MI DULCE REGALO

7

Ya deja de mirarme de esa forma, que después me termino enamorando aún más.

—Spencer Tae-moo.

SPENCER:

    Agarro el cuello de su camisa y sosteniendolo fuertemente, lo choco de la recepción, creando un quejido de él por el golpe tan fuerte que se ha dado.

   —Si vuelves a decirle puta a ella, voy a meter mi pistola en tu trasero y te disparare en él. ¿Qué te parece? —le pregunto presionando su cuello, viendo como su expresión de furia pasó a una pasiva y asustada.

   Nadie, absolutamente nadie puede venir a hacer escándalos a este lugar y menos agredir a una mujer en mi presencia, y no voy a dejar esto pasar.

   Aprieto aún más su cuello, mientras el mueve sus manos histéricas alrededor de las mías.

   Lo suelto y lo empujo para que caiga al suelo.

   Su expresión en este momento es de susto. Al parecer no esperaba que un hombre apareciera y lo colocara en su lugar.

   —No... estaba haciendo nada malo, solo estábamos conversando. ¿Cierto? —le pregunta a Emma, la cuál lo mira desaprobando su pregunta.

   Él me mira y me sonríe a modo de disculpa.

   —Discúlpate. —le ordeno acercándome lentamente con mi mirada fijada en él.

   Él, nervioso, gira su rostro y le hace un asentimiento.
  
   —Perdóneme, señorita. Creo que estoy borracho. —expresa con cautela con un ojo mirándome y el otro mirando a Emma.

   En cuanto termina de hablar, rápidamente corre alejándose de mi. Cruza la puerta principal como si lo estuvieran esperando.

   Después de revisar que se ha ido muy lejos, volteo mi mirada hacia la recepción y allí observo a la secretaria y Emma, esperando que no estén lastimadas.

   —¿Están bien? ¿Les hizo daño ese hombre? —pregunto señalando hacia afuera.

   La recepcionista mira a Emma tal vez esperando que ella sea quien conteste.

    —Estamos bien, por suerte la situación no llegó a ser peor. —explica sonriéndome para luego darle un golpe suave a la chica y caminar hacia donde estoy—. ¿Cómo estás? —pregunta con voz pasible.

    ¿Cómo es que está tan calmada?

    Pensé que estaría nerviosa o tal vez un poco molesta por lo que acaba de suceder, pero no. Ella está más que tranquila.

   —Descolocado, así es como estoy. —le respondo mirándola todavía sin entender.

   Ella se ríe sabiendo lo que estoy pensando.

   —¿No me digas que creíste que estaría llorando o que caería en tus brazos diciéndote que me salves, cierto? —me pregunta cruzando sus brazos.

   La chica de recepción carraspea, provocando que nuestras miradas se posen en ella.

   —Los dejaré solos. —dice ella saliendo de su espacio de trabajo y dirigiéndose hacia el baño.

   Cuando ella desaparece de nuestras vistas, giro mi rostro nuevamente hacia donde Emma para poder contestarle.

   —No... bueno si. —respondo evitando verla a los ojos—. Es algo que siempre suelen hacer en Corea las mujeres. Por lo que no sé si en tú país, es diferente. —termino de decir.

   Ella se acerca a mí cautelosamente y posando su mano en mi hombro, lo acaricia.

   —No, no soy para nada débil. —expresa sonriéndome con calidez—. Si leíste mi libro, debes de saber como pienso. No busco un príncipe azul, busco un villano que queme el mundo solo por verme feliz. —quita su mano de mi hombro dejándola caer.

   Cierto.

   Lo había olvidado.

   Ese libro que ella escribió, fue el que me hizo enamorarme del mundo literario.

   El villano mataba a cualquiera que trataba mal a la mujer que amaba. Eso es lo que ella busca.

   —Jasper hubiera destruido el mundo por Anne. Tengo que confesar que tu libro me fascinó y después de él, no he iniciado a leer otro libro. —bajo la cabeza sintiendo vergüenza de lo que diré a continuación—. Digamos que me enamoré del libro y puede que también de la forma de escribir y de hacerme sentir la escritora.

    No me atrevo a mirarla.

   Sé que estoy sonrojado.

   Maldición.

   Tengo que buscar en Google como no sonrojarme cuando alguien me gusta.

    Estoy mirando mis pies y en un solo segundo estoy observando también los de ella.

   Se ha acercado a mi nuevamente.

   Pero lo que me desconcierta y me pone nervioso, es que ella ubica su dedo indice en mi barbilla y levanta mi rostro lentamente para que pueda mirarla a los ojos.

   Sus ojos están brillantes, más que nunca de hecho.

   —¿Por qué siempre te pones nervioso cuando estoy frente a ti? ¿Y por qué te sonrojas tan a menudo? —me pregunta todavía con su dedo sosteniendo mi barbilla.

   Me estoy muriendo de la vergüenza.

   Este momento se siente similar a cuando las personas se enamoran de su crush en la escuela. Se siente mucha adrenalina.

   Evito hacer contacto visual con ella, pero siendo Emma muy inteligente, gira su cabeza hacia donde estoy mirando para que le preste atención.

   —Por... qué... me... pones nervioso. —respondo evitando decir lo que realmente deseaba—. Y cada vez que pones tus manos encima mío, me pones más nervioso. —expreso mirándola con los ojos bien abiertos.

   Ella explota en risas.

  ¿Se está burlando de mi?

   ¿Lo estará haciendo?

   Ay Dios, no sé qué pensar.

   —Para ser militar eres muy tierno y sé que a ustedes no les gusta que las mujeres lo llamen así, pero es la verdad. —explica Emma mirándome con mucha alegría—. ¿Eso es lo que realmente sucede o es otra cosa? —vuelve a preguntar haciendo fuerza en mi barbilla para que no la deje de mirar.

   Bien.

   Esta bien.

   Le diré lo que pienso y le pido a Dios que no se burle de mi esta vez.

   —Tía, hoy le diré a papá que debe de hablar con la cigüeña para que me traiga un hermanito y si él dice que no, entonces le diré a mi nueva mamá que hable con la cigüeña para que ella lo traiga. —dice Elizabeth caminando con mi hermana hacia donde estamos nosotros.

   ¿Hermanito?

   ¿Mi hija está pensando ya en tener hermanos?

   A este paso ella terminará por ahuyentar a Emma y es allí cuando verdaderamente me quedaré soltero.

   —Papá, que bueno que te veo de nuevo. —grita corriendo hacia mi—. Quiero un hermanito.

   "OH SEÑOR QUE ESTÁS EN LOS CIELOS".

   "APIADATE DE MI".

Pobre Spencer. 🤣🤣🤣