Amelia Rodríguez, una inmigrante de raíces latinas apasionada por la cocina culinaria, es aceptada en uno de los restaurantes de comidas Asiática más exclusivos y costosos de Nueva York, perteneciente al reconocido Grupo Maeda pero, su vida se pond...
Ni en un millón de años hubiera imaginado estar en un lugar tan estúpidamente caro como lo es el apartamento del señor Park; pero también es algo estúpido pensar que vivía en un aparto estudio con humedad en una casa a las afuera de la ciudad.
Tonta.
¿Qué porque acepté venir al apartamento de un hombre que no conozco del todo y que hasta hace un par de meses me humilló como si yo fuese el ser más despreciable del mundo?
La respuesta es fácil: Por el frío.
Quiero y me obligo a pensar que el miedo a pasar las siguientes noches en algúna banqueta congelada del central Park fue lo que me trajo hasta aquí. Yo tenia la palabra Penthouse como sinónimo de inalcanzable, pero mira que con un ascensor se alcanza rapidito uno de estos.
Estoy impresionada, por supuesto que sí, y podrán decir que, aunque la mona se vista de seda mona se queda, es imposible no estar boquiabierta observando el lugar.
No me mal entiendan, no vengo de un rancho o un palafito wayú -Indígena- honradamente vengo de una familia clase media, una casa con paredes de bloque y techo de asfalto, pero pasar de eso a mirar Nueva York desde un piso cincuenta es otra bestialidad.
Así que esto fue lo que sintió Anastasia Steel al entrar al apartamento de Christian Grey.
Me cuesta creer que me encuentro en el Central Park Tower, es que si lo describo siento que no le haré suficiente justicia. Cada apartamento de este edificio está valorado aproximadamente en treinta millones de dólares según la revista Forbes, y lo sé porque se lo escuché a una vieja chismosa en el ascensor.
El señor Park deja mi maleta en la sala de estar cuando entramos al Penthouse y sé que su risa es por el hecho de que parezco un perro mirando a todos lados itentando identificar por completo el lugar. Es enorme, es elegante es...
-Carísimo. -Susurro inconscientemente mientras miro los muebles de cuero blanco. -Joder.
Él ríe. -Por lo menos disimula ¿No?
-Tengo todo el derecho de admirar este lugar, dame unos minutos. -Digo acariciando el sofá, es enorme. -Mierda... -Digo al mirar por los grandes ventanales, son incluso más grandes que los de la oficina del señor Killer. -Es...
-El central Park. -Dice acercándose a mí. -Tienes meses en esta ciudad ¿No habías subido a algún edificio a mirar la vista?
Una leve pero vistosa capa de nieve cubre totalmente el paisaje, se puede incluso ver el hielo en los lagos del parque y en algunos edificios. En las noticias dirían que se aproximaba una tormenta de nieve esta noche, supongo que en la mañana ni siquiera se podrá apreciar.
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-Es un lugar increíble. -Le digo volteando a mirarlo. -En verdad.
-Quizás lo venda. -Comenta quitándose los zapatos en la entrada y colocándose unas pantuflas. -Aunque no quiera prescindir del lugar.
