14. Orgasm Denial

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Inclusive en aquel lugar de guerreros, de mitos y de templos tan antiguos como el mundo, el tiempo siguió su eterno andar.

Lo notaba en los desgastados peldaños de su templó, en la hierba que había comenzado a comerse algún pilar, inclusive el aire que entraba en sus nuevos pulmones se sentía diferente. Su cuerpo había cambiado por gracia divina pero su alma permanecía en el ayer, en un mundo que no sería más por mucho que él lo quisiera. Nuevos santos resguardaban las doce casas ahora y aún que alguno compartía aún los rasgos juveniles que conoció, la mayoría eran completos extraños: su amigo y compañero no era más que una sombra triste en géminis, los niños que había ayudado a entrenar habían crecido algunos retorciéndose por el camino al que él los abandonó, incluso le costaba reconocer a su hermano pequeño en aquel santo de leo.

Todo era diferente.

Todo menos él.

O al menos eso quería creer, que aún que el reflejo al otro lado del espejo le resultará extraño el seguía siendo el mismo joven de catorce años que había dado su vida para salvar a su diosa y que sin dudar lo volvería a hacer. Quería retomar su vida dónde la dejo: entrenar y volver a sus labores en el noveno templo, pasar tiempo con su hermano, quizás entrenar el mismo al joven Seiya para que algún día tomara su lugar como santo de Sagitario, deseaba recuperar aquellos años perdidos, borrar su muerte de la historia trágica del santuario, si él podía seguir siendo el mismo creía que las cosas de algún modo se acomodarían tarde o temprano.

Con Atena, el papá y su regreso quizás todo el daño podría ser revertido, para ello debía seguir siendo la figura intachable que tras la revelación del falso patriarca todos habían elevado a la de un mártir y un héroe.

Sus pretensiones se desmoronaron ante sus ojos cuando lo tuvo a EL de frente, el silencio de su templo se volvió tan asfixiante que no le quedó más que abrir la boca para llenar sus pulmones de aire antes de ahogarse, su cuerpo estaba tan tenso que sus extremidades empezaban a doler y podía sentir a Sagitario gritarle que se mantuviera a salvó de aquel asesino.

Asesino.

No había sido su culpa, se trataba de convencer mientras miraba los ojos vacíos del hombre buscando alguna razón para detener aquella voz interna que le decía que acabará con él antes de que fuera demasiado tarde.

Antes de repetir los errores.

— necesito pasar

Su voz era impersonal, sus ojos de olivo se desviaron hacia el pasillo del santuario, Aioros se hizo a un lado dejando que aquel hombre se arrastrara a su lado como un alma en pena.

Todo había sido perdonado por Atena, por él, pero por qué su cuerpo exigía lanzar un ataque a esa espalda que se alejaba, por qué tenía la sensación de que no estaría cómodo hasta que aquel santo volviera a las oscuras tierras de la muerte.

— eres patético

— disculpa

— hablaba conmigo mismo, sigue tu camino capricornio

Silencio, podía sentir su presencia incluso si no usaba cosmos y aquello lo ponía cada vez peor, se giró para verle a la cara ¿Que había de mal con aquel? Había sido controlado por Saga, no había tenido culpa mayor que creer una mentira, además, él no le guardaba rencor al de géminis incluso le consideraba su amigo aun, entonces por qué no podía soportar la presencia del peliverde.

— puedes marcharte

Se obligó a desviar la vista de aquel rostro, no podía soportar la visión de aquel joven que alguna vez quiso tanto y ahora se revolviera el estómago en su presencia.

Los secretos de PanWhere stories live. Discover now