Capitulo 31

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—¿¡A que estás jugando!? —Grito entrando de golpe a la oficina de Park. —¿¡A quien se supone que recomendé para que la contrataras y de paso para ser la secretaria de mi prometido!?

No puedo creer que acabo de gritar que es mi prometido, joder Amelia, cállate.

Park levanta la cara lentamente y eleva una ceja con una pequeña sonrisa de humor al verme entrar hecha una furia, tarde me doy cuenta de que hay alguien más con él y me llevo la mano a la boca como si eso fuese a reparar mi error.

¿Por qué hay alguien más con él? No le gusta recibir a nadie en su oficina, ni siquiera a mí por mucho tiempo. Debe ser algo muy importante.

—Señorita Salgado disculpe a mi secretaria, es un poco predispuesta. —Me señala mientras le sonríe a quien evidentemente es una mujer sentada frente a él, sin embargo, estoy tan atrás que no puedo verle el rostro, solo la espalda y lleva un blazer azul marino y una cola de caballo sosteniendo un cabello castaño y lacio. —Amelia, por favor espera a que termine aquí para tu berrinche. —Suelta sin mirarme.

Cierro la puerta respirando profundamente y camino hacia mi escritorio a matarme psicológicamente hasta que pueda gritar como se lo merece. Es que no me molesta lo de la secretaria, me molesta y quiero saber como es que está referida por mí, yo jamás recomendaría a alguien, sino Max ya estaría en esta empresa y es mi hermano.

¿Por qué? Es que no puede ser posible que joda tanto, ese hombre tiene la agenda llena toda la maldita semana y aún le queda tiempo para fastidiarme y sacarme de quicio, quiero saber ¿Cómo?

—Señorita. —Me habla una de las pasante del departamento de contabilidad. —La señora Meredith la solicita en su oficina.

Asiento y le hago una ceña con la mano para que se retire mientras tecleo unos últimos dígitos al banco puesto que ahora necesitaré una cuenta en Wones y el papeleo no es algo de este mundo ¿Qué hacen los bancos con tanto papel?

—Señorita. —Vuelve la pasante apenada. —Mi jefa insiste en verla ya mismo, disculpe.

—Dile que estoy terminando de actualizar mi documentación bancaria, en un instante voy. —Pido y un par de minutos después camino hacia el ascensor y tecleo el piso cinco.

Me miro en el espejo del ascensor y noto que tengo todo el rímel corrido, parezco un mapache recién levantado y apenas son las cuatro de la tarde. Limpio con mis dedos lo corrido y me pellizco las mejillas para darle un poco más de color a mi cara.

Las puertas del ascensor se abren y visualizo a Oliver hablando con un chico al otro lado del pasillo, me mira y saluda con la mano, yo simplemente asiento con la cabeza y sigo caminando hasta la oficina de Med.

Y no, no es que me avergüence que las personas sepan que es mi prometido, simplemente no me parece responsable que el personal se entere de que la secretaria está teniendo sexo con los jefes y eso dañaría muchísimo mi reputación en la empresa, por eso, conforme se lleve a cabo una boda... tendré que renunciar.

Eso es algo que me inquieta, no sé como ser una mantenida.

Halo la puerta de la oficina de Med y la consigo entre papeles estresada. —Pasa y cierra la puerta. —Ordena antes de ponerse de pie y bajar las persianas. —Necesito que me digas la verdad.

—Esta es la quinta vez. —Insisto. —Yo no he recomendado a nadie, mucho menos alguien de estados unidos, no conozco a muchas personas fuera del trabajo porque ¡Oh, vaya! Mi vida social es el trabajo.

—Amelia, si lo que dices es cierto, voy a tener muchísimos problemas. —Se pasa ambas manos por el cabello.

—¿Ya la entrevistaste? —Pregunto señalando hacia la puerta. —No me digas...

Mr. Park © #PGP2024Where stories live. Discover now