28. Body Worship

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No podía olvidarlo, tampoco deseaba hacerlo, a pesar de que sabía que nuestro fortuito encuentro supuso una condena por lo menos para mí, me aferre a esas memorias desgastadas de un amor que nunca ha de volver.

¿Acaso cree usted en la divinidad? No me refiero a creer en Dios, por lo menos no en ese Dios, hablo más bien de la idea de lo divino, lo celestial, lo puramente hermoso. No sé cómo definirlo, no hay forma de que mis palabras sean capaces de ilustrar siquiera una décima parte de lo que alguna vez vi, sentí, y vergonzosamente, probé. Quiero contarte mi historia, quiero que leas una parte de lo que he vivido y luego me llames loco por difamar o exaltar, aquello que va mas allá de lo humano.

Todo comenzó una tarde de verano, el calor era tan pegajoso que incluso cuando el sol empezaba a perderse en el horizonte, uno no podía evitar sentirse sofocado, había pasado todo el día vagando por el Partenón llenando mi cámara de fotos a tal o cual estructura que consideraba mediamente interesante. Siempre me había gustado el arte grecorromano, había algo tan perfecto en sus templos de firmes columnas y en esas estatuas descoloridas por el tiempo que era simplemente fascinante, antes me habría bastado con saber que alguna obra estaba inspirada en un mito para sentir aquella punzada de excitación que crean las cosas que amas, pero lentamente sentí la necesidad de contribuir con algo a ese maravilloso mundo, que aun muerto hace siglos no se termina de olvidar. Por eso estaba ahí, me había propuesto como proyecto final de mi carrera, artes, haría una exposición inspirada en los mitos griegos, pintaría cuadros en óleo, decenas y decenas de estos, sobre aquellas historias que habían marcado tanto al occidente, o ese era el plan hasta que lo vi.

Estaba tan enajenado en mi mundo, tan ansioso por plasmar todas esas ideas en el lienzo que apenas me di cuenta que la noche se cernía sobre mí, las voces de los turistas habían empezado a apagarse hace mucho tiempo por lo que cuando me quede en absoluto silencio no le di importancia, las luces artificiales empezaban a iluminar los edificios mientras yo intentaba tomar las ultimas fotos del día, fue ahí cuando lo vi, a través del lente de la cámara divise su figura entre las columnas blancas, me gustaría decir que el también me miro pero estaba dándome la espalda con la cara vuelta al firmamento y murmurando, como un loco, algo en unas palabras que parecían ser griegas pero no terminaba de entender, mire como su boca se abrió dejando escapar un suspiro largo y doloroso antes de que bajara la vista en el momento justo en que mi dedo se presionaba contra el botón, fue tan vergonzosa darme cuenta que no había quitado el flash y verlo voltearse hacia mí con sorpresa.

Me disculpe rápidamente y de forma nerviosa mientras jugaba con la cámara tratando de encontrar en ella alguna protección a su penetrante mirada, hubo silencio, recuerdo que en ese momento lo único que hacia ruido era mi corazón cuando levante la vista él estaba a solo dos pasos de mí, era tan bello.

Siento que la palabra hermoso se ha desgastado en este texto, que esta tan malograda que no le hace justicia a lo que vi, si el cuadro en el que estoy trabajando no llega a tus manos intentare, pobremente, describírtelo. Era alto, casi un metro noventa, era bastante fornido; espalda ancha, pecho amplio, extremidades musculosas y bien trabajadas, tenía un cabello castaño oscuro, chocolate quizás, que le caia en perfectos risos por la frente, hermosa y amplia, nariz griega, labios gruesos y jugosos, los ojos más hermosos que he visto en mi vida, no sé qué color eran, no me pidas describirlos, porque no hay verde o azul que se le compare. Creo que aquel hombre haría parecer al David de Miguel Ángel en un adefesio.

Me paralice, no por miedo o vergüenza, eso se había borrado por completo de mi mente pues él ocupaba cada pequeño espacio en mi cerebro.

"¿me tomaste una foto?" preguntó el con una voz grave que resonaba como un eco en mi cabeza, afirme con un gesto o por lo menos lo intente mientras balbuceaba que había sido un accidente y el me callo con una sonrisa, una sonrisa que me hace querer llorar "no salió bien, es mejor que tomes otra"

Los secretos de PanWhere stories live. Discover now