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Los dedos no dejaban de temblarle a pesar de tener ambas manos bien encerradas entre su regazo. Al igual que dichas extremidades sus rodillas se trepidaban a un ritmo poco controlable. Aunque parte del movimiento era medianamente voluntario a raíz del nerviosismo con el que combatía y que trataba de calmar en vano dado que su mismo cuerpo buscaba un desahogo entre tanta represión. Sus labios se vislumbraban más pálidos que de costumbre. Cualquiera que le mirara pensaría que estaba enfermo no sólo por la decadencia de tonalidad entre sus rasgos. También gracias a la expresión desorientada que cargó desde el inicio.

El frío de madrugada tomaba factura en su magullado cuerpo a pesar de traer encima un abrigo que por lo menos le cubría hasta las rodillas. El ambiente mismo no ayudaba a que la espera fuera soportable. Veía al personal caminando de un costado a otro sin que alguno se detuviera a proporcionarle informes. Varios departiendo con sosiego y familiaridad como si no hubiera un solo motivo para lamentarse mientras, en lo que a él respecta, la intranquilidad no mermaba de su cuerpo sumiéndolo en un estado de frustración y culpabilidad constante.

El único refugio que encontró de momento fue mirar los rayitos amarillos de su pijama como un rompecabezas al que no conseguía darle un sentido todavía porque nada parecía guardar coherencia en medio de su inspección a la deriva. Ocasionalmente la curiosidad le dominaba. Elevaba su cabeza para explorar los alrededores, sin embargo, volvía a él la alarmante sensación de que todas las miradas se posaban sobre su miserable fisonomía. Algunas para juzgarlo por su vergonzosa apariencia y otras inmersas en el deseo voraz de comprender qué hacía un intento de pikachu en la estación de policía a esa hora.

Por estos y otros motivos DongHae no paraba de contraerse en el asiento de estructura helada e incómoda. Afuera ya estaba por amanecer. Pero ellos continuaban ensartados ahí sin importar el transcurso de los minutos. Sin importar que Hae se desencajaba para llorar en silencio cavilando en la mala suerte que se cargaba como para que, lo que en un inicio pintaba para ser la mejor noche de su vida, terminara de una forma tan grotesca y lamentable. Angustiado hasta lo último, repitiéndose que todo estaría bien y cuestionándose a más no poder sobre el bienestar de su Gatito.

A quien, por cierto, no veía desde que llegaron.

Dicho recuerdo provocó que Hae apretara sus labios. No soportaría volver a sollozar como un niño ya que él sabía mejor que nadie que las lágrimas nada solucionarían, pero el temor lo hundía igual que un ancla aferrada a su pie que en lugar de darle estabilizad le robaba el oxígeno y oprimía su pecho como resultado de la ansiedad.

¿Qué les esperaba? ¿Qué le dirían a Hyukjae? ¿Sería cosa de una multa nada más? Pero, lamentablemente, el castañito se sabía más que consciente de la gravedad del asunto. De inicio, porque HyunWoo no pudo ser trasladado a la estación de policía igual que ellos para realizar la declaración, sino que fue directamente enviado al hospital en un estado inconsciente.

DongHae no soportaba la zozobra. En todo momento angustiándose ante la agresiva imagen del estado en el que se llevaron a HyunWoo de su departamento. No tanto por el bienestar de aquel tipo que, de no ser porque fue impedido, quién sabe qué cosas horribles le habría hecho con tal de arrastrarlo consigo. El lamento del castañito por dicho sujeto era nada más un reflejo de lo mucho que le importaba el bienestar de Hyukjae. Finalmente, éste cargaría con la responsabilidad de las agresiones físicas que se le encontraran al CEO de Gaen-art.

—Solecito lindo —le llamó Kim Heechul sentándose a su lado para rodearlo por los hombros y apegarlo a su cuerpo queriendo proporcionarle un consuelo de muchos otros que recibió durante el transcurso de su guardia—. Ustedes tienen bastante a favor para que Hyuk no salga perjudicado. Ya no te angusties más. Nada malo va a pasar —.

Strawberry [EunHae]Where stories live. Discover now