Fotografía

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Katniss no esperaba eso. Al menos no así. No era como si le importara demasiado las condiciones de salud del viejo Snow.

Se agachó y le abrió la boca para extraer una muestra de saliva en un algodón previamente preparado. Metió el pequeño frasco en su bolsillo, satisfecha de haber conseguido lo que quería.

Salió con sigilo del invernadero, asegurándose de que nadie la estuviera esperando afuera. Por fortuna no había nadie allí además de la niña.

—¿Esperaste mucho?

—No, solo fueron unos minutos.

—Hubo un cambio de planes. Te despedirás de Snow más tarde. ¿Bien?

Ella asintió, sin demasiado que decir o con qué contradecir a su nueva mentora. Sabía que ella cumpliría su palabra en algún momento, confiaba en ella más que en nadie en ese momento al menos.

Katniss le dió una palmadita en la espalda para reconfortarla y la guío de regreso a la entrada.

Allí sí había guardias esperando, pero eran algo diferentes a los que las habían registrado anteriormente, desde sus rostros hasta su uniforme habían cambiado. Era curioso para Katniss que a esa hora precisamente hubieran  efectuado un cambio de turno considerando lo estricta que era Coin con los horarios.

Intentó no mirarlos demasiado, para no levantar sospechas, además de caminar con normalidad aunque estaba sudando del nerviosismo. No quería dar explicaciones por su extraño comportamiento o por su inusual visita a su enemigo.

Un guardia de ojos verdes como los de un gato se acercó y la miró con sospecha, antes de susurrar a su compañero. Luego bajó la mirada a Ava y le apuntó con un arma. De inmediato esa súbita acción hizo saltar a Katniss de su lugar con tal de proteger a la niña.

—¿Qué cree que hace?

—¿Por qué está ella aquí, soldado Everdeen?

—Es mi tributo.

—No me importa. Nadie sin autorización tiene acceso a las instalaciones. Incluso usted y su tributo.

—¿Según quién?

—La líder.

—Pues cuando tenga tiempo de sobra lo hablaré con ella personalmente. Ahora déjenme pasar.

—Espere un momento.

—¿A qué? ¿Exactamente a qué? —preguntó, ya exasperada.

—El Vigilante en Jefe fue informado de su visita al ex presidente.

—El vigilante en jefe no tiene nada que ver con esto.

—Pero sí con la niña, Katniss. Ella es parte de los juegos…—Gale la interrumpió, entrando en el jardín exterior con un par extra de soldados con él.

Katniss rodó los ojos y tragó saliva. No estaba segura de qué pretendía Gale formando estos espectáculos públicos y alardes de poder, pero sí eran para cobrar su favor, no estaba funcionando.

—Bien…¿Qué harás ahora? —Suspiró resignada.

—No estoy enojado, Katniss, pero, ¿por qué están aquí? ¿Por qué traer a la nieta de Snow a visitarlo? —preguntó Gale, sin comprender nada—. Y encima mentirle a los guardias.

—Se lo prometí a cambio de cooperar conmigo. Nada pasó, ¿por qué debo darte explicaciones?

—Lo que haces con los tributos quieras o no es asunto mío. ¡Estás actuando muy extraño! ¿Qué planeabas hacer hurgando entre las cosas de Snow?

Jugando con NieveWhere stories live. Discover now