Capítulo 1

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El frío clima de Nueva York en pleno año nuevo es de las cosas menos confortantes del mundo, pero es el frío de Nueva York ¿Me estoy quejando en verdad? Tres grados centígrados golpean mi rostro con fuerza, no siento la piel de lo helado que está el clima, ni con cuatro capas de ropa puedo soportarlo.

Las noticias anunciaron una tormenta de nieve para este fin de semana, se espera poco más de un metro de espesa nieve por toda la ciudad, así que probablemente no pueda salir de casa en un par de días gracias a la ventisca.

Camino dos cuadras por la treinta y ocho de Park Row y empujo la gran puerta de vidrio del Starbucks y el gran aroma a café me llena las fosas nasales, no puedo evitar mirar hacia los lados por precaución, desarrollé la mala costumbre por miedo de mirar por si hay policía cerca. Y no es que los oficiales estén en un café pidiéndole el pasaporte a todos los ciudadanos para comprobar su estatus, pero es imposible no temer.

—Buenos días, bienvenida a Starbucks ¿Qué desea ordenar? —La chica de uniforme y gorra en frente me dedica una gran sonrisa mientras teclea algo en la pantalla táctil. — ¿Señorita?

—Un Mocca Blanco caliente, por favor. — Digo con rapidez.

—Serian dos dólares con veinte. —Me indica mientras toma un vaso de plástico y un marcador Sharpie negro. — ¿Nombre?

—¿Qué? —Abro los ojos de par en par.

—Su nombre. —Indica. —Para su pedido. —Recalca mirándome fijamente.

Bajo la guardia y suelto el aire contenido respondiendo finalmente. —Ah, Lía. —Me limito a responder. Entrego el dinero y me cambio a la fila de retiro mientras veo al chico preparar el café. Saco mi celular del bolsillo y miro la hora, ocho y treinta de la mañana, voy tarde a la entrevista.

—Su pedido. —Me dice el barista poniendo mi pedido sobre el mármol. —Que lo disfrutes, Lía.

Frunzo el ceño al no entender si está siendo cortés o está coqueteando, desde que llegué a este país nadie me había tuteado, de hecho, nadie más que mi roomie había sido tan amable.

Me limito a tomar mi pedido, asentir y retirarme abriendo la puerta y sintiendo nuevamente el abrupto frío de Manhattan. Quiero quitarme los tacones, pero por la calidad temo que no pasen de hoy ¿cazadora de descuentos en Walmart? Yo, por supuesto. Camino como puedo unas cuantas calles más abajo intentando tomar un sorbo de mi café mientras me apresuro a llegar a mi destino y unos diez minutos más adelante me encuentro frente a la dirección que recibí por mensaje de texto.

Una imponente edificación de mármol blanco y cristal capta mi mirada hacia arriba y no puedo evitar preguntarme cuantos pisos tendrá esa monstruosidad y a cuál debo dirigirme.

Sorbo otro trago de mi café y miro nuevamente la hora en el celular, faltan quince minutos para mi entrevista. Sorbo una última vez el café quejándome al instante sintiendo el calor del líquido correr por mi garganta, miro el vaso debatiendo conmigo misma sobre qué hacer con él, no me dará tiempo de terminarlo así que con todo el dolor del mundo tiro el vaso aún lleno dentro de un contenedor de basura.

Entro en dirección a la recepción, la cual, cabe resaltar es del tamaño del apartamento donde vivo, y una mujer de traje gris y falda de tubo me recibe con una gran sonrisa.

—Bienvenida, señorita. Me dice con una amplia sonrisa. —¿Cómo puedo ayudarla? —La mujer bien podría ser la elegante esposa de un millonario, físicamente parecer estar en el puesto de trabajo no adecuado.

Trago grueso intentando aliviar el ardor de mi garganta. —Tengo una entrevista a las nueve con el director Killer. —Dudo por un segundo si ese es el apellido del hombre que tengo que ver, o si otra vez dije lo primero que me vino a la mente.

Mr. Park © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora