Capitulo 33

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Es primavera en Nueva York estos días, igual que en Seúl.

Sé muy bien que ambas ciudades son incomparables, pero, aunque estén de extremo a extremo tienen algo en común:

Jamás creí estar en alguno de los dos lugares a mis veintiocho años.

La verdad es que no esperaba salir de casa, sé que lo he dicho antes, pero no esperaba salir de mi país; Me imaginaba cuarentona, soltera y cansada llegando a casa de mi madre en la madrugada para dormir cuando mucho cuatro horas antes de volver a salir a trabajar como Tiana, la de la princesa y el sapo.

En verdad es la vida que esperaba y que triste suena, porque hace años no tenia siquiera para pagar un pasaje de bus así que caminaba por horas hasta llegar a casa con las converse rotas y el cabello pegado a la cara del sudor.

No contaba con la absurda idea de toparme con un príncipe asiático de mirada profunda y abdominales marcados. Se siente agridulce el deberle tanto a ese imbécil.

Recuerdo ese día a la perfección y es raro, porque suelo olvidar incluso lo que comí el día anterior instantáneamente, pero, me recuerdo ordenando un Mocca Blanco en Starbucks, lo cual, a estas alturas me resulta completamente ridículo porque no me gusta el chocolate blanco.

También me causa mucha gracia recordar como me asustaba que alguien preguntara mi nombre, como si esa persona al saber mi nombre fuese a denunciarme con migración y me fuesen a deportar.

—¡Ay, Amelia! Si hubiéramos sabido que terminaríamos en Corea, definitivamente no nos habríamos quejado tanto en la vida. —Digo en voz alta mientras camino por las calles de Gangnam en mi increíble e inoportuno día libre.

Según Park, yo "Estaba demacrada y distraída por el estrés laboral" así que autorizó una licencia para que me tomara el día, sin embargo, se siente como si estuviese planeando un complot en mi contra, con ese hombre nunca se sabe.

Este tipo de atenciones no son propias de él, por lo menos no en este momento cuando la situación está tan tensa entre nosotros.

Miro las parejas caminar tomados de la mano y mi mente no sabe si pensar en Oliver o en Park ¿Qué me pasa? ¿Qué es lo que tiene ese hombre que me descontrola tanto?

"Así que soy un bruto"

¿Le debo todo esto a Park o a ese maldito ascensor donde chocamos por primera vez?

Me he esforzado mucho por siempre ser sincera conmigo misma y aceptar mis sentimientos, pero, en este instante soy consciente de no aceptar lo evidente. Estoy enamorada de ese hombre desde el primer momento y no hay manera humana de sacarlo de mi mente.

Trabajar para él es una tortura, hacer sus compras, atenderlo, acompañarlo a reuniones, siempre estar a su lado es como una bomba atómica, desde el primer momento eres consciente de que te destruirá, pero no puedes evitar estar fascinada y estar cerca para poder verla.

Definitivamente no existe manera de cambiar eso y como siempre ¡No sé qué voy a hacer!

Espera... ¿Me dio un día libre para permitirme pensar y racionar mis sentimientos sobre él? ¡No! Me rehúso a creer que es capaz de semejante necedad.

Camino a paso firme y recuerdo el beso que me dio en la frente hace días ¿Por qué demonios hizo eso? Se supone que había superado cualquier tipo de contacto entre nosotros, que la cosa se había calmado, pensé y juré que todo respecto a él se había quedado en amenazas vagas y creo que hubiera sido mejor que me apuñalara mirándome a los ojos que haberme dado ese beso.

Me derrito al recordarlo, es que ¡Ahs! Esto es un estrés constante entre mi cabeza ordenándome ignorar a Park y mis piernas temblando cada que se acerca porque siento cosas que relativamente son reales, ya me hizo tocar el cielo una vez con esa lengua venenosa suya.

Mr. Park © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora