin querer hacerlo realmente. Tal vez fue por eso que no escucharon los sonidos afuera de su habitación. El del picaporte girando, el de llaves en la mesa, el llamado sutil de una voz conocida.

—¿Escuchaste algo? —preguntó él. Demasiado tarde. Porque en ese momento su hermano abrió la puerta y los vio a los dos en la cama. No se sabía cuál de ellos tenía una mayor expresión de horror.

—¡¿Qué carajo?!

—¡Zeldris! —saltó Elizabeth, y trató de cubrirse con las sábanas mientras su pobre novio se quedaba completamente petrificado—. ¿Qué estás haciendo?

—¡Yo debería preguntar lo mismo! Sal, ¡ahora!

—Está bien, cálmate. —Pero él ni escuchó. Salió corriendo hecho una furia, y ella apenas alcanzó a ponerse la bata antes de seguirlo hasta la sala—. Querido, hablemos de esto.

—¿Cómo te atreves? Te pedí explícitamente que te alejaras de él, ¡y ahora esto!

—Zel, esto no es algo de una noche. Lo que sucede entre nosotros es real. Llevamos un tiempo saliendo, y...

—Que ustedes... —balbuceó sin poder creerlo. Luego, definitivamente explotó—. Fuera. ¡Vete!

—Pero...

Sonidos del AlmaWhere stories live. Discover now