2. Inflation

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Advertencia: esto no es una relación SagitarioxCapricornio


Hermoso.

Era la palabra que definía mejor a su pareja, todo él era el epítome de la belleza: cabellos oscuros y largos, rostro de ensueño, una elegancia inimaginable en cada uno de sus movimientos, sea portando su espada o simplemente caminando, era hipnotizante.

Y le había escogido como pareja ¡a él!

Que era tan contrarió al japonés como el día y la noche, no entendía muy bien que era lo que le gustaba a Izou de él: si era torpe y burdo, siempre creyó que su amigo debería estar con alguien a su altura y seguramente no le habrían de faltar pretendientes, pero el pelinegro insistía a permanecer a su lado.

— ¿Pasa algo?— pregunto con voz calma el de tierras lejanas, apoyando la barbilla en el pecho amplio del santo de Tauro para mirarle a la cara.

—Pensaba... ¿Estás seguro de que quieres estar conmigo?

—Ox... estoy contigo desde hace años, siempre he sabido dónde quiero estar... y es aquí- señaló ahí donde estaba el corazón del toro dorado- deja de darle más vueltas

— Pero...

— Ox— ordenó el joven mientras se sentaba sobre su abdomen con el entrecejo ligeramente fruncido— me gustas y te amo sobre todas las cosas... mi devoción a ti esta a la par de mis deberes como santo ¿Eso no basta?

— Es que...

— Nada...

El enorme hombre quiso quejarse, pero sabía que sus palabras no llegarían a los oídos del nipón, suspiro un poco sintiéndose derrotado mientras dejaba las manos caer a sus costados extendidas en la hierba a mitad de la noche. La calma del sitio a esas horas de la noche era capaz de hacerles olvidar que eran guerreros de Atena, les recordaba que podían ser humanos con todas sus preocupaciones y placeres mundanos. Paso la mano por la delgada espalda de Izo sintiendo bajo sus dedos un ligero escalofrío.

— lo siento

— está bien— susurro moviéndose para tomar su mano pasando los enormes dedos del amable gigante contra su rostro— me gusta que me toques...Ox... estaba pensando, me gustaría que concretamos nuestra relación

La dulce confusión en el rostro del enorme santo le enternecía el corazón al espadachín, se sentó sobre él mirándole a la cara.

— quiero tener sexo contigo

— ¿he?— los colores subían al rostro del gigante, volviendo sus mejillas dos jugosas granadas cuándo el de cabellos negros paso sus delgadas manos contra sus mejillas con cariño.

— ¿no te gustaría?

— si, claro, pero...

Los suaves labios del extranjero acariciaron los suyos.

— déjamelo a mí ¿Si? Mañana en tu templo antes de que termine mi guardia— aquellos ojos brillaron como las estrellas sobre sus cabezas antes de que aquel hermoso hombre saltará de su regazo alejándose.

...

Cada sonido en su casa lo ponía en alerta, como si estuviera a punto de ser víctima de algún ataque, su corazón latía furioso contra sus oídos y la ansiedad le secaba la boca.

Faltaría poco menos de una hora cuando el santo de capricornio apareció en su puerta, la seriedad de sus palabras al pedirle el paso daban la sensación de que lo ocurrido el día anterior habría caído en el olvido, lo cual le hacía sentir un poco más tranquilo, fue a su encuentro, hablaron unos minutos con naturalidad y luego como era la costumbre le ofreció licor al moreno que sin dudar accedió.

Los secretos de PanWhere stories live. Discover now