House of The Dragón 🐲 † ||• One-Shots• || † 🐲

• Jace Velaryon x Cregan Stark

Autor/Tumblr: ireneispunk

Jacaerys Velaryon y Cregan Stark x lectora obscena (King's Landing Handmaiden)

Resumen: Eras un espectáculo digno de contemplar, simplemente una doncella, pero podías dominar una habitación. ¿Y captar la atención de un príncipe y un señor... en la misma noche?

⚠️: canon divergente (los negros ganaron y se establece después del baile, rhaenyra se sienta en el trono de hierro, básicamente lo hizo para tener a todos en un solo lugar), ¡¡¡trío!!!, sexo p in v, oral (recepción m & f), asfixia leve, azotes, sobreestimulación, conversación sucia.

⚠️²: cap largo de casi 5mil palabras, solo es ficción, no busco ofender a nadie, no quiero sexualizar a los actores o a los personajes, si no te gusta este tipo de caps no los leas.

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Dejaste escapar otra risita falsa mientras otro hombre rico pedía tu atención. Este tipo de cosas siempre sucedían en grandes ocasiones, y hoy ciertamente fue una de ellas. La boda de Lucerys y Rhaena no fue una ocasión pequeña, todos los señores y damas que habían apoyado el reclamo de Rhaenyra estaban aquí. Quiero decir, infiernos, por eso tuviste la oportunidad que tuviste. No eras de baja cuna, pero ser doncella de la reina era un papel muy reservado para las chicas de alta cuna. Tu padre había arriesgado su propia vida y la de sus familias para ayudar a Ser Erryk a regresar a Desembarco del Rey con una ruta secreta que conocía a través de Tumbleton. Este trabajo te había proporcionado un hogar en una habitación con la que sólo podías haber soñado y la oportunidad de estar cerca del príncipe. Tus dedos rozaron tu piel para juguetear con tu collar, le sonreiste al hombre frente a ti, poniendo tu encanto. A pesar de entretener su aburrida conversación e incluso sus bromas más aburridas durante la última media hora, ciertamente no te importaba. Te aprovechaste de la posición del hombre en la sociedad y de vez en cuando mirabas más allá de su hombro para ver al príncipe de Dragonstone quemándole agujeros en la espalda. Esta noche, sin embargo, fue diferente. No solo llamaste la atención del príncipe Jacaerys, sino también de su amigo del Norte, Lord Stark. No se podía negar la belleza que los dos compartían, rasgos atractivos y fuertes, marcos grandes y ojos que parecían querer consumirte. Las pocas veces que miraste en su dirección, para evitar sospechas, de vez en cuando se susurraban entre ellos. Una pequeña mirada llamó tu atención por parte de tu reina, Rhaenyra. Te disculpaste de la conversación y caminaste hacia el otro lado del gran salón donde estaban sentados Rhaenyra y Daemon. Desde el lado opuesto de la mesa, sentiste una mirada sobre ti, pero no hiciste el favor de mirarlos.

Llegaste al lado de Rhaenyra inclinando la cabeza antes de que ella te susurrara:

Rhaenyra: ¿Se han preparado los aposentos de Lucerys?- Parecía incómoda ante la petición. Usted asintió y dijo:

T/N: Sí, excelencia. ¿Puedo regresar? ¿Y asegurarte de que sigue siendo perfecto?- Ella sacudió la cabeza mientras Daemon ponía una mano sobre la de ella.

Rhaenyra: No, eso no será necesario, has hecho mucho por nosotros hoy. Siéntete libre de seguir disfrutando de las celebraciones- hizo una pausa para mirar a su hijo mayor y a Lord Stark. - Aunque creo que todavía hay algunos que esperan que los conozcas- Tu boca formó una pequeña "o" antes de asentir. Te despediste y te volviste hacia el príncipe y el señor. Ambos ya te habían estado mirando, Jacaerys desvió la mirada mientras Stark te miraba fijamente. Una vez que estuviste frente a ellos en la mesa, le hiciste al príncipe una pequeña reverencia, antes de girarte hacia Cregan y hacer una reverencia más profunda mientras mantenías contacto visual con él. Levantó una ceja, no acostumbrado a que una chica de aspecto tan dulce lo mirara a los ojos. - Su excelencia. Mi Lord Stark, es un placer conocerlo- Hablaste con confianza, presentaste tu nombre y admiraste la longitud de sus brazos que eran visibles desde sus mangas arremangadas, - Parece que el clima cálido le sienta bien, mi señor- Este era uno de tus pasatiempos favoritos, no lo podías negar. Los señores de los elogios ven cómo responden, hablan casi fuera de turno, pero no lo suficiente como para llamar la atención. El agarre de Jacaerys en su taza se apretó ante tu comentario. Durante semanas, desde que trabajaba allí, lo había torturado. Usar esos vestidos de doncella apenas visibles, el contacto visual obsesivo, cumplidos inadecuados de una dama a la que no estaba cortejando, preparándole baños y ofreciendo su ayuda. Todos los días era una lucha no arrancarte el vestido y follarte delante de todos como parecías desear. Detestaba cualquier tipo de reunión porque sabía que tu belleza y encanto atraerían la atención que mereces.