Johanna

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No es como que Coriolanus Snow desconfiara hasta de su sombra, cosa que en realidad hacía. Es que no podía evitar sentirse nervioso por la citación tan repentina al centro de tributos.

Él no conocía en absoluto a Haymich y no sabía que esperar de él. ¿Podría estar en realidad deseoso de vengarse? No lo sabría a menos que fuera y no le era tentador. También estaba el asunto de la niña, ¿qué pasa si le hacían algo?

Trató de no pensar demasiado en eso durante el trayecto en coche. Miró a Ava que estaba al lado de él en los asientos de atrás, como buscando su opinión del asunto. Era curioso cómo se había encariñado tan rápido con ella con tan solo saber que compartía su sangre; aunque, había algo más que eso que los unía. Era como si hubiera podido por fin deshacerse de esa curiosidad intrínseca de saber cómo habría sido su vida si su hermanita menor hubiera sobrevido. Ahora que lo pensaba, si ella viviera tendría aproximadamente la misma edad de Ava.

Lo que era un hecho para él, es que no quería verla en los juegos. No quería verla a ella ni a ningún niño, no después de lo que sus propios ojos vieron en su tiempo y sobre todo lo que Katniss le dijo sufrir en aquellos días en la arena.

—¿Ava, por qué no llevas el apellido de tu padre?

—Mamá sufrió mucho porque mi padre la abandonó cuando yo era una bebé. Se enamoró de otra mujer, una vencedora de los juegos y se escapó con ella —respondió, sin demasiado reparo en la reputación de su familia

—Oh. Ya veo, no era alguien presente. Pero entonces tu padre está con vida…

—Sí, pero murió en el distrito 11 en un accidente.

—Huyó bastante lejos.

—No era su plan. Pues había huido al distrito 2 cuando el abuelo lo encontró y convirtió en avox junto con la chica y los exilió al distrito 11.

Eso era curioso. Los dejó vivir. Considerando lo cruel que era el presidente Snow…¿los había dejado vivir? Cómo si Ava hubiera adivinado su pregunta, se apresuró a responder:

—El abuelo no quiso matar a mi padre, porque cuando lo encontró yo ya era mayor y no quiso que eso quedase en mi memoria —dijo, algo reflexiva—. Así que por eso conservé el apellido de mamá.

—¿Cómo se llamaba tu madre?

—Lidia, Lidia Snow. El abuelo la quería mucho, pero no le gustaba su actitud. Decía que era una mala influencia para mí.

Katniss fingía estar atenta al camino desde su ventanilla, pero en realidad los estaba espiando con el rabillo del ojo y escuchando la conversación.

—¿Mala influencia?

—Sí. Ella no se parecía en nada al abuelo o a la abuela, ni siquiera físicamente, porque tenía el pelo y la piel morenos. —Sonrió al hablar de su madre.— No era fría ni reservada. Era extrovertida, dulce y coqueta. Tenía una voz hermosa y no quería nada más que ser artista. No era como sus hermanos. Era la oveja negra de los Snow.

—¿Traté mal a tu madre?

—Eras duro con ella, sí.

—Lo siento mucho por eso —suspiró, ahora agotado con esa información. Había tratado mal a su hija e indirectamente había causado su muerte.

—¿Algunos de los hijos que tuve con Livia Cardew, siguen vivos?

—No. Uno de tus dos hijos estaba fuera cuando las últimas bombas cayeron y el otro fue ejecutado por tus guardaespaldas cuando te capturaron.

Él agachó la cabeza y luego hizo una última pregunta que le puso incómodo por alguna razón, pero necesitaba saberlo.

—¿Tuve un hijo con otra mujer? ¿Quizás un hijo no reconocido o fuera del matrimonio?

Jugando con Nieveحيث تعيش القصص. اكتشف الآن