Capitulo 16

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La voz de Sabrina Carpenter me despierta de golpe, me estiro en la cama mientras la melodía de Nosense hace que mi alarma sea un poco más divertida. Me quedo acostada escuchando la canción hasta que termina y sonrío al recordar todo lo sucedido con Oliver ayer, y si, soy muy fuerte contra la bebida, algo que si tengo es resistencia al alcohol por herencia de mi papá, lo que no tengo es control y noción del tiempo luego de una borrachera.

Siento un hueco en la boca del estómago cuando me doy cuenta de que esa canción la predeterminé como alarma para mis vitaminas del almuerzo, lo que quiere decir que ya es medio día.

Mierda.

Ni siquiera toco el celular porque sé que debo tener cerca de diez llamadas perdidas del tirano por no presentarme en la oficina, aproveché demasiado el Lady's night y ahora tengo que correr como una desgraciada a pedir disculpas.

Entro a la ducha y luego de un minuto salgo disparada con el cabello mojado y me visto sin mirar a los lados. Tomo mis llaves y mi cartera para salir disparada hacia el ascensor del edificio rumbo a mi perdición.

Luego de la interminable búsqueda de un taxi en hora pico y un largo y costoso recorrido, salgo disparada hacia el edificio y subo el ascensor taconeando y mordiéndome las uñas. Lo pensé dos veces antes de ponerme los audífonos para alivianar un tanto el ruido de sus gritos, pero ya es tarde, estoy caminando con largas zancadas hacia su oficina.

Suelto mi bolso y tomo la carpeta sobre mi escritorio antes de empujar las grandes puertas y encontrarlo frente a su ordenador con expresión seria. Me hago la desentendida y coloco la carpeta sobre su escritorio.

—Reprogramé su cita con el presidente de la distribuidora y embarcaciones de productos Maeda para el Lunes. —Digo sin mirarlo. —Hoy a las cuatro de la tarde tiene una rueda de prensa para el lanzamiento de los nuevos productos de anaquel.

Maeda se ha expandido lo suficiente este ultimo semestre, por lo cual, evaluaron la posibilidad de poder importar platillos empacados al vació a todas las franquicias, de manera que todos los restaurantes pertenecientes a Maeda puedan disfrutar de ingredientes prefabricados para quienes quieran un menú diferente.

—Si es todo, retírate. —Dice sin dejar de mirar el ordenador. Yo solo asiento y doy un paso en retroceso para girarme y caminar hacia la puerta, sin embargo, él no me lo permite. —Buscaré tu reemplazo. —Anuncia y yo me detengo en seco. —Espero te hayas divertido anoche, porque te costará el puesto.

No tengo intenciones de voltearme, mucho menos de responder, pero muero por quejarme. Me limito a tomar con fuerza las manijas de la puerta y salir hacia mi escritorio, tomar mis cosas y volver a salir del edificio.

¿Qué mierda le pasa? ¿Y cómo supo si hice o no algo anoche?

Camino por la calle hecha una completa furia por haberme quedado con las ganas de defenderme, pero no, la niña y su maldito temor a los gritos prefirió quedarse callada como una pendeja. ¿Sabe qué? No me va a joder.

Doy media vuelta y a paso de soldado revierto el recorrido de regreso al edificio Maeda, paso por el departamento de recursos humanos y verifico que lo que dijo sea cierto, para él poder decirme eso debió meter un predespido y la jefa de recursos humanos desconoce totalmente lo que hablo.

¿Me estaba amenazando? Ok, Excelente.

***

Abro las grandes puertas de la oficina del señor Park y entro aún resentida por lo de ayer, pero ya no me importa, como en un principio no pienso permitir que vuelva a repetirse la misma mierda de hace cinco años.

Mr. Park © #PGP2024Where stories live. Discover now