Memorias del distrito 12

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Katniss llegó al mediodía al centro de tributos. Aún estaba vacío, pues la cosecha todavía no se había efectuado oficialmente. Pero la realidad es que sería una muy arreglada para que salieran los niños que más le dolieran a la gente del Capitolio. Quienes sí estaban ahí eran los rebeldes que se habían ofrecido como mentores. Coin no se atrevió a exigir a nadie a ser mentor, pero incluso con lo desagradable de la tarea, hubo cientos de candidatos deseosos de venganza.

Ella caminó por el pasillo, el aire acondicionado golpeaba en sus mechas de pelo ahora corto. Pensó en el enorme frío que hacía como para que siguieran manteniéndolo prendido.

Algunas cosas habían sido remodeladas. Más bien el edificio había sido despojado de sus lujos completamente. Ahora solo habían colchones simples en el suelo, colores neutros, áreas comunes de alimentación sencillas y los centros de entretenimiento apenas tenían implementos.

Tras un rato buscando el centro, pudo ver a un par de niños deambular por el recinto. Estaban algo delgados, cansados y hasta podría decir que enfermos. Era claro que los habían sacado de las familias capitolinas importantes para evitar que éstas los escondieran antes de la cosecha. Sin embargo, ninguno de ellos era Ava Snow.

Entró en lo que solía ser el centro de entrenamiento del vasallaje. Vio a una docena de rebeldes reír mientras tomaban una merienda abundante. Junto a ellos estaba Johanna.

Cuando la chica vio a Katniss aplaudió burlonamente mientas sonreía.

—¡Miren quién decidió venir a trabajar!

Katniss le sonrió de regreso, la verdad se alegró de verla otra vez.

—Hola, Johanna. Ha pasado tiempo.

—Supe que tuviste una aventura alocada en algún lugar del tiempo y el espacio.

—Larga historia —respondió, algo incómoda con las miradas de los demás sobre ella— ¿Puedo hablar contigo en privado?

—Sí, por qué no.

Se fueron a una habitación contigua, mientras Johanna mascaba una manzana y soltaba chistes sobre todo lo que había pasado últimamente durante la ausencia de Katniss.

—Veo que han estado ocupados.

—Mas que nada Gale. Se le pega a Coin como una garrapata.

—Ya lo noté.

—Bien, ¿qué querías decirme tan privado?

—Coin me dijo que eras la mentora de Ava Snow.

Johanna asintió y tiró la sobra de su manzana al basurero.

—Sí. Me tocó el premio grande, pero no en el buen sentido. La niña no durará nada. Eso sí, en la cosecha estará sí o sí su nombre.

—¿Coin te lo pidió? Ser su mentora.

—Me ofrecí, pero Gale todavía no me la entrega  —se quejó.

Katniss abrió los ojos, sorprendida de lo lejos que había llegado Gale.

—No pareces muy contenta con tu responsabilidad.

—Pensé que sería divertido. Pero en vez de eso tengo que levantarme temprano para arreglar cosas de los juegos y ayudar a que todo sea “solemne” —dijo, haciendo una mueca de desagrado.

—En ese caso, tal vez mi trato te interese. Quiero ser mentora de Ava Snow. Así no tendrás que cargarte de trabajo estos días.

Johanna se rió. Creyó imaginar que Katniss tenía muchas razones para hacer pagar a Snow, pero nunca pensó que fuera alguien demasiado vengativa.

Jugando con NieveOnde histórias criam vida. Descubra agora