22. Bondage

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La cabeza le palpitaba dolorosamente, las horas en el juzgado habían sido un martirio, el juez se había mostrado inusualmente indulgente con el criminal y de alguna manera aquel estafador despertaba la simpatía del juzgado, un narcisista de manual que había tenido la osadía de sonreírle cuando lo absolvieron de todos los cargos, esa sonrisa de quién se siente intocable cuántas ganas tenía de romperle la cara de un puñetazo.

Arrojo el saco al lado incluso antes de encender la luz de su departamento.

— Aioros— le llamo mientras se aflojaba la corbata, era extraño que el lugar estuviera tan silencioso cuando el oficial había salido hace horas le dio un vistazo a su teléfono no había ningún mensaje que le dijera que no estaría en casa, su entrecejo se frunció pensando en lo mucho que le hacía falta el castaño ahora que se sentía tan frustrado— Aioros

Volvió a clamar mientras encendía la luz del comedor, en medio de la mesa había una caja de pastel y otros pequeños regalos que le hicieron abrir los ojos rápidamente ¿Olvidó algo? Quizás por estás tan absorto en el trabajo había olvidado su aniversario, otra vez, la amargura se apoderó de su garganta mientras miraba su teléfono buscando en su agenda alguna señal.

12 de enero:

● Llamar a: Izou y Cid

● Juicio de X

● Comprar vino

● Confirmar almuerzo del 15 con Afrodita

Releyó la pequeña lista una y otra vez, buscando alguna mención de Aioros, una cita o algún evento que había olvidado. Incluso reviso su historial de llamadas había tenido varias llamadas perdidas de su familia y amigos, pero ninguno de Aioros. Intento llamarle, pero su teléfono estaba apagado, a medida que pasaban los segundos empezó a llamar a su hermano.

— ¿sí? — Aioria parecía extrañado por la llamada.

— ha... hola... oye ¿Aioros está contigo?

— ¿por qué estaría conmigo?

— no está en casa... y su teléfono está apagado, creí que quizás sabrías algo

— quizás solo no quiere que le molestes— el comentario estaba fuera de lugar, Aioros no era así, siempre le decía si salía o si llegaría tarde era muy responsable para dejarlo en aquel limbo, cosa que él nunca había sabido corresponder— seguro solo fue a la tienda... o algo así ¿Estaba su moto afuera?

No lo sabía, estaba tan enajenado que no se fijó, miro por la ventana buscando en la noche el vehículo del castaño.

— sí, Aioria... hay un pastel en la mesa... ¿Olvide algo?

— ¿por qué me lo preguntas a mí? — le pareció alejarse del teléfono y decirle algo a alguien al otro lado de la línea, el rumor de risas le llego a los oídos— a veces creo que eres un idiota, Shura es 12 es...

La expectación que le causaba aquella palabra fue cortada cuando sintió como una mano tiraba de él, grito un momento mientras aquel le estrujaba contra sus brazos.

— buenas noches— se giró rápidamente mirando al castaño sonreírle a sus espaldas, estaba fuertemente abrigado y llevaba una bolsa en su brazo mientras le abrazaba— ¿Pasa algo? Estás pálido...

— Aioros... lo siento... lo olvide por completo— se giró para abrazarle por el cuello besándole— te lo compensare... enserio, haremos lo que... lo que tú quieras, perdóname

El castaño le miro tan confundido que su lluvia de besos tuvo que detenerse, una risita salió de sus labios mientras se apartaba de él un momento negando con su cabeza.

Los secretos de PanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora