En la oscuridad

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Lucy Gray se asomó por una grieta. El vestido le dificultaba moverse rápido, y Coral la empujaba para que se apresurara.

El olor a podredumbre era insoportable, pero iba desvaneciéndose a medida que el grupo de tributos sobrevivientes se adentraba en las alcantarillas.

Llevaban horas caminando. Debían ser las tres de la madrugada cuando Peeta levantó la mano para que todos se detuvieran.

—¡Deberíamos descansar un poco! Ya tomamos mucha ventaja, si hubieran pensado que estaríamos en las alcantarillas ya nos abrían atrapado.

Lucy Gray se acercó a él, mientras los demás se sentaban un poco, se quitaban los zapatos para aliviar sus pies ampollados.

—¡Esta agua está limpia…se puede beber! O al menos eso parece, ¿qué dices?

—Debe ser de los jardines. No la conectan con el agua contaminada. Pero aún así se ve tan transparente…es extraño.

Lucy Gray se inclinó hacia el agua y tomó un poco en sus manos, cuando un enorme pez anaranjado pasó sobre ellas. Ella sonrió maravillada de ver algo tan hermoso. El pez estaba confiado, posiblemente nunca había visto un humano antes.

—¿Un pez en las alcantarillas? —preguntó Reaper— ¿En serio?

—¡Hay cientos debajo!

—¿Pero por qué?

Coral, que era del distrito de pesca, se acercó a ver aquello. No eran peces marinos, pero los conocía muy bien.

—Son peces coi modificados para depurar el agua. La vuelven potable…es completamente seguro beberla…—no terminó de decir eso, cuando todos los chicos se lanzaron a beberla como condenados.

—Despacio por favor, recuerden que beber muy rápido después de estar deshidratado puede ser mortal —les advirtió Peeta.

La chica morena se rió con una carcajada.

—Parece que nadie te va a escuchar con la sed y el calor que tienen. Pero tenías razón, fue una excelente idea huir por las alcantarillas.

Peeta había convencido a todos los tributos que lograron huir, también gracias a él, pues derribó al agente de la paz que podría haberlos matado. Tras ese incidente, y debido más que nada a su seguridad y carisma, los muchachos parecían confiados en su liderazgo.

—Lamento que hayan tenido que caminar tanto hasta aquí. Después de todo, no teníamos idea de qué podríamos encontrarnos. Fue una fortuna encontrar comida y agua…pero bien pudo ser solo, ya sabes, solo caca.

—Aun si solo hubiera sido caca, estamos sumamente seguros aquí…olemos fatal pero…—susurró Bobbin, antes de lanzarse desnudo al agua para refrescarse.

Lucy Gray y Peeta se miraron desconcertados de aquella perturbadora imagen, pero luego continuaron su conversación.

—Incluso si intentan seguirnos por la alcantarilla, se perderían en el laberinto varias veces antes de encontrar esta ruta. Fue muy inteligente haber escogido venir por esta, yo no habría podido orientarme —afirmó la cantante, asombrada.

—Digamos que tengo un pequeño conocimiento de los planos subterráneos del Capitolio. Pero temía que algo hubiera cambiado.

—Te debemos la vida, Peeta.

—No puedo decir eso hasta que los saque de aquí realmente.

—Pero, incluso si son cien años o un solo día, nuestra vida está a salvó gracias a ti —le dijo Lucy Gray, suavemente.

Peeta sonrió encantadoramente. Luego se puso serio cuando su estómago comenzó a rugir como desquiciado.

—Aprecio mucho tu apoyo, Lucy Gray. De no ser por ti no me habrían escuchado —dijo, con una expresión exhausta, pero feliz—. En todo caso, debo agradecerles a todos por seguirme y no dispersarse.

Jugando con NieveWhere stories live. Discover now