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Tras una pequeña carrera uno tras otro tras otro, persiguiendo al chico pelirrojo, Cheríl se detuvo el primero, dando un salto atrás. Golpeó sin querer hacerlo a Bybe en la cara y se disculpó sin girarse apenas por lo que acababa de ver. El chico de pelo beige, con sus ojos oscuros, negros, apenas sin brillos, le retuvo un momento la mirada mientras se preocupaba por su compañero y el golpe que le acababan de dar, pero ahí no acabó la cosa, puesto que el chico exigía algún tipo más de perdón o disculpa por parte de Cheríl. Ya podía caminar bien, había estado un rato ayudado, pero ya tan solo cojeaba y podía caminar al lado de todos sin problema alguno. Los únicos dos que no se encontraban con todo el grupo eran Then, que se había perdido al ir por delante, y Lora, que se había perdido por ir detrás, arrastrando los pies y quejándose a cada rato. En aquel momento justo, al parecer, Cheríl había descubierto algo que lo había dejado sorprendido y preocupado a la vez cuando lo pensó, y lo notaron por su inmenso silenció al momento que hizo que todos pusiesen un ojo sobre su espalda.
—Chicos... —empezó, girándose un poco y mordiéndose los labios, como si estuviese por decir algo muy malo y que sorprendería a todos —Esto creo que es demasiado para todos...
Así fue cómo lo dejó en el aire para que todos se empezasen a preguntar y preocupar por lo que habría allí delante. No temieron en dar el primer paso, es más, estaban tan decididos, que incluso Cheríl tuvo que saltar hacia atrás para dejarles paso a aquellos tres que se lanzaron contra él. Así, con los ojos muy abiertos, todos experimentaron el terror de lo que les acababa de decir el albino, pues allí delante lo que había no era muy normal exactamente: frente a ellos, poblado de árboles, plantas y vegetación, lo que se presentaba era ni más ni menos que un enorme laberinto de arriba a abajo. A todos les brillaron los ojos, tal vez no solo por el miedo o la sorpresa, sino por la intriga del lugar. Así fue cómo el primero en hacer un movimiento no fue otro que el chico de pelo beige, el cual chasqueó la lengua con rabia al ver aquello y giró la mirada para que viesen su preocupación.
—Esto es enorme... —se quejó con un suspiro fuerte —¿Cómo vamos a pasarlo todo sin matarnos sin querer en el acto?
—¡Sí! —saltó Cheríl, girándose para mirarlos a todos —¿Y dónde se ha metido Then si se puede saber...? —bajó los hombros rápidamente, haciendo ruido y todo al tragar —Es muy fácil que ese chico se pierda, y más en un lugar como este.
—Ese chico es muy raro... —remató, con los ojos entrecerrados y cara de asco, Lora, mirando y analizando a la vez cada una de las partes que se encontraban del laberinto, y con pocas ganas.
—De un modo u otro, chicos... —dijo Bybe, dando un paso en frente para mirarles con los ojos transparentes como siempre —Que Then se haya ido sin nosotros, no quiere decir que esta prueba no vaya a ser... —estuvo por terminar la frase, pero no pudo.
Y es que, al decirlo, echó el pie un poco atrás para observar y analizar el lugar en el que estaba, pero estaba claro que no sabía qué le deparaba el momento ni el destino y terminó metiendo el talón en la caída: aquella separación entre donde estaban ellos y el laberinto. Tanto Cheríl como Lora solo miraron la caída inminente del chico, mientras que Rope fue el único que se lanzó para tratar de ayudarle, pero apenas pudo darle tiempo a algo, ya que seguía bastante herido, por lo que el pie le falló y terminó cayendo al suelo, bajando la cabeza a toda velocidad y dándose contra el suelo. Subió la mirada lo más rápido que pudo para mirar en frente y le brillaron los ojos cuando escuchó un golpe seco de repente.
—¡Bybe! —gritó rápido, dándole un vuelco al corazón.
—Se ha caído —dijo, dando una patada al suelo y saliendo polvo de este la chica de pelo rosa —¿Y ahora qué? ¿Ni siquiera viste venir la caída? —y sonrió un poco para girarse de nuevo.
—¡Bybe! —gritó entonces Cheríl, acercándose hasta quedarse plantado al borde de la caída —¿Sigues vivo, amigo?
Los tres aguardaron en silencio un tiempo, unos segundos extremadamente largos, algo que incluso a Rope le dolía pensar que pudiesen haber perdido a alguien, y que encima de tratase de Bybe. En cambio, después de un rato, Cheríl sonrió y, sin pensarlo dos veces, pegó un salto para caer él también, resbalando con uno de los pies delante y la espalda toda encorvada hacia abajo. Los otros dos se miraron en silencio mientras esperaban cualquier señal, pero estuvo claro cuando el albino gritó desde abajo con una sonrisa y casi riéndose.
—¡Bajad, vamos...! —empezó, pero no continuó.
Los dos entonces se miraron en silencio, pero apenas fue más de un segundo, puesto que no se soportaban. Rope se levantó y no dudó ni un momento más en bajar, todo por ser primero y superar de cualquier forma a esa chica. Por supuesto, ella tampoco se quedó atrás, pues se lanzó también para resbalar por toda la caída, tratando inevitablemente de alcanzar el final ella primera, pero no pudo ser así y terminó detrás de Rope. Al llegar, le hizo la zancadilla y siguió recto, no sin antes que el chico golpease su rodilla con un rodillazo y demás. Cuando por fin se detuvieron fue cuando notaron que no estaban solos en aquel lugar, el cual ni siquiera habían analizado, sino que sus dos amigos estaban allí, frente a ellos, justo delante de un árbol, o incluso de tres. Al principio no entendieron; Bybe mirando y tocando las ramas y Cheríl detrás de él mientras le hablaba. Les costó reconocer aquello, pero por todas las pistas que tenían no era demasiado difícil de identificar: tres árboles, dos entradas y ellos dos hablando, es decir, ya se habían metido al laberinto.
—Jo, pues nada —empezó Rope, soltando a la chica de un puñetazo y bajando los ojos —¿Estás bien, Bybe?
—Me he dado un golpe en la cabeza, gracias... —resumió el chico, girando la cabeza únicamente para hablarle y mientras rozaba su pelo con su mano izquierda, pues la otra la tenía en el árbol —Pero ahora mismo eso no importa, porque esto es complicado de ver; tenemos que salir de aquí antes de que...
—¡Sí! ¡¿Y dónde está Then?! —interrumpió Cheríl con un salto.
—No lo sé... —bajó la cabeza el ciego, pero Lora interrumpió también con una sonrisa plena.
—Por supuesto; ¿qué vas a saber tú? —dio un paso al frente y le rozó el pelo para girar su cabeza obligado para mirarla, a pesar de que no veía nada y lo sabía —Déjanos esto a nosotros y dame la mano para no perderte, ¿entendido?
—No —se impuso Rope incluso antes de que pudiese responder este —Me la da a mí, que es mi compañero por algo.
—Ajá —asintió ella, levantando la cabeza para reírse ahora de este —Haz lo que quieras, pero te recuerdo que yo también estoy perdida —se detuvo entonces, brillándole los ojos, como recordando algo al momento y sonrió para hacer una cara emocionada al momento —¡Ya sé! ¿Por qué no lo quemas todo con tu mechero y ya?
—¿Me estás diciendo...? —empezó, bajando la mirada con rabia, pero gritó en la segunda parte de la frase, puesto que odiaba aquello, lo odiaba —¡¿Me estás diciendo que vuelva a quemar todo?!
—¡Sí! —saltó, con una sonrisa —Venga, así harás algo por fin.
—¡¿Por fin...?! —y agarró a la chica por la camiseta azul, casi transparente, viéndose así su ropa interior casi —¡¿Cómo que por fin...?!
—¡Oye, Rope...! —empezó entonces Cheríl, pero sin intervenir —Yo solo quiero salir de aquí, así que no os pegueis...
—Lo siento por ti, cerecitas —dijo, seria, Lora, pues poco le había gustado el último movimiento de Rope, por el cual ahora cogió su mano y la estranguló con fuerzas —Pero esto no se puede quedar así...
Viendo que, como la última vez que trató de detener una pelea, ahora le volvían a ignorar, él simplemente se agachó en el suelo y se volvió a quedar callado, viendo el espectáculo desde ahí y rozando su cuello contra la ramas del árbol, creando así el laberinto. Al empezar a discutir y metiendo puñetazos casi, Cheríl simplemente cerró los ojos para no verlo. Oscuridad, pensó; en la oscuridad no se pierde nada, porque no hay nada, porque ya estás perdido. Si salir de aquí fuese tan fácil como ver la oscuridad, tal vez todo podría solucionarse sin necesidad de muertes ni discusiones, ¿no? Pensó en Then; a saber dónde estaba ese chico raro que aparecía y desaparecía a veces como entonces. En la oscuridad sería fácil de encontrar, puesto que se le vería... O tal vez no, pero no sería tan complicado como en un laberinto. En un laberinto no hay oscuridad, hay paredes, caminos y plantas, pero no hay oscuridad por la que perderse; no hay oscuridad para hacer todo más fácil. Si cerrase los ojos y avanzase por los lugares, estaría buscando la oscuridad y si esta evita los problemas y te ayuda a salir de los lugares...
De repente, notó un escalofrío. Sin quererlo, se le había ocurrido una forma de escapar de aquel lugar, pasando por todo el laberinto y sobreviviendo todos si no había ningún peligro, pero por lo menos no se perderían. Abrió los ojos con cuidado, viendo de frente entonces cómo era que Lora había podido estampar la cabeza de Rope contra una de las paredes, la única de piedra y arena, y este trataba desesperadamente por hacerla caer, resbalar o cualquier forma de deshacerse de ella. Cuando el albino se levantó y subió la mirada un poco, los dos notaron su potencia y no tuvieron de otra que girarse para verlo. Con una sonrisa, miró desafiante a ambos y cogió aire.
—Creo que sé cómo salir de aquí —dijo, imponente y se giró rápidamente —¡Bybe...! —pero se detuvo al momento.
Y es que a su lado izquierdo ya no había nadie, sino que el chico había comenzado a caminar y ya se encontraba a mitad del pasillo. Cheríl fue corriendo a por él y sin preguntar ni nada lo devolvió allí con ellos, solo tirando de su brazo. El chico de pelo beige le echó una mirada de desprecio mientras agarraba él a Bybe, el cual se dejó por fin, pero miró con poca cara de gracia al albino, y es que este le había traído arrastras para algo, ¿no?
—Bybe, he tenido una idea —empezó, cogiendo de nuevo el brazo, el izquierdo ahora, y poniéndolo en la pared de hojas, Bybe mirándole sin entender, pero Cheríl sonó muy confiado a la hora de hablar; pudo notar sus ojos brillantes y su sonrisa enorme —Quiero que nos saques de aquí.
—¡¿Cómo...?! —preguntaron Rope y Lora a la vez, casi tirándose el uno al otro del sobresalto, pero solo continuó la chica.
—¿Qué pretendes al decir eso? Este chico ni siquiera sabe dónde estamos —empezó, pero vio la cara de Bybe y se calló.
—Lo sé mejor que tú... —susurró con un suspiro, pero miró de nuevo a Cheríl para hablar, no sin antes que el otro chico les interrumpiese de nuevo.
—Estás usando a Bybe como si fuese una persona a la que puedes mandar —se indignó este, pegando saltos —Eres mayor que nosotros, pero no tienes derechos a obligarnos.
—Por supuesto —defendió la chica, haciendo volar su pelo, pero no como él quería —Porque sino mandaría yo.
—Chicos —les calló entonces Bybe, entrecerrando los ojos con pocas ganas de escucharles pelear de nuevo —Me da igual quién sea mayor que nadie y quién ordene más que nadie; yo estoy ciego y a mí no me manda ni mi madre —los dos se quedaron congelados ante tal actitud, pero él no apartó su mirada de encima de ellos, sino que habló así con Cheríl —Sé lo que quieres que haga, pero no estoy seguro de si podré... Es decir, si no puedo sacaros a pesar de que yo soy quien os guía...
—Eso es lo de menos, Bybe —interrumpió su compañero, apretando la mano —No sé lo que Cheríl quiere de ti, pero estoy seguro de que si te ha dejado a ti este trabajo es por algo, ¿no? —a Bybe eso le sacó una pequeña sonrisa, pero no la mostró —Sácanos, por favor.
Él solo asintió en silencio tras unos segundos de espera. El albino pretendía algo que no había contado a ninguno de aquellos tres, pero, al parecer, Bybe lo había pillado el primero, y tal vez el único. Por eso, mientras iba dando pasos con los tres detrás, los ojos cerrados y guiándose por instintos, iba susurrando el plan.
—Se dice que puedes salir de los laberintos con los ojos cerrados y una mano en las paredes —palpó mejor la suya y agarró un trozo de hoja para tenerlo en la otra mano hasta entonces —Si vas con la mano izquierda y no la apartas, puedes salir de cualquier lugar que sea un laberinto sin tener que abrir los ojos para perderte —subió los hombros, giró la cabeza y sonrió aún más, como para explicarle y dar a ver a los tres aquella frase que tanto repetía —Nunca me subestimeís.
—¿Subistemeís? —preguntó entonces una voz tras los dos de atrás, los cuales se llevaron un susto y saltaron hacia adelante, Rope tropezando y cayendo al suelo.
Pero no fue de tanto el susto cuando se dio cuenta, al darse la vuelta, de que allí, sonriente, dando pasos sueltos, a la pata coja casi, quien le miraba tenía unos ojos particularmente grandes y azules. Por un momento se le había olvidado que alguien faltaba allí, y por eso el corazón le iba a mil, pero no fue hasta ese momento en el que pasó de ayudar al chico y seguir recto hasta donde estaban los primeros para molestar. Sin duda, Bybe ya sabía de quién de trataba, y relajó los hombros al notarlo.
—Volvió —susurró, como si de una aparición estuviese hablando —No te vayas de nuevo, idiota.
—¡Eso! —remató Lora, cogiendo su hombro para no dejarle escapar —Eres escurridizo como una salamandra, chico raro.
Then sonrió hacia aquella comparación, ignorando, tal vez, la última parte de la frase. No preguntarían a donde había ido, ni por qué, ni cómo había vuelto, pues aquel chico raro estaba en su mundo y nadie podía sacarlo de allí. Era un misterio, pensaron todos y continuaron.
Justo en ese momento en el que el silencio reinó de nuevo, Bybe notó un escalofrío y se detuvo, congelado. Y es que ninguno tuvo la necesidad de preguntarle, pues es que aquel chico ciego sabía todo lo que pasaba en el lugar. Giró la cabeza rápidamente cuando susurró algo.
—Algo se ha tensado... —y se echó hacia atrás, sin soltar la pared, pero notó cómo Cheríl le cogía del otro para escapar en cualquier momento.
Ninguno lo escuchó, estaba claro, pero el aviso de Bybe les llegó perfecto, ya que, dos segundos después de decirlo, la parte de detrás, la cual ya habían dejado atrás hacía unos segundos, se desmoronó hacia abajo de tal forma que incluso Rope, Lora y Then tuvieron que hacer un esfuerzo para no quedar atrapados entre los escombros. Cheríl, por el contrario, se acercó al más bajito de la sala y, sin perder la pared por la que iban, se echó hacia atrás a toda velocidad. Todos sobrevivieron y ninguno acabó herido por suerte, pero algo no iba bien, pensaba Bybe; se había desmoronado por alguna razón, ¿no? ¿Pero por cuál...?
No dejaba de darle vueltas cuando, de repente, Lora agarró su brazo derecho y empezó a recorrer el pasillo y a cruzar las esquinas como si supiese lo que hacía. El chico de las cerezas notó aquel impulso como si le hubiesen herido a él y empezó a perseguir junto a los otros dos a la mujer, desesperados.
—¡Lora...! —gritó este, yendo el más rápido de los tres —¡Así no se puede...!
—¡¿Qué más da lo de las paredes y todo eso?! ¡Si esta es la que tiene que seguir, mejor recorrerla corriendo y ya! ¡¿O no?! —gritó, mientras Bybe se resistía con lo que podía.
—¿Y las trampas, Lora...? —dijo este, mientras buscaba cómo agarrarse —Te acaba de explotar una, pero...
Por fin, después de dar casi dos giros y medio pasillo más, una rama se salía por una parte y fue la que agarró con todas sus fuerzas. Los dos tuvieron un tirón por estar haciendo fuerza por ambos lados, pero de poco fue al ver cómo la rama se partía. Lora no era muy fuerte, pero Bybe no tenía resistencia alguna tampoco. Por eso, cuando hizo más fuerza, cerrando los ojos, pidiendo por favor que lo dejase ir y agarrando más fuerte su rama, el crujido le sorprendió, pero para bien, pues la rama empezó a desenvolverse como un hilo y fue dejando un agujero. La chica no se dio cuenta, sino que fue Cheríl el primero en notarlo en cuanto pasó por allí. Se sorprendió, se echó hacia atrás y cogió aire. Aquello no era normal, ¿no?
—¡Lora, vuelve, mira esto...! —gritó, aferrado a su pared.
La chica, en cambio, entró en razón y se dio la vuelta. Para su sorpresa, para la de Rope y la de Then, aquella apertura no era simple, sino que, atravesándola, se llegaba a...
—La llave —susurró este con una sonrisa —Podemos llegar a la llave por este lugar.
—¿En serio? —giró su cabeza Bybe, por lo que se lo explicaron rápidamente al recordar que no veía nada.
—Todo el laberinto... —empezó Rope, molesto —¡¿Para esta tontería?!
—Pero es una tontería muy buena —se rio Bybe, buscando su mano —Podemos salir de aquí ya mismo.
—Cierto... —sonrió él, agarrándole fuerte.
—Y dormir... —añadió Cheríl, notando un dolor enorme por todo su cuerpo al relajarse un poco —No he descansado en toda la noche...
—¡Pues vamos! —saltó Then, el cual ya tenía medio pie dentro —Vamos a salir de aquí.
—¡Espera, chico raro...! —le detuvo Lora, conteniendo el aliento —Será mejor ir todos para que no vuelva a volar el suelo.
—Eso suena divertido —dijo con inocencia, aunque giró la cabeza —Pero creo que es cierto que deberíamos ir todos —sonrió —Ya sabes, por si vuelas —y volvió a su lado, lo que les sorprendió.
Por fin saldrían de nuevo, pensaron. Sólo debían de llegar al otro lado y ya...

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