Capitulo 24

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El calor interno puede llevar al éxtasis individual, definitivamente sí.

Suspiro al sentir cómo cae el agua caliente por mi piel, estoy controlando mi respiración y tengo los ojos cerrados mientras recuerdo todo lo sucedido la noche anterior, y no, no puedo evitar traer esos recuerdos a mi mente si tengo a semejante hombre desnudo entre las sabanas a unos pocos metros.

El agua sigue cayendo por mi piel y el vapor se deja ver mientras que los tenues rayos de sol entran por el gran ventanal de la ducha, me siento increíble mientras mi cuerpo se funde en sensaciones frente al imponente río Han y su vista panorámica.

-Esto es una completa locura-Susurro para mí bajo la regadera.

De repente, Oliver y su manera de hablarme aparecen en mi mente y mis manos, resbaladizas por el jabón, bajan por mi cuerpo. Abro las piernas y me toco. ¡Oh sí, Oliver! Pensar en su boca, en cómo recorrió mis labios con su lengua me enciende abruptamente. Recordar sus ojos y todo él me pone a cien en calentura, no puede ser que alguien con un tez tan tierno y romántico terminase siendo tan ... feroz.

Mis manos vuelan sobre mí cuerpo y una de ellas se para en mi pecho derecho mientras miro el cuerpo desnudo de Oliver enredado en las sábanas a través del cristal de la ducha. Me toco el pezón derecho con el pulgar y éste se hincha.

Cierro los ojos y por un segundo pienso que es el señor Park quien lo toca, quien lo endurece, pero niego con fuerza para quitarme la imagen de su rostro de la mente y volver a la de Oliver sonriéndome.

No lo conozco del todo, solo sé lo que se me ha permitido en mi tiempo trabajando para la familia Park, pero sí sé que su cercanía me pone como una moto y todo es a raíz de verlo con esa chica en el estacionamiento. Un jadeo sale de mi boca justo en el momento en que oigo sonar mi teléfono. Paso de él. No quiero interrumpir este momento, pero, al sexto pitido abro los ojos, salgo de mi burbuja de placer, cojo la toalla y corro para cogerlo sin despertar a Oliver.

-Amelia Rodríguez. -Digo al contestar.

-Señorita Rodríguez, muy buenos días. -La voz de una mujer me recibe y me parece familiar. -Le contactamos por parte del departamento de recursos humanos del Grupo Maeda, tenemos en conocimiento que usted procesará su renuncia a nuestra empresa en los próximos quince días ¿Es eso correcto?

Me quedo en silencio mirando a la nada mientras mi cerebro procesa lo que acabo de escuchar. Había olvidado por completo que antes de viajar a Corea entregué mi carta de renuncia, por lo cual, luego de mi pelea con el señor Park debe haber ordenado que se procesara.

-S-Sí... -Tartamudeo.

-Muy bien señorita Rodríguez, le estaremos informando todos los detalles al respecto, pero tenga conocimiento de que será citada para firmar y constatar su indemnización final en los próximos días con nuestro CEO por ser su superior directo.

¡Ash!

-Perfecto, gracias. -Me limito a responder y cuelgo tirando el celular en el escritorio de la habitación.

Oliver se despierta de golpe sentándose en la cama y yo maldigo por lo bajo. -¿Qué sucede? -Pregunta levantándose de la cama y caminando descalzo y erecto por la habitación.

Buenos días para mí, por supuesto que sí.

-Está todo bien. -Digo sin poder quitar la mirada de su entrepierna. -Está todo perfectamente bien. -Sonrío y él se sonroja.

Es adorable, realmente Oliver es el estereotipo de hombre perfecto, ese novio o esposo que todas las mujeres deseamos en algún momento y me siento muy excitada porque es mío, todo mío.

Mr. Park © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora