Por los dos

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Bueno, ya lo había soltado todo. Coriolanus creía que las palabras eran como el dentífrico, una vez que salían no había manera de regresarlas a su envase.

De todos los seres del universo había escogido a la mujer más inalcanzable para decirle que había caído en eso de enamorarse.

Por supuesto, nunca creyó que decirle era una buena idea, pero a medida que pasaban los segundos de silencio e incomodidad entre ambos sentía demasiado arrepentimiento y agitación en su corazón.

Katniss inhaló para calmarse. Lo miró allí, de pie y sereno como la brisa primaveral. No imaginaba que sus pensamientos eran un huracán que había desatado con su rechazo. No pensaba disculparse por rechazarlo, pensaba ella que su postura era absolutamente lógica y tenía razón en ello incluso desde la perspectiva de Snow.

Finalmente, él abrió la boca.

—Tengo trabajo aquí, ya sabes que está casi listo. —Tragó saliva y se mordió la boca con nerviosismo— No le tomes mucha importancia a lo que dije. Fue inapropiado y estúpido.

—Como si pudiera borrarme la memoria…—se quejó en respuesta.

—Tómalo como la imprudencia de un chico que no tiene experiencia con mujeres y confundió las cosas. ¿Sí? Lo superaré. —Por supuesto mentía.

Katniss no pudo evitar sentir lástima por él. Era capaz de ser un monstruo genocida y ese tipo de cosas, pero ahora solo parecía un cachorro tristón al que sus dueños acaban de abandonar. Hasta creyó ver sus ojos húmedos y enrojecidos. Le dió la sensación de que realmente le había dado una paliza emocional y que esa máscara de serenidad se había desmoronado.

Se sintió maternalmente impulsada a buscarle una solución a eso. Ella se rascó la nuca antes de empezar a hablar.

—Pero… estoy segura vas a encontrar el verdadero amor, digo, en el futuro te casas con Livia Cardew —dijo, pensando que revelarle ese pequeño dato de su vida le ayudaría a poner las cosas en perspectiva. Livia era irritante, pero tal vez su personalidad malvada podría llegar a compatibilizar bien con él, al menos según ella.

—...—No pudo responder nada, solo abrir la boca de asombro y no precisamente del bueno. La perspectiva de casarse con Livia le había succionado la vitalidad.

Katniss notó que lejos de consolarlo, lo había traumatizado.

—Bueno, la gente puede cambiar…—El tic en el ojo de Snow la hizo cambiar de idea— Bueno, también…estoy segura de que puede ser tu amiga Clemensia. Eres amable con ella y hacen todos los deberes juntos. Ella es amable, educada y linda.

—Tienes razón, ella es todo eso… —Tragó saliva y miró a otro lado.

Ante la confirmación de que consideraba que Snow consideraba a Clemensia una amiga cercana, amable y guapa, Katniss abrió los ojos y apretó los dientes. No esperaba que respondiera a eso tan rápido.

—Ya veo…—dijo, asintiendo con la mandíbula tensa— ¿Ves? Lo que dices sentir por mí no es nada. Solo una confusión.

—Oh  pero… —Soltó una risita burlona y anotó la fecha del futuro en la cabina. — ella es todo eso, pero no eres tú.

—¡¿A qué te refieres?! —Volvió a su estado de ánimo irascible, no le gustaba que Snow insistiera con ese absurdo—. Dices muchas cosas, pero ambos sabemos que si una mujer atractiva se te cruza, jamás volverías a mirarme a la cara. Date una semana y esto quedará enterrado en el olvido.

—Te apuesto a que no —afirmó con toda seriedad—. Ya queda menos para que la membrana celular se rompa por completo…pronto veremos si esto funciona.

Jugando con NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora