El veneno es frío

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Volumnia Gaul era una mujer aterradora e imponente. Su reputación le precedía. Katniss no tenía demasiado conocimiento de los ex vigilantes en jefe de los juegos anteriores, menos de esta en particular. Creyó haber leído su nombre en algún libro de la historia de Panem tras los días oscuros y la creación de los juegos del hambre, pero ese recuerdo era difuso. Digamos que cuando niña no tenía mucho interés en recordar a una vieja genocida.

—¿Cómo se encuentra, señor Snow? —preguntó, casi como ignorando a Katniss.

—Me siento mejor, gracias —respondió con un tono neutral y aparentando tranquilidad aunque por dentro estaba temblando— Mi amiga Primrose me sacó de una situación peligrosa.

—Claro…tuviste suerte de que la enviara contigo, ¿no? Es útil tener a alguien que se arriesgue sin pensarlo por ti.

—No tenía razones para no hacerlo —respondió Katniss, con frialdad.

—Claro, pero tampoco para hacerlo. Tu comportamiento fue algo inusual, debes admitir. Puedo ver en tus ojos de que el señor Snow no es alguien al que tengas mucho aprecio…entonces, ¿por qué lo hiciste?

Katniss tampoco sabía la respuesta a eso. Quizás solo lo hizo porque no tenía a nadie más en ese mundo desconocido con quién contar. Claro, estaba Sejanus, pero estar cerca no era tan seguro como antes. Coriolanus en cambio…Bueno, en realidad no entendió por qué se lanzó a salvarle la vida. No parecía racional.

Se hizo un silencio incómodo ante la pregunta venenosa de la doctora, por lo que Coriolanus la reconfortó con una disimulada palmadita en el dorso de la mano derecha.

—Es que Prim es así. Puede que a usted le parezca algo fría, pero es una amiga leal y una persona sensible. Por favor no le haga preguntas como esas, está afectada aún por lo sucedido.

—Sensible o no, se quedó sin dudarlo en un tiroteo para salvarte. Tienes demasiados guardianes protegiéndote, Snow.

Él sonrió levemente, como si el comentario le diera cierto orgullo. Pero luego ensombreció la mirada.

—Sí, es verdad. Quizás no les he valorado lo suficiente —dijo, con más sinceridad de lo que hubiera querido expresar—. Pero no creo que haya venido aquí para hablar de mis seres queridos. ¿Qué necesita?

—Pues…¿Estás al tanto de una de mis últimas investigaciones? Aprovechemos a repasar sobre esa clase a la que Primrose asistió.

Coriolanus suspiró. Su cerebro no estaba en el mejor momento para recordar los libros que había leído últimamente, era como si le hubieran reseteado todos los recuerdos pesados.

—Era algo sobre la longevidad de algunos mariscos…

—Odio como con una frase has hecho parecer diez años de mi vida como un proyecto de primaria —dijo, bromeando sobre su decepción— Los mariscos son longevos y quiero que los humanos más brillantes y útiles para la sociedad también lo sean…

«¿Y eso qué tiene que ver conmigo», pensó Snow.

—Ya veo…suena bien, pero…

—No es posible, por supuesto. Pero en el intento hice un descubrimiento aún más interesante. La memoria genética es una buena forma de ir al pasado. ¿Le gustaría conocer a sus antepasados?

—Sinceramente me da igual.

—A mi también. ¿Pero qué hay de sus descendientes? ¿Le suena más interesante?

—Supongo que sí.

—Pues por eso tengo los ojos con vista al futuro y haciendo todo a la inversa, modificando el código genético de los sujetos, resultó ser posible también, al menos en parte…

Jugando con NieveWhere stories live. Discover now