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Perdonar y olvidar no es fácil, pero algunas veces es necesario.

—Spencer Tae-moo.

  SPENCER:

   —¿Quién es? Solo si quieres dilo. No estás obligada a nada, cariño. —comento acariciándole el cabello y acercándola a mi cuerpo.

   Ella asiente con su cabeza pegada a mi pecho.

   —Fue mi hermano... —dice mientras respira forzosamente como si tiene un ataque de histeria—, y mis padres lo saben y nunca han hecho nada...

   Aprieto mis brazos alrededor de ella.

   Maldición.

   ¡Que vida más triste!
  
   ¿Cómo pueden vivir sus padres sabiendo que su propio hijo abusó de su hija y al mismo tiempo no hacer nada?

   Ni siquiera quiero imaginármelo.

   ¿Esto le sucede a diario a muchas personas en latinoamerica?

    No sé qué me pasa, pero esta noticia me deja devastado.

   —¿Ahora entiendes por qué soy como soy o lo que hago? —me pregunta alejándose de mi, colocando su vista encima mío.

   Me quedo estático pensando en que decirle.

   —Pero tampoco puedes ir en la vida ofendiendo a las personas y luego culpar lo que eres. —expreso mirándola fijamente a los ojos.

   Ella asiente.

   Sé que lo sabe.

   —Y vuelvo a pedirte disculpas nuevamente. Todo lo que te he dicho sé que te ha dolido y no sé cómo haré para que todo vuelva a ser como antes, pero pondré de mi parte. Yo... —me mira como si quisiera decirme algo pero no le sale. Lentamente acaricio su espalda desnuda dándole ánimo para que se exprese—. Me siento segura en tus brazos... —y con esto baja su cabeza escondiéndose entre su cabello largo negro.

   Mi mente se transporta a que ella siempre ha deseado abrirse conmigo, pero nunca encontró la manera correcta, por esa razón me lastima, porque no sabe expresarse y en el entorno en que se crió, tampoco le enseñó a hacerlo.

   Agarro su cabeza y la acerco al hueco que está entre mi cuello y hombro.

   Beso su frente mientras acaricio su cabello suavemente.

    —Estoy aquí, lo estaré siempre, Emma. Necesito que lo creas para poder hacerte feliz. Ese es mi único trabajo en tu vida, preciosa. Porque si te hago feliz, soy feliz.

   Ella no me contesta, solamente me abraza y se acuna en mi pecho mientras el agua corre por nuestro cuerpo.

   Es cómodo estar así con ella, no discutiendo ni alejado, pero aún estando así, de pronto mi corazón se empieza a acelerar y eso no me gusta. No se está acelerando por el contacto de Emma y yo, más bien lo está haciendo como si fuera un presentimiento.

   La abrazo más fuerte y extiendo mi mano para cerrar la llave de agua. Cuando el agua deja de fluir por nuestros cuerpos, ella se separa y mira hacia arriba.

   —Vamos, es hora de salir. —comento llamando su atención la cual obtengo de inmediato.

   Abro la puerta de la ducha, saliendo primero que ella para buscar una toalla y envolversela en el cuerpo. Cuando encuentro la toalla, hago eso mismo, se la envuelvo en todo el cuerpo, cubriéndola y luego la saco de la ducha.

   De inmediato me pongo tambien una toalla en la cintura y agachandome a buscar un secador y una plancha en una de las gavetas, le hago señal para que se siente en la silla que está frente al espejo del baño.

   —¿Qué? —me pregunta confundida.

   —Te voy a secar el cabello, podrías contraer un resfriado si te duermes con el cabello mojado. —le explico haciéndole señas para que camine y termina haciéndolo—. Eres muy lenta, preciosa.

   Ella se ríe mientras se acomoda en la silla.

   Enciendo el secador y con un cepillo empiezo lentamente a secar su pelo. A diferencia de nosotros los coreanos, su cabello es riso, no pensé que lo sería ya que siempre lo lleva lacio.

   Ella está tranquila, mirando en el espejo lo que le hago a su cabello. Cuando ya está muy seco y ondulado, agarro la plancha y con un peine de cabello, empiezo a planchar su cabello.

   Duro alrededor de diez minutos estiliazandole el cabello y luego de terminar ambos caminamos hacia la habitación y nos vistamos.

  Es hilarante lo rápido que pude perdonar a Emma.

   ¿Está mal? Creo que sí.

  De tantas veces que me he ilusionado por una sola gota de amor que ella me de, no sé qué creer.

  De igual forma trataré de no pensar tanto en eso, aunque me entristece pensar que ella en un futuro podría dejarme.

   Tengo hambre.

   No he comido nada en todo el día, me he mantenido a base de agua solamente.

   Salgo de la habitación dejando a Emma sentada en la cama, hablando con alguien por teléfono, así que sin pensarlo me dirijo hacia la cocina para ver que puedo hacer de comer.

   —Spencer, espérame, no me dejes sola...

   Si Emma ha mencionado algo más, no creo haberla escuchado después de ver a mi hija detenida en frente de la puerta, hablando con dos hombres y una mujer. La mujer es de algunos 50 años, al igual que uno de los hombres, pero él otro puedo jurar que no llega a los 30.

   Emma tropieza con mi brazo izquierdo y cuando giro mi rostro para verla, se encuentra petifricada.

   Si son ellos.

   Son sus padres y hermano.

   No sé cómo nos encontraron, pero de igual forma no me gusta que ese hombre esté dentro de mí casa.

   —¿Emma? —pregunta su mamá—. Sabía que estabas aquí, eres muy inteligente. No me gustaría que mi hija esté con un hombre pobre que ni siquiera tenga una casa decente, pero este hombre... —la mujer mira todo el pasillo más lo que puede ver de la casa apenas—, está forrado de dinero. Por fin sirves para algo, niña...

   No sé si sus palabras son ofensivas para mi, porque de igual forma no me importa su opinión. Lo que me preocupa es la expresión que carga Emma mirando a su hermano que está al lado de su madre.

    Emma no le contesta a su madre. Al estar tan ocupada viendo a su hermano, descarta eso.

   —Hola, Emma. —dice él hermano acercándose a ella—. ¡Cuanto tiempo sin vernos!

   ¡Que carajo!
  
   ¿Y de verdad él piensa que puede tocarla?

   Cuando ya está en frente de ella, echo el cuerpo de Emma hacia atrás.

   —No puedes tocarla... —menciono lentamente cada palabra—. Y en este instante deseo que los tres salgan de mi casa.

   Su mamá y hermano cruzan los brazos, mientas que Elizabeth se pone detrás mío.

   —¿Tú casa? —pregunta la madre de Emma—. No es tú casa, ya no más. Es nuestra casa y él que se va, eres tú.

No sé qué decir

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No sé qué decir.😭

MI DULCE REGALOWhere stories live. Discover now