Traición

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Qué estaba haciendo Coin? ¿Por qué traer al Presidente Snow a la celebración de invierno, cuando todos estaban felices? Vaya manera de arruinar el momento para todos. Pero para Katniss eso representaba más que solo un mal momento, sino una amenaza directa y terrible; por un momento los vio a todos los que estaban reunidos, atacando a Coryo y linchándolo  públicamente.

Se arrepintió de haberlo traído y expuesto a tal peligro. Pero luego recordó que la doctora Gaul posiblemente hubiera sobrevivido a sus propias serpientes y no habría poder humano que lo salvara si ese era el caso y se quedaba en el pasado. Aunque aquí, gracias a Coin, el panorama no se veía diferente.

Coriolanus estaba nervioso, ver al presidente Snow había sido un shock para él. Nadie te prepara para ver algo como eso. De cierto modo sintió algo romperse dentro de sí al contemplar lo que podría haber sido su futuro. Una cara arruinada por las operaciones y un corazón, que aunque invisible, yacía en el fondo de su pecho contaminado por su propio veneno. Snow era una serpiente que se había mordido a sí misma.

—Señorita Everdeen, que gusto verte disfrutar de la velada —dijo, con su ironía y naturalidad de siempre. Ni el presidio ni el verse a sí mismos habían sido capaces de romper su compostura.

—¿Qué hace usted aquí?

—Tu presidenta me invitó. Debo admitir que la decisión de colores amarillos para la decoración fue una muy buena elección…

—No hables como si fuéramos amigos.

Coriolanus tenía la lengua pegada al paladar de la resequedad de su boca. Estaba claramente afectado y apenas podía mantener la mirada fija. Katniss lo agarró de la mano con suavidad para tranquilizarlo.

—Ah, ¿quién podrá ser? —preguntó con toda la intención de que la gente te oyera. Por un momento Katniss pensó que iba a abrir la boca y que debía matarlo antes de que eso sucediera.

—No te atrevas…—lo amenazó en voz baja.

—¿Otro primo? —se burló con una broma interna— Oh…ya lo recuerdo. Uno de los hermanos del joven Mellark, el chiquillo que trabajaba en las minas.

—¿?

Snow pestañó con lentitud, siendo evidente que se traía algo entre manos. ¿Qué ganaba ocultando su asombro de ver a su versión jóven? En vez de eso le inventó un nombre, una historia y todo.

Coin tragó saliva, su semblante parecía decepcionado cuando escuchó al anciano tan ligeramente saludando a alguien que fingió era familia de Peeta.

—¿Lo conoce? —preguntó Katniss, siguiendo la corriente.

—Una vez —dijo dando una sonrisita cínica. Luego los guardias lo siguieron escoltando hacia un asiento cercano antes de la ceremonia—. ¿Logró escapar del bombardeo del 12? Milagroso. Quizás después tengamos tiempo para hablar, señor…Mellark.

Coryo quedó congelado en su lugar, con los ojos bien abiertos al sentir el roce de la chaqueta del viejo contra su brazo. No pensó sentir miedo de sí mismo, no al menos de una manera tan literal.

—Kat…Kat quiero salir de aquí.

Ella tomó su mano con más fuerza.

—No, tranquilo. No le des importancia, es una persona diferente.

Él asintió, dándose cuenta de lo malo que sería irse en ese momento.

—Esa mujer está tramando algo. No creo que haya sido coincidencia traerlo aquí.

—Justo en una celebración, claramente lo ha hecho adrede —se lamentó—. Tengo que hablar con Snow. 

—¿Qué? —él preguntó casi ofendido.

Jugando con NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora