Capitulo 22

345 22 0
                                    


El aeropuerto de Incheon cerró todos sus vuelos por la tormenta, la cual, parece estar cerca puesto que los churrascos son constantes y los relámpagos también. Con todo el dolor del mundo tuve que pagar un taxi de regreso y como soy una estúpida mi mente solo dijo la única dirección que me sé: El hotel Park, era eso o la funeraria.

Así que terminé en frente del hotel nuevamente con mi maleta y la vida hecha un desastre por culpa de dos coreanos que me tienen hecha un lio. El viaje de regreso en el taxi fue suficiente para pensar en que no es solo uno el que me tiene mal, son ambos los que me tienen patas arriba.

No lo pienso negar, han sido cinco interminables años, a uno lo tengo respirándome en el hombro las veinticuatro horas del día y al otro lo veo una vez al mes, pero esas pocas veces del mes se comporta como el chico de mi sueño.

En resumen: Estoy enojada e impotente porque dos hermanos conforman el hombre perfecto, pero, claramente seria adulterio mantener una relación con ambos y que estemos todos contentos. El señor Park -A quien no se porque sigo diciéndole así- dice querer corresponderme, pero su actitud me demuestra todo lo contrario y con Oliver la que no sabe si puede corresponder sentimientos soy yo, pero de él no tengo algúna queja, más que no sé como es en la cama y no espero que sea como el señor Park, pero tampoco quiero que sea tan dulce como siempre.

Supongo que no se lo que quiero, o quiero todo y al final terminaré sin nada.

En la calle llueve a mares. ¡Perfecto! La tormenta me limpiará la mala suerte que tengo. Llego hasta la puerta y miro la entrada del hotel de los Park con recelo, hace unas horas salí de este lugar hecha una fiera, herida y humillada ¿Tengo tan poco orgullo como para venir a pedir hospedaje?

Si pago un hotel me quedo sin dinero para la multa, si pago la multa me tocará dormir en las calles de Seúl, y sí, aunque es una de las ciudades más seguras del mundo mi instinto latinoamericano grita "Peligro".

Camino en reversa y me quedo en el callejón junto al hotel dónde se encuentra el parking, con muchísima suerte podré conseguir un auto sin seguro donde pueda dormir esta noche o quizás bajo alguno, no soy tan exquisita, pero siendo consciente de que una tormenta está por pasar no sería muy bueno para mi salud física y mental hacerlo.

Escucho un grillo y doy un brinco del susto.

No soy miedosa, pero no me gustan los parkings y tengo una mala costumbre de recordar películas de terror o pensar en escenas muy poco favorables para mí siempre que me encuentro en alguno de estos lugares.

Parkings, sótanos, callejones, los odio.

¡Estoy empapada! Con todo el cabello pegado al rostro y el rímel corrido, fácilmente puedo hacer el casting para cualquier película de terror en un Parking, sótano o callejón, ah no, verdad que mi vida en este instante ya es una película de terror.

Debo averiguar que demonios me pondré para recibir el Oscar, porque espero recibirlo después de todo esto, me lo merezco.

Entonces escucho unas risas cercanas y miro a mi alrededor con cuidado para que no me vean, cualquiera podría espantarse al mirarme en este estado entre autos en el estacionamiento de un hotel cinco estrellas.

Entre risas y chapoteo veo acercarse a una pareja joven quienes corren bajo una sombrilla pequeña y parecen divertidos, espero sean muy felices juntos. Resoplo al pensar en muchas tonterías mientras los escucho reír, me pregunto si algún día podré reír de esa manera con alguien.

Los recuerdos inundan mi mente y recuerdo nuevamente mi relación pasada, quizás él fue un completo idiota, pero en algunas oportunidades me hizo reír hasta doler el estómago. No siempre puedo mirar todo lo malo cuando hay pequeñas cosas buenas que pueden sacarte una sonrisa, no lo perdonaré, no regresaré el tiempo y mi odio por él no cesará, sin embargo, se siente bonito recordar esas pequeñas cosas que me hicieron feliz en su momento.

De pronto, ellos se apoyan de un auto y se besan como si no hubiese un mañana. ¡Que envidia! Agachada detrás de un automóvil para que no me vean, contengo la respiración y no sé por qué. Si se dan cuenta de que estoy ahí, me muero de la vergüenza, dirán fácilmente que hay una loca extranjera merodeando por aquí, llamarán a la policía y será peor para mí. Y no. No quiero que eso ocurra.

De repente, las luces de los postes dejan mirar sus rostros y vuelvo a perder el aire al notar quien es el hombre. Me llevo ambas manos a la boca, no lo puedo creer, realmente me rehúso a creerlo. Oliver. La chica sonríe con malicia mientras se deja besar por él y miro como baja su mano desde el hombro hasta su entrepierna y acaricia con fuerza.

Que atrevida.

¿Qué estoy viendo? ¡Dios! Ahora es Oliver quien le mete mano a ella por debajo del vestido. Se la sube, la empuja hacia arriba contra el auto y se comienza a refregar contra ella. No sé qué demonios está pasando por mi mente en este instante, pero quiero marcharme. No quiero ver lo que hacen, pero tampoco puedo salir de allí; Si me voy, sabrán que he estado de chismosa viéndolos detrás de los autos y quizás si fuesen unos completos extraños no me importaría, pero es Oliver quien tiene las manos entre las piernas de esa tipa.

Así que, no puedo dejar de mirar lo que hacen. Entonces, Oliver vuelve a apoyarla en el suelo y la obliga a caminar hacia delante del auto y empujarla sobre el capó bajándole la panty con la boca ¡CON LA BOCA! Y es tan jodidamente bueno haciéndolo.

¿Me estoy enojando? No, no, no Amelia ¡Basta!

-¿No dijiste que jamás me preferirías? -Le pregunta Oliver a la chica de piernas largas.

Ella como una gata en celo, murmura entregada por completo a la causa. -Me equivoqué, me excitas más que tu hermano, te quiero más que a él, hazme lo que quieras. -Suplica de manera desenfrenada. -Destrúyeme. -Pide en un jadeo.

¿Su hermano? Habla de... Mierda.

Él le abre las piernas y mete la boca entre sus piernas haciendo movimientos ascendentes una y otra vez. ¡Dios mío! Pero ¿de qué estoy siendo testigo? La chica suelta un gemido y miro mis piernas temblando, no sé si por estar tanto tiempo agachada o porque en el fondo quisiera ser esa chica.

No puedo evitar pensar en aquella vez en que la boca del señor Park fue la que devoró mi sexo por completo, y ver como Oliver lo hace me pone excesivamente fuera de control. Quisiera pensar que como son hermanos deben ser igual de increíbles haciendo eso con la lengua.

Maldición, como fue que llegué a este punto de locura con esos dos.

Desde la distancia veo cómo él, se separa unos centímetros de ella y le mete un dedo, luego dos y, levantándose, la agarra de su cabello oscuro y largo tirando de él mientras mueve sus dedos a un ritmo que, para qué negarlo, incluso a mí me está estimulando incluso sin tocarme.

-¡Mierda, sí! -Le escucho gritar a la chica.

Respiro con dificultad, me va a dar algo. No se si estoy avergonzada, sintiendo envidia o frenética por la adrenalina que está experimentando mi cuerpo en este instante. Debería dejar de mirar, pero mi instinto de chismosa y el morbo no me lo permiten.

Oliver saca su miembro y aunque esté oscuro igual puedo percibir que el tamaño es mucho más que aceptable y me quedo estática cuando veo que la penetra con lentitud para tomarla con fuerza de las nalgas y empujarla con fuerza hacia él una y otra vez. ¡Me estoy deshaciendo aquí agachada! Minutos después, tras varios gemidos y de experimentar yo también un mini orgasmo con ellos, finalmente terminan.

Él respira con pesadez aún con el miembro dentro de ella, quien está intentando recuperar su respiración al igual que yo. Miro como Oliver se inclina y besa la parte baja de su pecho por sobre la tela del vestido empapado.

-Eso fue magnifico. -Susurra la chica.

-Amelia... -Susurra él con los ojos aún cerrados, sin embargo, al percatarse de lo dicho los abre de golpe y yo me tapo la boca enseguida con la mano.

¿Qué acaba de decir?

Mr. Park © #PGP2024Where stories live. Discover now