Capítulo 27

9.7K 692 26
                                    

Despertar con Derek a mi lado, es sin duda una de las cosas a las que me podría acostumbrar con mucha facilidad. Ver su rostro relajado, su pelo azabache revuelto e impregnarme de su olor corporal, sería algo por lo que viviría feliz cada día de mi vida.

A veces pienso que esta suerte de tener a un hombre tan imponente como él muy pronto acabara y por más que intento convencerme de que me merezco esta felicidad, un presentimiento me atenaza el corazón, recordándome que en la vida real los felices para siempre no existen.

Contengo el aliento al ver como Derek respira profundo, se relame los labios y sonríe sin abrir sus ojos.

―Buenos días, preciosa ―saluda con firmeza, convencido de que yo ya estoy despierta―. ¿Por qué despierta tan temprano? ―Su voz enronquecida por las horas en desuso me hechiza y electrifica mi piel; tener un acento tan sensual debería estar prohibido.

―Es que no parabas de roncar ―miento en broma y eso lo hace reír.

― ¿Segura, preciosa? ―inquiere juguetón―. O ¿es que no podías dejar de admirar mi belleza? ―entreabre uno de sus ojos para ver mi reacción, que es fruncir mi ceño y sonrojarme a la vez.

― ¡Eso es mentira! ―Me defiendo atrapando una de mis almohadas para ocultar la vergüenza de haber sido descubierta con tanta facilidad―. Bueno, si es verdad, pero yo que culpa tengo de tener a uno de los hombres más buenotes de la ciudad metido en mi cama.

Se ríe suave y creo que es otra de las cosas que me fascinan de Derek.

―Creo que tomare lo de "buenote" como uno de los cumplidos más originales que me han hecho en la vida ―se acerca, me atrapa entre sus brazos y hunde su nariz en mi cabello suelto―. ¡Hmm! Me encanta tú olor, preciosa.

Tenerlo tan cerca es sin dudad una gran tentación para mí.

―Y a mí me encantas tú ―me acurrucó junto a él y comienzo a besar con deleite su torso desnudo.

«Oh dioses de las novias con mala suerte como yo, no permitan que nada me separé de este adonis... Amén

―Si sigues besándome así, no respondo por mis actos ―su voz fue apenas un susurro.

―Haz conmigo lo que tú quieras, no me importa. ¡Soy tuya, mi amor! ―Derek suelta un gruñido profundo que me excita hasta el alma y sin pedir permiso se monta encima de mí y comienza a devorar mis labios con ardor.

De inmediato siento contra mi cintura la evidencia de su excitación creciendo nuevamente. Él me desea y yo muero por complacerlo, por cumplir todos sus anhelos. Lo amo. Amo a Derek Greg de una forma que logra aniquilar mis prejuicios y miedos, como si con sus besos cada pensamiento desapareciera de mi mente y sus caricias lograran transportarme a otra dimensión donde simplemente soy un cuerpo consumiéndose de placer. Pero la realidad es una perra caprichosa que siempre se encargar de ponerme los pies sobre la tierra. ¡Y de que maneras!

―Buenos días, Ámbar. Anoche no te escuché llegar... ¡¿PERO QUÉ CARAJOS?! ―El grito de horror de mi abuela nos devuelve la cordura a ambos, separándonos de inmediato ―. ¡Ámbar Montesinos! ¡¿Me puedes explicar qué coño hace tú novio aquí?! ¡Derek, hazme el favor de taparte ese cuerpo pecaminoso! ¡Dios mío, ¿en qué te falle?! Mi pobre nieta se va a ir al infierno. ¡Va a arder en el infierno!

Derek no puede contenerse ante el dramatismo de mi abuela y explota en risas, contrario a mi reacción que es ponerme roja como un tomate. Que forma tan eficaz de apagar la calentura en un cuerpo.

¡Yuye me va a matar!

― ¡Abuela, te lo puedo explicar! ―Digo nerviosa, intentando salvar la situación, pero es más que obvio lo que aquí sucede.

Bailando Contigo © VERSIÓN MEJORADAWhere stories live. Discover now