9. Lactation

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El llanto que resonaba en cada esquina de la habitación le estaba poniendo más y más nervioso a medida que las horas pasaban, no sabía si era la ansiedad que le causaba que el bebé no dejara de llorar o los días en vela tratando de calmarlo en vano.

Lo mecía contra su pecho tratando de meter otro biberón en sus labios aún que era inútil las pequeñas manitas trataban de apartar el pequeño chupón para seguir con sus berridos, que aún que él quería negarlo se notaban cada vez más débiles, había pasado solo una semana desde que dio a luz a su segundo hijo y desde ese momento habían pasado por cada leche en polvo del país e incluso del continente buscando con desesperación algo que su pequeño "petirrojo" pudiera beber, pero pronto habían descubierto que era inútil y lo poco que lograban hacer que tomara lo terminaba regurgitando, la desesperación empezaban a acumularse en el corazón del pelinegro.

Una mano se posó en su rodilla haciéndole saltar un poco en la incómoda silla del consultorio, se giró para ver los azules ojos de su esposo que le sonrió para calmar su agobiada alma.

— va a estar bien...

El susurro no terminó de llegar a sus oídos cuando la voz alegre del pediatra les llamo, Sísifo fue el primero en levantarse llamando a Tsubaki quien jugaba con unos bloques en el suelo de la sala de espera, el pequeño moreno de tres años corrió para tomar la mano de su padre mientras él se ponía en pie para seguirles con Lacaille sollozando ahora por el agotamiento.

— no creí verlos en un rato más ¿Qué pasa?— Asgard ni siquiera espero a que la puerta se cerrará para hacer la pregunta mientras hacia un gesto para qué se sentarán— ¿Tsubaki o...?

— Lacaille— Sísifo dijo mientras deslizaba un pequeño papel con los datos del bebé cotejados por el hospital— no ha querido comer nada desde que salimos del hospital

— eso fue hace una semana— Asgard leyó y El Cid sintió que debieron venir antes, pero había creído que podrían encontrar el producto y no debería ser necesario— vamos a pesarlo

El enorme hombre se puso en pie, mostrando una pequeña báscula para que el pequeño fuera puesto ahí.

— sin mantas— El Cid lo saco de las prendas con cuidado notando el entrecejo fruncido del doctor al ver al pequeño incluso antes de ver los números— la ropa le queda muy grande ya

— si, no sabemos que hacer— Sísifo respondió pues El Cid estaba mucho más callado de lo que usualmente estaría.

— lo usual es que durante las primeras semanas el bebé aumente casi el doble de su peso, especialmente el hijo de un doncel que ya son naturalmente pequeños— hizo un sonido de desagrado y a punto algo en un cuaderno antes de tomar al diminuto niño y entregarlo a su "madre"— ha perdido un kilo

El Cid sintió que sus rodillas fallaban, un kilo para un bebé que apenas pesaba 3.1 era demasiado, Sísifo le sostuvo de los hombros antes de que terminara cayendo obligándole a sentarse.

— dicen que probaron con todas las leches del mercado

— si— Sísifo levanto más la voz de lo que pretendía, haciendo que el llanto del bebé volviera con todas las fuerzas que podía— incluso pedí algunas al extranjero... nada, no las quiere y las que si bebe las terminaba vomitando

— ¿incluso la leche "materna"?

Sísifo abrió la boca, pero no dijo nada, miro al pálido rostro de su esposo que parecía de algún modo ido.

— ¿El Cid?

— no lo he amamantado— murmuro el moreno mientras volvía los ojos al bebé que parecía golpear el aire con sus manitas.

Los secretos de PanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora