Capitulo 8

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  • Dedicado a Laura Crespo
                                    

Kei entró en su casa y lo empujó hacía el interior de un empujón. No era la primera vez que había estado allí, pero en ese momento estaba mucho más nervioso. El chico rubio no había vuelto a comentar nada sobre sus lágrimas, ni sobre su ridículo comportamiento.

            —Bien, ¿ya tienes una explicación convincente?

            ¿Razón? ¿No había sido lo suficientemente claro con aquello? Kei solo trataba de reírse de él.

            —No... Kei... yo...

            ¿Qué iba a decirle? Estaba metido en aquel problema por ser un idiota, ahora tenía que buscar la forma de salir de aquello sin que Kei lo despreciara por sus sentimientos.

            —¿Y bien?

            Kei se detuvo frente a él, descalzo, ya que nuevamente se había quitado los zapatos en la entrada. Su mirada no decía nada, estaba inexpresivo, esperando una respuesta, pero él no se atrevía a dársela. ¿Por qué había rechazado a Ángela cuando él se lo pidió? Hubiera sido mucho más fácil que lo hubiera despreciado y se hubiera ido con ella.

            —No tienes ninguna, ¿verdad? Y, por supuesto, tampoco tienes nada que decir.

            Julian lo miró avergonzado. Seguía igual de indiferente y su tono de voz era duro aunque inalterable. El muchacho bajó la cabeza sin decir nada, decaído. Sin duda alguna, Kei debía estar lamentando no haberse ido con Ángela en esos momentos.

            —Quítate los zapatos —soltó Kei, con el mismo tono.

            —¿Eh?

            Julian se quedó mirando a Kei sorprendido.

            —Hazlo, me ensucias el suelo.

            No sabía muy bien a qué venía eso, pero se sentó en el sofá y se desató las zapatillas. Kei observó todos sus movimientos sin moverse un centímetro de donde estaba. Eso sólo consiguió ponerle más nervioso de lo que estaba y las manos le temblaban tanto que le costó varios minutos desanudar los cordones.

            —Oye, Kei, es mejor que me vaya...

            —¿Y eso? ¿A qué viene tanta prisa? ¿Has quedado con alguien?

            —No...

            ¿Por qué no era un poco de ayuda? Intentaba alejarse de él, pese a todo el esfuerzo que eso le costaba. ¿Qué pensaba Kei sobre él? Tal vez...

            —Porque si has quedado con alguna chica, envíamela.

            Era un demonio. El preocupado por sus sentimientos y Kei, muy posiblemente conociéndolos, jugaba con él con tranquilidad.

            —No tenía que haber venido —susurró, no lo suficientemente bajo para que Kei no lo oyera.

            Julian hizo ademán de levantarse, pero Kei lo empujó hacia atrás, tumbándolo y se arrodilló sobre él.

            —¿Qué... qué haces?

            Julian intentó incorporarse, pero las piernas de Kei le impedían levantarse demasiado. El rostro de Julian ardía y podía sentir el sudor frío que recorría su espalda. El chico rubio, sin embrago, no se dio prisa ni en contestar, ni en hacer nada; únicamente se quedó quieto, fumándose un cigarrillo muy tranquilamente.

Cuando habla el corazón (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora