Capitulo 28

36.9K 1.7K 1.1K
                                    

Julian miró la puerta que conducía al despacho donde Kevin le había dicho que se encontraba Kei y se quedó enfrente, sin atreverse a abrirla.

            — ¿Quieres que te acompañe dentro? —se ofreció Kevin a su espalda.

            Julian se giró asustado y miró avergonzado al asesino. Lo miraba tranquilamente y Julian sacudió la cabeza, avergonzado. Ya iba a ser difícil mirar a Kei a la cara como para que lo viera entrar con escolta.

            —Ahora entro —susurró con voz ronca.

            Volvió a girar la cabeza y tragando con esfuerzo, abrió la puerta.

            Kei se encontraba sentado en una negra silla de oficina y tenía apoyado los brazos en al larga mesa. Parecía absorto en los papeles y documentos que tenía alrededor y no se molestó en levantar la cabeza para averiguar quién había entrado. ¿No lo habría oído? Julian se humedeció los labios resecos y heridos y se mantuvo cerca de la puerta, sin moverse.

            — ¿Piensas quedarte ahí todo el día? —soltó Kei sin levantar la cabeza. Julian dio un respingo y sólo dio un paso al frente, intimidado, volviendo a detenerse inmediatamente— ¿Eso es un sí? —gruñó, levantando finalmente la cabeza.

Julian se encogió y apartó rápidamente la cabeza, notando como las mejillas comenzaban a arderle.

            —No —susurró despacio, mirando el sofá de cuero que había a un lado, cerca del armario que hacía las funciones de biblioteca y bar.

            Julian avanzó un paso y miró de reojo a Kei. El chico rubio había vuelto a bajar la cabeza y ya no le prestaba atención. Julian no sabía cómo sentirse sobre eso. ¿Por qué se lamentaba? ¿Esperaba que Kei se mostrara preocupado por lo ocurrido la noche anterior? Sacudió la cabeza con fuerza. No... Eso era... imposible. Apartó la cabeza. Además, él no era una chica, no necesitaba que nadie lo tratara con esa consideración. Se detuvo frente al sillón y lo miró con ansiedad. Sí, era mucho más fácil decirlo que hacerlo. Apretó con fuerza los puños, tratando de sacar el suficiente valor para ser capaz de sentarse y no hacer ninguna mueca de dolor al hacerlo.

            — ¿Qué ocurre, princesita? —Julian giró la cabeza, sobresaltado, pero antes de llegar a hacerlo, un brazo de Kei lo rodeó por el cuello, dejándolo completamente inmóvil, mientras la otra mano descendía hasta llegarle a tocar las nalgas. Julian contuvo la respiración— ¿Hay algún motivo por el que no quieras sentarte? —Preguntó con burla— ¿O vas a decirme que tienes esto resentido?

            Kei agarró con fuerza una de las nalgas de Julian y éste se encogió.

            —No... estoy bien —susurró con voz débil.

            — ¿En serio?

            La voz de Kei se convirtió en apenas un siseo y Julian se encogió un poco más, intimidado. El chico rubio apartó la mano que había mantenido en sus nalgas y Julian suspiró aliviado.

            —Sí —volvió a mentir Julian.

            —Entonces —Los labios de Kei rozaron su oreja y Julian se estremeció— No habrá ningún problema para que te bajes los pantalones y sigas cumpliendo con tu contrato, ¿verdad?

            Julian sintió pánico y se irguió bruscamente, inconscientemente, y estuvo apunto de golpear a Kei si el chico rubio no hubiera previsto ese movimiento antes de que lo hiciera. Julian palideció.

Cuando habla el corazón (chico x chico)Where stories live. Discover now