15. Temperature play.

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A El Cid le gustaban las actividades físicas, especialmente aquellas que implicaban salir de la ciudad y adentrarse en la naturaleza, no quedaba claro si era el olor fresco de la hierba o la amplitud del cielo de la que uno es más consiente cuando las luces de la ciudad se lo comen todo, cuando el moreno corría por laderas o subía alguna montaña todo su cuerpo se relajaba e incluso era más frecuente ver esas pequeñas sonrisas que se filtraban en el viento y que clase de novio no se sentiría la feliz por lo que haga feliz a su pareja.

Aún que Sísifo era más del tipo hogareño, quedarse los días libres en casa con una cerveza y algún libro en su regazo, no dudaba en acompañar a su pareja de excursión de vez en cuando, pero siempre había sido como ser arrastrado a una aventura que le dejaría los músculos hechos polvo y nunca antes él había tomado la iniciativa.

— ¿un viaje? — la noticia parecía intrigarle, su taza de chocolate caliente se detuvo a centímetros de sus labios, sus oscuros ojos se fijaron en su novio quien sonreía completamente emocionado.

— será solo un fin de semana, Ilias me dijo que puedes obtener una excelente vista desde la cima

— no lo dudo— su taza finalmente bajo— pero tendremos que quedarnos en la intemperie, es invierno ¿Estarás bien con eso?

— El Cid no soy tan delicado, mi hermano me llevaba cuando era más pequeño junto con mis amigos —puso su mano sobre la mesa esperando que el otro tomara su mano— el cielo en invierno debe ser maravilloso, además iremos bien abrigados y es una ruta marcada, en esas condiciones incluso yo puedo seguirte el ritmo

— lo sé...— suspiro mientras unió su mano con la de su pareja dedicándole una pequeña sonrisa— debo volver al trabajo...

Se puso de pie bebiendo rápidamente lo que quedaba en su taza y se acercaba al rubio para despedirse con un beso con sabor a chocolate y canela que hacía que el corazón del rubio se calentará de sobremanera.

— hoy pago yo... envíame los detalles del viaje para saber que llevar

— ¿nos veremos esta noche? — pregunto mientras se giraba para verle en la caja, el otro levanto el teléfono para dar a entender que todo dependería del tiempo que le llamara después.

...

Dos meses de investigación y planeación llegaban finalmente a su fin, había pedido ayuda a su familia y amigos para escoger el lugar ideal, aquel que sería su lugar para siempre, el comienzo de una vida juntos cuando lo pensaba su corazón empezaba a latir con furia y una sonrisa se forzaba en sus labios gruesos agradecía que la bufanda tapara sus facciones.

Todo sería perfecto: una subida hasta aquel claro donde verían las estrellas y tomarían algo caliente mientras se acurrucaban juntos, mientras se hacían cariñosos halagos en voz baja y cuando El Cid estuviera lo suficientemente ruborizado en sus brazos le haría la pregunta. Podía imaginar la forma en que sus ojos brillarían, la forma en que sus manos temblorosas serían incapaz de colocar el símbolo de su amor, sería el final de años de incesante coqueteo y juego previo, el tan ansiado siguiente paso.

La puerta se abrió y cerró con fuerza cuando El Cid se deslizo en el asiento del copiloto frotándose los brazos con sus manos enguantados.

— no hay forma— tomo su termo de café caliente llevándoselo a los labios— el camino está cerrado

— pero... ¿por qué?

— un deslizamiento de tierra— un nuevo sorbo, Sísifo sentía que las lágrimas de frustración se acumulaban en sus ojos— hay un hotel cerca si damos la vuelta en el siguiente desvío ¿Paso algo?

— n... no... solo... es una lástima...

— quizás podríamos hacer parte del sendero mañana, no está todo perdió

Los secretos de PanWhere stories live. Discover now