Capitulo 37

108 7 0
                                    

El caos es algo que tarde o temprano toma su auge, el karma también es algo efímero pero doloroso que ataca sin previo aviso.

No has sido una buena mujer, Amelia.

Entro detrás del guardaespaldas a la casa de Park, si a la de él y no a mi anexo; Al entrar me encuentro con Park caminando de un lado a otro con evidente desesperación.

Tiene el cabello desordenado y la cara roja, como si estuviera viviendo la crisis más grande de la historia y estoy segurísima, de que es debido a las acciones y no por la noticia que me engloba.

Quiero estar equivocada.

Dime que estás así por mí, te lo ruego.

—¡Maldita sea! —Grita tirando al suelo el florero con hortensias que adorna la mesa del comedor. Un centenar de cristales salen disparados por todo el lugar haciendo que los guardaespaldas se alerten y comiencen a recoger cuidadosamente todo.

Me desmayé tan estúpidamente por lo perturbada que estaba que olvidé por completo que me vería con Park luego. No puedo describir la manera tan abrupta en la que mi cuerpo procesó la noticia, las miradas y los murmuros de mis colegas de trabajo.

¿Qué estarán pensando de mí? ¿Qué soy una casa fortunas? ¡Ay, obvio! Hasta yo pensaría eso, no los culpo.

—Esto no puede ser. —Murmura él mirándome fijamente. —Dijiste que solo tres personas sabían del compromiso. —Me señala. —¿Abriste la boca? —Interroga aún señalándome. —Respóndeme Amelia ¿A quien le contaste?

¿Por qué no me sorprende que quiera culparme? ¡Ay, Amelia definitivamente tu no aprendes!

—Dije que solo tres personas. —Reitero. —Así que solo tres personas lo saben.

—¿Cómo puedes confiar tan abiertamente en esas personas? —Pregunta con evidente ironía, así que no le respondo. —Cualquiera de ellos puede joderte.

—Eres una de esas tres personas. —Contesto dando un paso hacia él. —¿Quién me dice a mí que esto no es obra tuya?

Bufa. —Amelia, por favor. —Ríe sin humor. —¿Por qué yo jodería lo nuestro?

Ahora río yo.

—No lo sé, pero de buenas a primeras tu reacción es culparme.

—Entiéndeme.

—¡No, entiéndeme tú! —Grito y él alza las cejas. —Esto solo te afecta de manera económica y esa es tu preocupación, a mí esto me golpea como miles de cuchillos afilados porque soy yo quien estoy en la boca del lobo. —Intento que no se me quiebre la voz.

—Amelia... —Relaja la voz.

Maldito cobarde.

—Me debilito cada que dices mi nombre, porque lo único que quiero es escucharlo decir con amor y me engaño a mi misma una y otra vez creyendo que no quieres usarme solo para matar tus antojos. —Suelto sin saber la razón, lo tenia atascado en la garganta. —Te amo. —Se me quiebra la voz.

—No tienes idea de lo grave que es esta situación... —Dice dando un paso hacia mí y estirando la mano.

—¡No me toques! —Grito golpeando su mano antes de que llegue a mi rostro. —No me hagas eso. —Ruego.

—¿Por qué me evitas? —Pregunta. —Amelia, no hagas eso...

—Yo fui la que decidió tener el compromiso en secreto mientras me tomaba el tiempo necesario para conocer a Oliver, para enamorarme de él y todo lo que he hecho es revolcarme contigo. —Inquiero secándome las lágrimas. —Soy tan cobarde como tú.

Mr. Park © #PGP2024Where stories live. Discover now