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El búho, a unos metros tan solo de él, no dudó casi ni un segundo entre ataque y ataque. Suficiente tiempo había dado entre el primero y el segundo, pero una de las estatuas había sido nuevamente recolocada, y es que tal vez era por eso que la velocidad del búho había aumentado ligeramente unos segundos. Ahora había atacado, sabiendo que su presa se había quedado paralizada en el suelo. No era otro que Bybe, el cual miraba con los ojos muy, muy abiertos y brillantes hacia el búho, esperando a que pasasen esos pocos segundos antes de recibir el golpe. No podría levantarse y huir, no le daría tiempo, y se había hecho daño en la rodilla al caer; era imposible la huida, y fue peor cuando al búho le brillaron los ojos amarillentos y lanzó seguidamente su rayo contra aquel chico. Cerró los ojos fuertemente, notando un escalofrío por todo su cuerpo. Entonces, como un tornado, una ráfaga de viento, lo más veloz posible, de repente notó los brazos de alguien en sus hombros y, acto seguido, un empujón. Abrió los ojos rápidamente y, aunque no pudiese ver, supo de inmediato lo que pasaba: alguien, quien fuese, le había agarrado por los hombros para salvarle del rayo y él también se había lanzado con él para ver si podía librarse del láser también. No tuvo ni que dudar, tan solo tocando el pelo de aquella persona, abrió un poco la boca, dejando ver sus dientes con miedo.
—Rope... —le susurró y, gracias a aquello, supo casi de inmediato que algo no iba bien, pero le detuvo la preocupación.
—¡¿Estás bien...?! —le dijo él, mirándole con miedo con aquellos ojos oscuros.
Se detuvo, callado, esperando a ver qué pasaba. Se mordió los labios, posando la cabeza entre el pecho y los brazos del chico y cerró los ojos, asintiendo así con la cabeza. Rope también notó cómo cogía su pelo con más fuerza, como si el susto aún no se hubiese desvanecido. Él también le cogió fuertemente, pero no duró demasiado, pues...
—¡Rope...! —avisó Cheríl.
Y es que no hizo falta ni decirlo, pues aquel chico sabía a lo que se refería: el suelo se desmoronaría de un segundo a otro y él no tenía buen punto de apoyo en aquel momento para salvarse, ni a él ni a Bybe, así que cogió fuertemente a su compañero y cerró los ojos.
—Coge aire —susurró y, justo después, los dos cayeron abajo, dejando oír agua.
Los otros tres se quedaron unos segundos más mirando al suelo, como si acabasen de presenciar algo increíble, pero el interés se desvaneció rápidamente al tener en el equipo a Lora, que se puso a mandar sin dudar ni un segundo más, y a Then, que jugueteaba una vez más con su pistola, ahora metiéndose el morro de esta en la boca justo antes de que Lora se la arrancase de las manos y este se pusiese a gritarle y a tratar de coger y recuperar su pistola. Cheríl quiso reírse, pero se encontraba muy cansado en esos momentos, tal vez por la falta de sueño o por la adrenalina repentina que había terminado con dos de sus compañeros en el agua. Se sentó a esperar a que volviesen, puesto que sabía que Bybe estaba ciego y que Rope estaba herido.
—¿Herido dices? —intervino Lora, y justo al momento perdió la pistola de sus manos por parte de Then.
—El rayo le ha dado en un pie, así que se ha tenido que hacer daño —explicó este, cerrando los ojos —Pero todo ha sido tan rápido que ni él ha notado el dolor ni tú lo has visto.
—En el pie... —repitió, pero chasqueó la lengua —Espero que eso no nos retrase... ¡Y tu actitud tampoco, pelirrojo loco...!
—Me llamo Then —soltó con pena, mirando abajo y abrazando su pistola cuando vio que trataba de arrancársela de nuevo.
De un modo u otro, Lora estaba algo molesta con aquel chico, puesto que no dejaba de pensar en qué podría pasarle para que no hiciese caso a lo que decían. Podría pasarlo por alto, pero no era ese tipo de persona, así que se lanzó nuevamente y cogió la pistola con una mano. Después, ante la mirada de sorpresa de Then, la lanzó hacia el otro lado, justo donde habían estado Bybe y Rope hacía un par de segundos, y esperó con una sonrisa. Total, pensó; ya no funciona, y sonrió, cogiendo al chico de la sudadera cuando fue a lanzarse a por ella. En cambio, no dio tiempo suficiente cuando el rayo la chamuscó, pasando sobre ella, haciendo que Then abriese los ojos, como vidriosos, y perdiese las fuerzas que hacía contra Lora para lanzarse al suelo, metiendo primero la mano antes de golpear con la cara. Fue al segundo siguiente cuando se presentaron allí de nuevo aquellos dos y vieron a Lora, mirando con asco a Then, tirado en el suelo, y a Cheríl en la esquina, mirando con los ojos entrecerrados la escena. Antes incluso de preguntar, el pelirrojo se levantó con ojos de pena.
—¿Por qué has hecho eso...? —y cogió aire rápidamente, como si fuese a desesperarse aún más.
—Bueno, pretendía que me hicieses algo de caso para ayudarnos a salir de aquí... —levantó sus hombros, cuando se dio cuenta de la presencia de aquellos dos —Ah, Bybe, ¿puedes hacer lo que has hecho de nuevo mientras movemos la siguiente?
—Em... —fue su respuesta, puesto que venía mojado hasta la ropa interior, los ojos transparentes casi y ayudando a caminar a Rope, pues ya se había dado cuenta del problema del pie —Supongo —respondió finalmente.
Soltó a su compañero para poder acercarse hasta la chica, la cual esperaba con las manos en las caderas y los ojos entrecerrados. Se plantó allí en frente, justo antes de que ella señalase de nuevo al búho, haciendo que el chico tuviese que entenderlo casi a la primera, pero no lo dejó ahí, pues añadió algo más.
—Si puedes, aprovecha y deja que te persiga más tiempo y así movemos las dos de una —fue más una orden que un favor.
—Hecho —asintió con la cabeza, pero no duró demasiado.
—¡Espera, Bybe...! —le retuvo Rope, cogiéndole de nuevo por el brazo con fuerza, y él solo se giró con los ojos muy abiertos —Ahora el búho es más rápido, tú mismo lo has podido notar... ¡Déjame hacer a mí tu trabajo!
—¡¿Ah?! —se indignó, dando un salto hacia atrás —¡¿A ti?! ¡A ti ni de broma!
—Pero es que, si lo sigues haciendo tú... —bajó la cabeza.
—¿Qué? Sabes que no veo, pero sé mejor que todos vosotros a dónde va a lanzar su rayo —se reafirmó, se soltó y le miró a la cara —No me subestimes, Rope.
Se dio la vuelta y siguió recto a donde le decía Lora, donde ella estaba escondida con Cheríl y Then, es decir, tras la figura de agua. Rope, en cambio, se quedó mirándole unos segundos en silencio, los ojos brillantes, pero como de pena, para luego asentir y bajar la cabeza nuevamente.
—No te subestimo, Bybe; solo no quiero que mi compañero acabe herido —casi lo susurró, pero supo que él lo iba a escuchar.
Aun así, inesperadamente, el chico se giró y le dedicó una sonrisa, para después echar a correr hacia delante. Con los otros tres juntos, aparte de que tuvieron que pararle los pies porque estaba por golpearse contra la estatua, se escondió mientras apretaba los puños. Sabía que esto iba a ir rápido, así que tendría que tener cuidado entre ataque y ataque de no golpearse contra la pared o resbalarse como antes. No lo iba a negar, se había puesto un poco nervioso por lo de antes, pero...
—Bybe —anunció con una sonrisa el albino —Tienes cara de preocupado, así que no te voy a decir que estés obligado ni nada por el estilo.
—Es que lo está —interrumpió Lora, pero la callaron.
—Lo que quiero decir es que no tienes que hacerlo si te da miedo... —recordó la primera vez que se cruzó con él y le invadió un dolor por la garganta, como un nudo: escucharle llorar de aquella manera y verlo ahora allí, sacrificándose para salvar a todos, pero se detuvo al ver su cara, con los ojos entrecerrados y una pequeña sonrisa.
—Soy mejor que vosotros —admitió y todos pusieron cara de tontos.
—No en vista —se quejó Lora, pero la volvió a mandar a callar.
—No tengo miedo —se reafirmó, poniéndose el flequillo para atrás con toda la mano —Sé que puedo hacerlo, aunque me coma las paredes.
Tanto Cheríl como los otros dos sonrieron tras las palabras del ciego. Muy bien, pensó él; yo le guiaré para que no termine en el suelo sangrando por la nariz de nuevo. Ya tendrían que ocuparse Then y Lora de las estatuas, y Rope, en cambio, se había sentado en el suelo, tocando su tobillo, el cual tenía un trozo como si estuviera chamuscado, puesto que estaba negro tras el golpe del rayo. Se lo miró con lástima, pero la mirada se le desviaba inconscientemente hacia Bybe, el cual ya se encontraba en la línea de salida para afrontar lo que tuviese delante. Fue entonces que dio un paso y, sin esperar siquiera un segundo, Lora y Then, este obligado, empezaron a empujar la estatua; Bybe sólo se centró en lo que tenía delante. La estatua de búho, con sus ojos brillantes, no iba a fallar de nuevo, puesto que parecía haber aprendido la lección y no dudó ni segundo y medio en tratar de atacar al chico. Una vez el rayo amarillento fuera de sus ojos, Bybe dio una voltereta en el suelo para pasar del lado izquierdo al derecho en un par de segundos sólo. Se detuvo antes de chocarse, ya que puso un pie más sobresalido para palparla antes de tiempo. Miró directamente, notando la gota de sudor que le caía por el cuello, hasta Lora, notando cómo era que la chica le miraba con desprecio, como pidiéndole que siguiese haciendo su trabajo mientras ella hacía el suyo. Tragó saliva y se levantó rápido.
—¡Bybe, detrás! —gritó Cheríl, apretando los dientes —¡Gira otra vez...!
Fue nada más escucharlo que el chico encorvó los hombros y volvió a lanzarse contra el otro lado, pero, como apenas había analizado la situación, no le costó demasiado empezar a sangrar de nuevo por la nariz tras casi romper la pared con su increíble voltereta. Cheríl abrió su boca un poco, pero no llegó a gritarle porque el chico se levantó rápido y echó a correr una vez más, solo que esta vez el rayo le golpeó a tan solo un par de centímetros, mandando al segundo siguiente al chico por los aires hasta aterrizar contra la estatua que justo estaba siendo movida por Lora y Then. Dándose entre la pared y la estatua, el albino se sorprendió al ver cómo el chico bajaba la cabeza a una velocidad impresionante y se quedaba allí sentado, lo que hizo que abriese los ojos, apretando los puños, doliéndole el pecho, con la mano en este, entendiendo lo que acababa de pasar.
—Em... Lora...—empezó, tratando de llamar la atención de los tres restantes, pero solo Lora intervino.
—¡No hay tiempo que perder; esto ya casi está...! —ignoró completamente sus palabras y continuó recto, al borde justo de pasar el pequeño escalón en el que debían de meter la estatua.
Cheríl se quedó callado, brillándole los ojos, mirando sin apartar de su vista clavada en Bybe. Aunque el chico fuese ciego y se hubiese dado un golpe, no parecía responder ante el siguiente ataque del búho, el cual ya se estaba preparando, con los ojos brillantes, reluciendo luces amarillentas a su alrededor, puestos sobre Bybe con malas intenciones y este sin siquiera levantar la cabeza. En un movimiento muy rápido, Cheríl bajó la cabeza a toda velocidad y se lanzó también al campo de visión del búho, tratando de esquivar, pero proteger al mismo tiempo. Fue en ese momento justo que la chica acabó su recado y no dudó ni un segundo en darse la vuelta y echar a correr hacia la siguiente; como no, tirando de la sudadera de Then para obligarle. En cambio, primero fijó su mirada en el búho y un escalofrío le recorrió.
—¡Quita de ahí, cerecitas...! —ordenó mientras empezaba a empujar sin dudar más tiempo —¡Bybe tiene ese trabajo...!
—Bybe se ha desmayado... —susurró este, volviendo al inicio tirando de él y de su camiseta para llevarlo consigo.
Los tres abrieron los ojos entonces, dándose cuenta de lo que Cheríl realmente intentaba: con su mano en la cabeza del chico y la otra en su camiseta, junto a los otros tras la última estatua, la de fuego, y con la mirada fija en él. El chico se había desmayado tras el golpe, el cual justo le había dado en la cabeza, directamente en la nuca. Los cinco, tras una estatua, algunos mirando con cuidado al búho por si algo había vuelto a cambiar, con el corazón latiendo en sus gargantas, evitando poder tragar. Rope y Cheríl, por el contrario, miraban a Bybe con mala cara y sorpresa, respectivamente.
—Maldita sea, Bybe... —susurró su compañero, rozando su cara por si abría los ojos.
—¿Y ahora qué? Ya nadie puede distraer al búho —intervino Lora, cortando el rollo a aquellos dos.
—Bueno... —empezó Cheríl, subiendo los hombros, mirando de reojo a Rope con una sonrisilla y él negando, señalando a su pie —Si Bybe no puede ahora, no pasaría nada si...
—No me eches el muerto —entrecerró los ojos con asco y le miró con rabia.
—No te lo iba a echar —se rio este, pues se señaló a sí mismo y asintió dos veces —Yo distraigo y vosotros moveís esta cosa.
Y, así, sin más, se levantó ante la mirada de sorpresa y de atónitos de todos y cruzó el umbral entre el búho y él. Nada más hacerlo, el rayo le atacó, por lo que saltó de nuevo hacia atrás y se detuvo, sin siquiera poder coger aire de la sorpresa. Se giró lentamente con los ojos muy, muy abiertos, aterrado al máximo, el corazón a mil por segundo y el sudor cayéndole por la cara. Respiró hondo antes de sentarse de nuevo y girar la cabeza con una sonrisa.
—Creo que mejor esperamos a que Bybe se despierte, je... —y sonrió de nuevo, pero todos le echaron una mirada de desprecio.
Rope, con Bybe sobre sus piernas y con la mano en su pelo, aguantaba las palpitaciones de la herida oscura que casi le quemaba el pie. No era peligrosa ni grave, por lo menos, pensó. Lora, por el contrario, cada vez parecía estar perdiendo más los nervios, dando pisadas rápidas y mirando a todos lados a la vez. Finalmente, se levantó, suspirando y miró a Cheríl con una mirada asesina, tanto que incluso se asustó.
—Lo haces y punto, cerecitas —avisó, pero Cheríl parecía temerla en aquel momento tanto que no le haría ni pizca de caso, por lo que pensó en otra cosa, bajó rápido la mirada y cogió aire lentamente —Mira, Cheríl; Loan estaba muy mal cuando he salido de allí...
—¿Qué...? —empezó él y le brillaron los ojos al momento, pero lo ignoró.
—Había venido a por Bybe, pero, como bien comprenderás, ahora el chico no está en las mejores condiciones de irse —dijo, fijó su mirada y la devolvió al búho —Si no me equivoco, tú habías venido a por la llave de aquí para sacar a tu compañero lo antes posible, ¿verdad?
No hizo falta que asintiese, puesto que todos ya se sabían su respuesta, así que Lora ni siquiera le miró, buscando la respuesta en su cara, sino que miró a Bybe, frunció un poco el ceño, tocó su rostro y volvió a hablar.
—Salir de aquí es la prioridad, tanto para ti como para mí, que me quiero ir de aquí ya mismo —pareció algo molesta cuando suspiró de esa manera en la última frase, pero solo era que no tenía mucha paciencia —Yo no soy muy rápida como bien has comprobado, y mandar a este —dirigiéndose a Then, el cual estaba jugando con su pelo, tirando y soltando sus mechones más largos de atrás —Mandar a este sería un suicidio —terminó suspirando y casi riéndose —Así que, si no te da la gana de ir, lo siento, pero...
Cuando abrió los ojos para gritarle que le obligaba a ir contra el búho, se detuvo y bajó los hombros, notando cómo le recorría un escalofrío por toda la espalda al mirar en frente. También como si fuese cosa de magia, las miradas de los otros dos también fueron redirigidas, primero a Lora, pero después a Cheríl. El albino, paralizado, mirando abajo, parecía incluso haber perdido un poco su pálido color de piel a la hora de elegir sus sentimientos para mostrar. Ahora parecía verdaderamente que no había dormido nada, pues las ojeras que se le notaban eran excesivas, pero peor eran en el contraste con el agua transparente que estaba por caerle de los párpados y los ojos rojos, los cuales parecían haber perdido el color también. Ninguno de los tres se movió ni un poco siquiera, menos Then, el cual iba contra las reglas, por lo que giró rápidamente su cabeza y sonrió.
—¿Estás llorando? —y se rio.
—¿Qué...? —preguntó rápido, girando él su cabeza hacia el pelirrojo, pero pasándose la chaqueta por su ojo derecho primero —No; estoy bien... —susurró, tratando de hacer una sonrisa triste, levantándose al momento ante la mirada de duda de todos, sobre todo de Lora, que estaba por juzgarle, pero su nuevo paso la pilló desprevenida —Voy tirando, así que empujad esto antes de que me convierta en una cereza ahumada —y se rio él también.

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