Capitulo 16

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            Julian no podía creérselo. Su madre le había ignorado completamente y obedecía a Kei ciegamente, como si todo lo que él dijera fuera lo correcto y lo más lógico. ¿Dónde estaba su opinión? Kei había sugerido a su madre que le llevara al médico para que le hiciera una revisión y unos análisis de sangre... ¡sólo porque se había desmayado! Lo único bueno de estar en la sala de espera, aguardando que les dieran los resultados de los análisis, era que no había tenido que asistir al último día de clase antes de las vacaciones.

            — ¿Aún sigues enfadado? – se interesó su madre muy seria —. El médico ha dicho que posiblemente tengas algo de anemia y que necesites un suplemento de hierro y vitaminas.

            — ¿Por qué tuviste que llamarle? – replicó molesto, negándose a pronunciar su nombre.

            Su madre suspiró cansada y sonrió misteriosa. Julian la miró de reojo y no le exigió saber a qué se debía esa sonrisilla. Prefería no saberlo. 

            — Me pareció más adecuado que llamar a la tal Ángela... a ella aún no la conozco y Kei me parece mucho más simpático.

            — ¿A Ángela? – Julian parecía alarmado.

            — Sí, ¿no te acuerdas? Me dejó su número para que la llamaras aquel sábado...

            ¿El número? Era cierto... no lo había quitado de la libreta de la cocina... Debía hacerlo en cuanto llegara a casa. Y tal vez, fuera aquel comentario lo que le hizo darse cuenta de un detalle. Se levantó bruscamente, justo en el momento que llegó su médico y tanto el hombre canoso como su madre, que también se levantó para saludarlo, lo miraron intrigados.

            — Hola, Julian, ¿qué tal te encuentras?

            — Bien – susurró avergonzado.

            — Los resultados no son muy buenos, pero no es nada grave. Una dieta y varios medicamentos y en un par de semanas habrá recobrado la salud y la energía de siempre —. Añadió con una sonrisa —. Ahora por favor, pasar un momento a la consulta. Toma Julian, son las copias de los resultados.

            Julian agarró los papeles mecánicamente, sin darse cuenta de lo que tomaba. Sus pensamientos estaban en otra parte.

            — Ehhhhhh – susurró llamando la atención de su madre y el médico.

            — Vamos, Julian – le apremió su madre

            — Tengo que irme – soltó y antes de que su madre pudiera detenerlo, se dio la vuelta y echó a correr.

            El barrio donde vivía Kei estaba algo lejos, pero como hasta ahora había ido andando y no se planteó coger el autobús, algo de lo que se arrepintió a mitad de camino cuando se dio cuenta de que estaba agotado. Tal vez haber estado tantos días sin comer le había afectado un poco. En cuanto llegó al edificio, un hombre que salía en ese momento le abrió el portal y se plantearse si quiera subir por las escaleras, montó en el ascensor.

            — ¿Julian? —. Isi lo miró algo sorprendido al abrir la puerta y luego sonrió —. Pensé que ya no volveríamos a verte por aquí. Entra, entra – lo invitó apartándose de la puerta.

            Julian entró lentamente, se sentía algo mareado y muy cansado, pero se detuvo rudamente. En el salón se encontraban, aparte de Isi, quien le había abierto la puerta, Oshi y Daiya. Ambos le miraron unos segundos algo sorprendidos hasta que Oshi se abalanzó hacia él y lo abrazó tirándolo al suelo.

Cuando habla el corazón (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora