20

6K 406 138
                                    

No creí poder volver a enamorarme, pero llegaste tú y me hiciste sentir lo que en mucho tiempo no sentía, dolor y desprecio.

—Spencer Tae-moo.

EMMA:

   1 día después...

   Ni siquiera sé como me siento. Es un conjunto de sentimientos que me atormentan. Pero lo peor de todo es ver como Spencer vuelve a alejarse de mi, colocando una pared entre nosotros. Eso me está volviendo loca.

   Ayer no me sentía así, pero hoy al ver como me ignora, me lastima. No quiero que se aleje de mi, pero él no entiende que no puedo estar con él por ahora. Es dificil negar mis sentimientos por él. Es obvio que Spencer me gusta.

   Spencer me gusta y mucho, pero aún estoy casada con Sebastián y lo menos que deseo es que él piense que le estoy siendo infiel. Eso podría provocar que Spencer salga herido y me preocupa. Aunque después de la pelea de ayer, dudo que ningún hombre pueda contra él, es que Spencer es único.

   Ver el tamaño de Sebastián siempre me ha hecho acobardarme un poco. Hasta mis palabras las mido antes de que salgan de mis labios. Sebastián cuando lo conocí fue el hombre que deseaba, pero todo fue cambiando y al ver que no podía darle un hijo, comenzó a ponerse agresivo, empezó a golpearme y maltratarme, hasta que por último comenzó a obligarme a que tuviera relaciones sexuales con él aunque no quisiera.

    Ha sido un gran esfuerzo mío estar viva ahora mismo. Él me ha dejado casi muerta por todos los golpes que me ha dado. Mide casi dos metros, no tengo la cifra exacta, pero sin dejar a un lado su gran tamaño corporal, hablese de sus brazos, espalda, pecho, parece a un fisicoculturista.

   Mis padres creen que soy feliz, a decir verdad, hace tiempo que no los veo y a ellos nunca le ha gustado venir a Corea del sur.

   Ya es de noche, tal vez las nueve y media. Muy tarde.

   Me levanto despacio de mi silla y tomando mi bolso y teléfono, empiezo a darle la vuelta al escritorio para ponerme en camino de irme de mi oficina.

   No hay nadie más que la recepcionista, el guardia y yo en la empresa. Spencer puede que esté en su casa descansando con su hija. Mientras que yo, estaré sola entre cuatro paredes.

   Salgo de la empresa y miro el cielo nublado. Está muy oscuro, no hay estrellas que puedan alumbrar el cielo. El aire fresco con una leve lluvia que le acompaña, azotan mi cuerpo dejándome deseosa de alguien que me abraze y me quite este sentimiento de volver a los brazos de Sebastián.

   Las razones por las que estoy con él es para que mis padres no salgan dañados y tambien para no sentirme sola. Es muy triste no tener a alguien a quien le importes cuando eres inmigrante en un país desconocido.

    Con mi mano extendida detengo un taxi. El taxi se detiene en la misma acera del frente de la empresa, así que facilitándome la entrada, agarro la puerta, la abro y me adentro en él.

   —¿A dónde la llevo? —me pregunta el taxista antes de arrancar.

    Ahora no sé qué hacer.

   Estoy entre la espalda y la pared.

  ¿Visito a Sebastián para que no sospeche o visito a Spencer y a su preciosa Elizabeth?

    Elijo a Spencer.

   Le digo la dirección al chofer y él de inmediato arranca hacia esa dirección.

   Me recuesto del asiento, con una inhalación profunda.

   Mis manos empiezan lentamente a moverse y a toquetearse la una la otra.

MI DULCE REGALOWhere stories live. Discover now