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Cuanta belleza veo a través de tus ojos. Eres deslumbrante como la luz de un tesoro.

—Spencer Tae-moo.

  SPENCER:

    Al parecer mi hija me odia.

   ¿Cómo se atreve a decirle a Emma que yo fui quien le mandó a decir que es muy bonita? Pero no me importa, por que es la verdad.

   Emma es muy hermosa. Creo que hasta deslumbrante.

   Por un momento me dejo llevar y fijo mis ojos en ella, olvidándome de que estoy haciendo el ridículo.

    —Papá, reacciona. —me susurra mi hija en el oído.

  Es allí cuando quito mi mirada de ella y la dirijo hacia el suelo.

   Maldición.

   Mis mejillas.

   Mis mejillas se han sonrojado.

   ¿Ahora como la miraré sin sentir vergüenza?

   —Papá, estás haciendo como un niño de mi colegio que está enamorado de mi. —expresa mi hija a toda voz en el pasillo.

   Rápidamente levanto mi mirada del suelo y la pongo en mi hija.

   ¿Qué?

   ¿Ya la están enamorando?

   ¿Ya me la quieren quitar con tan solo 5 años de edad?

   ¡Pero Jesucristo! ¿Qué les pasa a los niños? A esa edad yo comía tierra y me tiraba del trampolín al suelo.

    —¿Tienes a un niño enamorado de ti? —le pregunto mirándola a los ojos.

   Ella asiente muy feliz, sonriéndome con sus pequeños dientes.

   —Sí. Es que soy bonita, papi. —responde ella colocando ambas manos en su rostro para esconderse de mi mirada acusadora.

   Dios tenga misericordia de mi.

   Luego, más tarde investigo quien es ese niño que me quiere robar a mi bebé.

   Mientras tanto, Emma se ha quedado viendonos discutir, con una expresión de felicidad. Se ve que está a gusto con nosotros.

   —Es verdad lo que dices, preciosa. —se acerca Emma a ella, haciéndole cosquillas en la barriga—. Eres muy hermosa.

   Elizabeth, mi hija le sonríe agradecida.

   —Tú también eres hermosa y esta vez lo digo yo. —comenta señalandose así misma, para luego mirarme y empezar a reírse junto con Emma.

   No lo puedo creer. Ambas se están burlando de mí.

   No fue tan grave lo que dije, simplemente me daba verguenza decirle que era hermosa y para mi mala suerte le dije a mi hija que se lo dijera.

   No puedo evitar reírme por lo que está sucediendo.

   —Ya me tengo que ir. Debo comprar algunas cosas para mañana. —expresa Emma diciéndonos adios a Elizabeth y a mi.

   Emma empieza a alejarse de nosotros, caminando rápidamente para salir de la editorial.

   En ese momento se me ocurre una idea. Puede que loca, pero es buena de igual forma.

   Así que empiezo a correr por el pasillo para salir de la editorial en aproximadamente 10 segundos.

   Cuando salgo de la editorial y me detengo en las aceras de esta, miro hacia la izquierda y luego hacia la derecha buscando a Emma.

   De lejos puedo verla, así que empiezo a perseguirla para poder proponerle que venga a comer con nosotros.

   A diario mi vida es tan monótona. Del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Los fines de semana llevo a Elizabeth al parque de diversiones, pero después de allí, no hay más nada.

   Cuando estoy más o menos cerca de ella, me detengo para poder llamarla y que se detenga.

   —¡Emma! —grito tan solo una vez.

   Ella sorprendida mira hacia todos los lados y cuando me encuentra, me sonríe.

   Empiezo a caminar hacia ella, mientras Elizabeth agarra mi cuello feliz de verla de nuevo.

   —¿Qué pasa? —pregunta ella con expresión de preocupación.

   —Lo que pasa es que... —me arrasco la cabeza—. Quiero invitarte a comer, claro si quieres porque sé que debes ir a comprar cosas y tal vez no tengas tiempo para ir a comer, pero de igual forma te invito para poder hablar y...

   Ella levanta una de sus manos y la coloca en mi boca, deteniendo mi habla.

   —Está bien. —ríe—. No tienes que ponerte nervioso. Es solo una comida.

   Me arrasco de nuevo la cabeza. Realmente no sé por qué, pero lo hago.

   —No estoy nervioso —rio mirando hacia los lados—. Nunca me he puesto nervioso. En ninguna situación. —Aclaro queriendo que me crea.

   Sin embargo, como dije, mi hija me odia.

   Elizabeth toca mi hombro dos veces con sus pequeños dedos.

   —Papá, si estás nervioso. —espeta mi hija, haciendo que gire mis ojos y la mire fijamente—. No hables mentiras, si no papá Dios te va a castigar. —dice por último, para después reírse de mi.

   De nuevo.

   De nuevo se está riendo junto con Emma.

   Las dos se han confabulado contra mi.

   Es que, o sea, soy su padre y se está burlando de mi.

   Entonces como ella nota que me he quedado pensativo, me besa la mejilla y me mira con amor, igual que cuando quiere algo de mi.

   —Te amo, papi. —gira su cabeza hasta ponerla en su hombro derecho y pone su mano izquierda en el borde de su barbilla, formando una expresión tierna que le gusta hacer siempre que quiere manipularme.

   Me río. No tengo nada más que hacer.

   No tengo idea de a quien salió mi hija tan inteligente, porque de mi no fue.

   Busco a Emma con la mirada y cuando la miro, ella asiente para así hacerme un espacio y empezar a caminar con ella.

   —Papá, bajame, por favor. —dice Elizabeth.

   De inmediato la bajo al suelo y ella se mueve para hacer un espacio entre Emma y yo, así colocándose ella en el medio de nosotros. No obstante, lo más sorprendente es que ella agarra mi mano y luego la de Emma.

   Levanto mi mirada sorprendida y asustada, para encontrarme con la de Emma similar a la mía.

   —Ahora me siento mejor. —miro a Elizabeth para ver que está tramando—. Me haré de cuenta que usted mi mami, así que no sé suelte. —y con eso aprieta mi mano, supongo que la de Emma también y empieza a caminar junto con nosotros.

   ¿Qué está sucediendo?

   Es lo que nos preguntamos Emma y yo.

   Es lo que nos preguntamos Emma y yo

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Elizabeth y yo somos amigas.🤣🤣🤣

Ahahahahaha me encanta.🤍

MI DULCE REGALODonde viven las historias. Descúbrelo ahora