2. Okay, you're fine

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Aquel día era hermoso, últimamente las lluvias en Karmaland eran eternas por el clima sin embargo ese no parecía ser el caso de hoy por tan radiante sol que iluminaba todo Karmaland.

La vida en el pueblo era tranquila por el momento, con solo amenazas menores que podían controlar junto a los guardias sin problemas por lo que Vegetta se paseaba por el pueblo sin una pizca de preocupación.

Hoy vería a Rubius y esperaba poder lograr lo que sus compañeros no, tanto para ayudarle como para demostrar que era el mejor hasta para eso.

Caminaba en dirección a la casa del oso, con solo una mochila en sus hombros y su radiante sonrisa, estaba de buen humor y esperaba que eso siguiera por el resto del día.

Normalmente sus compañeros le sacaban de sus casillas con facilidad y Rubius no era la excepción, podía decir que incluso era el que mas le hacía perder la paciencia cuando estaban juntos, aún así disfrutaba de su compañía.

Tras pasar el lago por medio de una balsa y darle un vistazo rápido al exterior en busca de alguna cosa ilegal de la que no se había dado cuenta tocó el timbre de la puerta principal esperando a que le abrieran.

-¿Quién es? -preguntó su propietario desde dentro, por los cristales podía verle bajar las escaleras.

Una vez el dueño de la casa llegó a la puerta la abrió, viendo de quién se trataba para poder formular una buena excusa y así liberarse de él lo más pronto posible.

-Hola Vegetta -saludo de lo mas normal, eso engañaba a los demás pero el pelinegro era más atento al más mínimo detalle- ¿Qué te trae por aquí?

-Quería visitarte, hace mucho que no te pasas por el pueblo -dijo, Rubius le había dejado entrar, sin embargo no se movía de la entrada- ¿Cómo te va?

-Estoy acomodando todo por aquí, prefiero tener todo en su lugar antes de comenzar con cualquier otra cosa -dijo con la típica sonrisa que tenía estos días.

-Ya veo, podría ayudarte, así tendrás mas tiempo para otras cosas -sugirió, notando que Rubius estaba analizando que decir- el tren te estaba quedando muy chulo, también te podría ayudar con eso.

Vegetta le complicaba las cosas, todos sus amigos venían con cualquier excusa, le  preguntaban algo y él podía echarlos sin ser descortés, pero el pelinegro le ponía las cosas difíciles al ofrecerle su ayuda en lo que él le decía, eso era un problema.

-No es necesario -sonrió falsamente- me gusta hacer todo por mi cuenta.

-Vale -dijo, extrañando al castaño al no recibir ninguna insistencia- nos vemos en cuanto termines.

Le regaló una sonrisa al pasar a su lado y salió por su cuenta de la casa, de todos sus amigos era el que menos parecía estar interesado en su clara nueva actitud.

Estaba mal ignorarles sabiendo que lo hacían porque lo querían pero suponía que podría con esto solo, los quería pero ahora no estaba para contarles sus mierdas, ellos tenían sus vidas y él no necesitaba ser parte.

I H̶ᴀ̶ᴛ̶ᴇ̶ (ʟᴏᴠᴇ) ʏᴏᴜ || RᴜʙᴇɢᴇᴛᴛᴀWhere stories live. Discover now