Capitulo 15

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Ojos rasgados me miran y por segunda vez reconozco el deseo en frente de mí. Sus manos acarician mi cintura bajando y subiendo por mis caderas, me encanta la manera en que desliza sus dedos por sobre la tela, pero más me encanta el hecho de que no está intentando sobrepasarse, pudiendo bajar hacia mi trasero y con lo candente de la música y el momento él se enfrasca en mis curvas.

Su barbilla está en mi cuello y siento su respiración y aliento golpear mi piel erizada, sin embargo, no quiero dejar de moverme contra él. Desconozco totalmente la canción del fondo, pero se siente tan bien solo bailar con un completo extraño y de tal manera que no intento quitarme, aunque sé que la persona que tengo detrás de mí es el equivalente al señor Park.

Oliver.

Su sonrisa resplandece entre la oscuridad y las luces led, el humo ha tomado todo el espacio y la música ha disminuido. Me giro lentamente y coloco los brazos alrededor de su cuello, solo estamos mirándonos fijamente muy de cerca, pero ese simple gesto me cosquillea todo el cuerpo.

—Señorita, su pasaporte. —Me susurra cerca de los labios y yo sonrío.

Oliver y yo nos hemos visto una buena cantidad de veces luego de aquel día en el orfanato, he estado constantemente yendo a ayudar con los niños y donando cada que puedo.

Curiosamente y rectificando lo pequeño que es el mundo, Oliver resultó ser el hermano menor del señor Park, quien, aunque es accionista de Maeda se dedica a todo menos a la empresa. En varias ocasiones hemos concluido en la empresa, puesto que al ser accionista mayoritario ha tenido que asistir como lo hizo ayer en la junta luego de que el señor Park y yo... eso.

—No sabia que frecuentaras estos lugares. —Le digo acercándome a su cara. Él sonríe divertido y hace un pequeño bailecito al ritmo de la salsa que suena al fondo. Bailamos un rato en silencio y debo admitir que es un gran bailarín, yo por otra parte no puedo decir lo mismo, nunca le he agarrado la vuelta a la salsa. —Tu tampoco pareces de por aquí, pero me alegra encontrarte. —Responde en voz alta.

La música culmina y él me lleva de la mano a una de las mesas de la esquina, la cual, se encuentra sola y me guía para sentarnos en el sofá. —¿Quieres agua? —Pregunta y me sorprende el hecho de que no me ofrezca otro trago.

—Si, por favor. —Respondo y le veo levantarse para dirigirse a la barra, pero no para pedir algo, sino pasar hacia el otro lado de la barra como perro por su casa y sacar una botella de agua de las gaveras.

Se acerca entregándomela y yo sonrío mientras la destapo. El se sienta a mi lado y con un movimiento rápido coloca el cabello detrás de la oreja, ese gesto me derrota por completo, es muy dulce de su parte.

—¿Por qué estás aquí? —Pregunta en voz alta, pero yo no respondo. Él se arriba acercándose más a mi y esta vez echa mi cabello hacia atrás con la mano para hablarme al oído. —¿Por qué estás aquí, Lía? —Insiste nuevamente.

Yo no tengo claro que puedo responder. ¿Le digo que estoy aquí porque le abrí las piernas con descaro a su hermano y me siento culpable?

Es difícil no enfatizar el hecho de que Oliver está a la par con su hermano en cuanto a físico, en este tiempo ha cambiado muchísimo, se ha puesto más fuerte y dedicado con respecto a su aspecto, lo cual me parece innecesario puesto que ambos se ganaron la lotería en cuanto a genes.

—Quería liberarme un poco del estrés. —Respondo hundiendo mi cara en su cuello. Estoy muy mareada, tanto que por momentos llego a perder el control de mi cuerpo.

Él no me quita la cara de su hombro, en lugar de eso echa su mano sobre mis hombros para acunarme. —Mi hermano te está destrozando. —Susurra acariciando mi rostro. —¿Quieres irte de aquí? —Pregunta frotando mi brazo desnudo para aliviar el frío del lugar.

Mr. Park © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora