17

5.5K 487 62
                                    

¿Es tan difícil para ti amarme? ¿Por qué no puedes hacerlo? Dime, ya no me mates como lo estás haciendo.

—Spencer Tae-moo.

  SPENCER:

   Antes de que ambos salgan de mi casa, sostengo la mano izquierda de Emma, haciendo que esta me mire.

   —¿Por qué haces esto? Se nota que este hombre te maltrata y... —ella levanta su mano diciéndome que me detenga.

   —Detente, no hagas esto más difícil. Te dije que no te quiero y que no voy a estar contigo, creo que fui muy clara. —expresa de manera contundente.

   No le pesa la voz al hablar, ni siquiera tartamudea.

   —¿Estás... casada... con... él? —le pregunto nervioso de su respuesta.

   Que diga que no es cierto, por favor.

   El nerviosismo, el pánico y el miedo me están matando lentamente como un veneno.

   —Si, él es mi esposo y a él es al único hombre que he amado y que sigo amando. —responde con una mirada triste.

   No creo que tenga una palabra o frase que pueda describir como me siento.

   Mis ojos no se despegan de los suyos, mi mirada se mantienen firme en ella.

   Siento como mi garganta se seca y es allí cuando trago en seco. Creo que hasta calor tengo.

   Ese hombre, el cuál no voy a mencionar que es su esposo, la empuja hasta que ella está más cerca de él y colocando su cuerpo pegado al suyo, coloca una de sus manos en su espalda baja y la otra en su trasero.

    Mis ojos se desvían para ver lo que él está haciéndole y ella no le dice nada. Él tiene su rostro cerca del suyo, pero ella echa su cabeza hacia atrás. Sin embargo, él le agarra la nuca y la echa hacia delante, besándola enfrente mío.

   Sabía que lo iba a hacer. No lo detuve, no debía hacerlo, sabía que si lo hacía ella se enojaria conmigo.

   De igual forma, mi cuerpo ya no tiene control. Creo que estoy en shock.

   Bajo la cabeza y trago en seco de nuevo.

   —Cómo ves... somos muy felices. —informa él queriendo obviamente causar un sentimiento o una reacción en mi.

   Echo dos pasos hacia atrás y levantando mi mano, acaricio mi pelo.

   No lo soporto.

   No creo soportarlo.

   Mi pecho duele.

   Siento una presión muy fuerte en mi pecho y ella se junta con mi garganta haciéndome difícil respirar.

   Maldita sea.

   ¿Qué me está pasando?

    —Salgan ambos de mis casa... —murmuro agarrando mi pecho porque siento que me dará un ataque.

   Levanto la cabeza como puedo pata ver el rostro preocupado de Emma, quien extiende su mano para acercarse a mí.

   —¡Salgan los dos de mi maldita casa ahora mismo! ¿No me entendieron? —me acerco al hombre colocándome frente a él.

   Algo en mi mirada le hizo saber que debía irse. Agarrando a Emma de la mano, empieza a salir de mi casa y con esto cierra la puerta.

   Caigo.

   Me dejo caer en el suelo. Lo necesitaba como loco, maldición.

   —¡Maldita seaaa! ¿Acaso no puedo ser feliz? ¿Tengo que ser infeliz obligatoriamente? —le pregunto a Dios mirando hacia el techo, con ambos brazos extendidos hacia los lados—, ¿es tan difícil amarme? ¿Será tan difícil? —lloro no cohibidome.

MI DULCE REGALOWhere stories live. Discover now