67.Friendship

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Los días pasaban con su habitual temporalidad sin embargo para el chico de sudadera blanca que ya necesitaba un retoque a su tinte rubio el tiempo le parecia una eternidad con su aburrida rutina de evitar a todo el mundo encerrado en su hogar.

Claro que su plan inicial no era ignorar a todos en el pueblo pero los demás se lo habían puesto difícil con sus mil y un preguntas que le hacian cada que le veían; tampoco es que fuera fácil ignorar al tonto e insistente chico de ojos morados quien le había estado yendo a ver sin falta cada día desde aquel fatídico día.

Sabía que en cuanto le viera le pediría una explicación por sus acciones ocasionadas por el alcohol y luego le dejaría de hablar por lo incomodo que fue aquel estúpido beso.

Todo estaba perfecto y lo tuvo que arruinar.

Por lo que los primeros días fueron una tortura, con la culpa constante de saber que había arruinado las cosas y que todo lo bonito que tenía lo había echado a perder con un impulso tonto, teniendo al ojimorado sin falta en su puerta cada amanecer y atardecer durante un largo tiempo hasta que por fin se canso de insistir y simplemente no regresó; claro que eso hizo que su corazón se estrujara al saber que ya no le importaba, pues aunque estaba feliz de ya no tener que soportarle en su puerta también extrañaba saber que le interesaba al menos para saber que coño había pasado esa noche.

Pero no pensaba volver a sumergirse en su propia miseria una vez más por un amor fallido.

Por lo que, a pesar de estar ignorando a todos y haberse convertido en un lobo solitario, disfrutaba de hacer su día productivo con pequeñas tareas que para el eran suficientes para contar como su día productivo.

Este día tocaba una tarea un tanto más complicada; volver a sus fechorías habituales hacia el alcalde, aún si este ya no era el mismo objetivo de hace un mes.

No tenía un elaborado plan, solo quería molestarle un poco para hacer su día más divertido de lo que de por sí era. Así que al caer la noche, y sin preocuparse de que alguien le viera, salió de su casa con el único objetivo de molestar al cansado nuevo alcalde quien sabía estaría en la alcaldía ordenando algo de sus nuevas responsabilidades.

Llegar fue sencillo al igual que infiltrarse, pues el único que había hecho alguna fechoría al nuevo alcalde era Luzu, y al todos saber quien era no había mucha necesidad de incrementar la seguridad al alcalde como antes, y esperaba que siguiera así para poder hacer más maldades sin ser molestado.

El edificio estaba tranquilo, puesto que los únicos ahí eran al parecer Auron y él, sin contar a los guardias de seguridad que aún estaban ahi esperando a que el alcalde termine sus deberes.

Al no haber mucha gente por los pasillos le fue fácil escabullirse hasta su oficina, manteniéndose escondido en la ventilación mientras esperaba el momento para comenzar con su plan.

Su primer broma hacia el alcalde sería algo simple, pues era más que nada una excusa para poder distraerse de sus días aburridos, solo pensaba en dejarle alguna bomba fetida o soltarle un par de huevos y que su oficina se llenará de gallinas, pero su improvisado plan fue interrumpido cuando vio que una pila de papeles que estaban detrás del alcalde se cayeron al las ventanas abrirse de manera estruendosa por el viento; esto hizo que ambos se sobresaltaran por el ruido y desastre que esto causó.

Obviamente el alcalde pensó en que algo había acomodado mal, sumado a que estos días era bastante olvidadizo y seguramente se le olvidó cerrar la ventana haciendo que todo se venga abajo, sin embargo Rubius tenía sus dudas, pues las ventanas estaban cerradas hace tan solo unos minutos pues sabia por experiencia que esas tenían una especie de seguro automático que era imposible abrir por fuera, ya había intentado escalar en otras ocaciones para entrar y  no pudo al verla cerrada.

I H̶ᴀ̶ᴛ̶ᴇ̶ (ʟᴏᴠᴇ) ʏᴏᴜ || RᴜʙᴇɢᴇᴛᴛᴀOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz