Capitulo 9

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  • Dedicated to Anaiza
                                    

            Julian miró a Kei de reojo. El chico estaba enredando con unos papeles y parecía que lo absorbían completamente. En algunos momentos, fruncía ligeramente el ceño o suspiraba molesto, pero no hacía ningún comentario al respecto. Julian sentía mucha curiosidad por saber cual era el contenido de dichos documentos, se preguntaba si en ellos encontraría algo para conocer mejor a aquel chico.

            — ¿Quieres algo, idiota?

            — ¿Eh? No...

            — ¿Entonces, por qué me miras?

            — No lo hago...

            No se habló nada más. Kei estaba muy distante con él, más dedicado a sus asuntos que a su invitado. Julian se daba cuenta de que entre aquel chico y él había un gran abismo. Pese al comportamiento despreocupado de Kei, había algo mucho más profundo en su forma de ser y Julian presumía que tal vez aquello era una fachada, una barrera protectora como la que él tenía ante los insultos y rechazos de la gente.

            No hacía mucho que lo conocía, pero tampoco eran dos días. En ese tiempo debía haber conocido a algún amigo, a su madre o a su padre... y sin embargo, sólo conocía a un tío con el que no parecía tener muy buena relación. También estaba aquella casa... ¿Kei trabajaba? Sin duda no estaba estudiando, pero no lograba imaginarse dónde podría estar trabajando.

            Volvió a mirarlo. Leía con mucha atención una hoja de color malva y parecía no agradarle el contenido. Cerró los ojos y tras arrugar la hoja, la apartó a un lado con otras que habían sufrido la misma suerte.

            — ¿Qué?

            — Nada...

            ¿Tenía ojos en todas partes? Además, ¿qué había visto en él? Aparte de ser un chico, era insoportable. Siempre se estaba riendo de él y, pese a conocer sus sentimientos, no había dicho nada respecto a los suyos. No lograba comprenderlo. Pero incluso ese misterio que lo rodeaba le atraía. Quería saber todo sobre Kei, indagar en su vida, comprenderlo y amarlo libremente. Quería que aquel chico frío y arrogante entrase en su vida y que él se convirtiera imprescindible en ella. Esa era su ambición, pero sabía que era imposible. Kei jamás le permitiría penetrar en su coraza. ¿De dónde provenían esas emociones?

            — Ey, Kei...

            — Dime, ¿qué te pasa ahora?

            ¿Estaba de mal humor por su culpa? Si no había hecho nada...

            — ¿Estas estudiando alguna cosa?

            Kei levantó la cabeza y lo miró. Nuevamente estaba inexpresivo.

            — No, ¿por qué?

            — ¿Entonces trabajas?

            — Tal vez, ¿por qué?

            — ¿Dónde tu tío?

            — ¿Se puede saber a qué vienen esas preguntas? Si quieres decir algo, dilo claramente.

            — Sólo quiero saber algo de ti, nada más.

            Ya lo había dicho. ¿Ahora qué haría Kei?

            — ¿De mí? ¿Por qué?

            No había sido la reacción que esperaba. Kei, incluso, parecía haberse puesto a la defensiva. Había dejado los papeles a un lado y clavó en él una peligrosa mirada. Julian tragó saliva algo asustado y en cierta forma entristecido. Bajó la cabeza, decaído.

Cuando habla el corazón (chico x chico)Where stories live. Discover now