Capitulo 7

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Su mirada, ya es casi imposible borrarla de mi mente.

—Por favor me da unos huevos revueltos y de acompañamiento un poco de aguacate con semillas de chía. —Dice el señor Park mirando el menú del pequeño restaurant de comida organiza al que entramos. —Y de tomar una botella de agua, por favor.

Tenía que ser un hombre fitness, obviamente. Ese cuerpo no se lo heredaron con los millones, lo ha trabajado con sudor y lágrimas.

—¿Qué deseas comer, Amelia? —Dice con una media sonrisa mirándome a los ojos. Me sorprende la amabilidad con la que se dirige a mi desde el incidente en el café.

Miro con una sonrisa al mesero de pie entre nosotros. —¿Tiene Overoats? —Consulto intentando parecer elegante, pero en realidad me estoy muriendo por unos huevos fritos con chicharrón carnudo y pan.

La verdad es que no tengo tan mal cuerpo, pero lo que si tengo es buen diente para la comida.

—No, señorita. —Dice bajando la cabeza. —Pero puedo ofrecerle avena con leche de almendras y frutos rojos.

Hago mala cara al recordar la única y última vez que probé la leche de almendras. —Una ensalada de frutas estará bien. —Digo con amabilidad devolviéndole el menú. —Gracias.

El mesero se retira y finalmente quedamos a solas mirándonos fijamente, que ni piense que miraré a otro lado porque me intimida. La calefacción del restaurant es amable con mis piernas descubiertas, pero, definitivamente no estoy preparada para volver a salir al exterior.

—La idea del vestido era con intención de que te quedaras en el hotel descansando. —Habla finalmente. —¿En verdad huiste porque te dieron celos verme con otra mujer? —Ríe. —Invítame un café primero o algo, Amelia.

Pongo los ojos en blanco porque sinceramente no me causa gracia el chiste, lo cual, hace que el borre la sombra de lo que parecía ser una sonrisa en sus labios.

—¿Culpable de qué? —Suelto sin dar rodeos, creo que tengo suficientes problemas como para que me hagan perder el tiempo. —Ilústrame.

Él mira para un lado y hace un gesto pasándose la lengua por los dientes y sé perfectamente que eso significa que lo irrité. No me importa, estoy comiendo gratis.

—¿Por que, qué? —Pregunta sacando el celular del bolsillo de su pantalón.

Me levanto de golpe y me corro por la mesa con intención de irme de una buena vez, pero soy interceptada por su mano, la cual sujeta fuerte mi muñeca y por el mesero quien está junto a mi con los platos.

—No estoy para chistes.

—Siéntate y come en silencio si te parece sensato. —Ordena.

Tomo asiento nuevamente y me disculpo con el mesero quien tuvo que presenciar esa incómoda escena. Él pone los platos correspondientes del lado de cada uno y coloca también dos vasos junto a cada plato. El señor Park toma la botella de agua que recién el mesero puso en la mesa desenroscándola y llenando ambos vasos.

—Gracias. —Le digo nuevamente al chico con una sonrisa para que se retire.

—Parece que con los extraños eres muy risueña. —Se queja. —Pero conmigo un dulce de limón.

Yo río con ironía. —¿Ahora quien está celoso? —Pregunto con sarcasmo.

—¿Yo estoy celoso? —Se hace el ofendido.

—¿Entonces que te importa si le sonrío a un mesero? —Cuestiono.

—No me importa. —Se defiende.

Mr. Park © #PGP2024Where stories live. Discover now