12. Somnofilia

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El Cid dormía poco, siempre había sido así desde que habían sido compañeros de cuarto en la universidad, tampoco es que tuvieran mucho tiempo para descansar estudiaba y trabajaba medio tiempo para pagar la renta y la comida, en ocasiones se había encontrado con el moreno estudiando hasta altas horas de la madrugada con los libros abiertos alrededor y el café frio en la mesa de noche. La dedicación del joven siempre le conmovía, tan recto y ajeno a las distracciones de la vida universitaria, era un joven solitario que pasaba los domingos libres adelantando trabajos, preparando la comida de la semana o limpiando, su vida se limitaba a sus deberes por eso cuando ambos se enredaron una noche de octubre Sísifo quedó absolutamente maravillado con el extranjero.

Le tomo meses enteros para que el otro aceptará nuevos avances: besos y caricias fueron un beneficio por el cual se estarzo tanto como por sus materias y que disfruto mil veces más que el cien en sus calificaciones.

Siempre creyó que una vez que terminaran la universidad, y las pasantías, El Cid finalmente se relajaría un poco junto a él sin embargo en cuanto pudo el moreno comenzó a ejercer y él trabajó lo alejo de el durante un año en el que sentía que en cualquier momento el resuelto hombro rompería con su relación.

— compré...un departamento— murmuro el moreno una noche mientras comía con calma un poco de cordero. Una felicitación corta escapó de los labios del mayor mientras miraba al de ojos oscuros intentar formular algo— ¿Quieres mudarte conmigo? Está... a media hora de tu hospital y... ¿podríamos volver a vivir juntos?

Sus hombros se relajaron ante la propuesta del menor, sentía un ligero cosquilleo en su pecho ante la posibilidad de despertar todos los días a su lado. Y aún que la compañía era grata ahí se dio cuenta de que su novio no solo estaba sobrecargado de trabajo si no que tenía fuertes episodios de insomnio.

— me preocupa que no duermas lo suficiente— murmuro mientras el moreno posaba su cabeza en su regazo con los ojos fijos en la televisión, las oscuras ojeras contrastaban con su piel de porcelana— sabes que la falta de sueño repercute en tu salud

— sí, lo sé— se apartó soltando un suspiro, se le notaba cansado— pero no tengo días libres hasta diciembre

— faltan dos meses— el ibérico se encogió de hombros, como era posible que dejara de lado su salud.

— Estaré bien... — tomo su mano con cuidado dándole un beso en el dorso antes de levantarse.

...

Sísifo no entendió muy bien las palabras que salían del auricular de su teléfono, tuvo que pedir que se lo repitieran una vez más mientras tomaba sus cosas y caminaba fuera del consultorio con el corazón latiéndole rápidamente en el pecho, maldijo cada semáforo y atasco en su camino, sentía como los ojos empezaban a picarle con el agua salada que se acumulaba en los bordes de sus ojos su respiración era irregular cuando bajo del auto y corrió hacia la puerta hizo oídos sordos a las quejas del personal mientras corría a urgencias buscándolo en cada camilla hasta que finalmente dio con él.

Sus ojos se encontraron, los orbes violetas se desviaron como avergonzados ante la intensa mirada de color azul.

— Cid— le abrazo y noto como el menor se ponía tenso entre sus brazos— lo siento ¿Estás bien?

Acarició su rostro notado algunas puntadas en su frente muy cerca de la raíz del cabello, también estaba lleno de golpes, se alejó un poco para ver si tenía algo roto o había más heridas.

— estoy bien, no fue tan grave, la otra persona alcanzó a frenar— callo tomando sus manos, Sísifo tenía muchas ganas de preguntar cómo había pasado— solo parpadee y parece que pise el acelerador...

Los secretos de PanWhere stories live. Discover now