Capítulo 36

11.7K 659 75
                                    

Quince días... quince torturadores y largos días habían pasado desde mi rompimiento con Derek y el dolor no menguaba ni un poquito.

Hoy, por fin se llevara a cabo la presentación de fin de año y mis compañeros saltan alegres de emoción, sus rostros irradian felicidad y orgullo después de varias semanas de ensayos extenuantes para darlo todo sobre el escenario; y se supone que yo también debería sentirme igual de emocionada que todos ellos, pero no es así, me siento vacía, desolada y con el corazón adormecido. Es como si tuviera una herida abierta y que escoce constantemente, que punza adolorida y que pareciera no lograr cicatrizar jamás.

¿Y es qué cómo se supera el haber conocido a alguien como Derek Greg?

Esa noche, cuando él se marchó, me arrepentí de mi decisión y quise correr a buscarlo, para que arregláramos nuestros problemas de una vez por todas; mi corazón no dejo de gritarme, de reprocharme que era una locura dejarlo ir, que sufriría amargamente sin él y no se equivocó, su ausencia me estaba destrozando de a poquito... pero después de muchos lágrimas en silencio, amortiguadas por mi almohada, mí cerebro me consolaba diciéndome que esto era lo mejor para los dos.

Lloré como si la vida se me fuera en ello, llore muchísimo esa primera noche y las siguientes; y mi llanto no parecía tener un fin.

Yuye, sin necesidad de palabras interpretó mis silencios, mis ojeras y mi falta de apetito, y aunque moría por preguntarme que había ocurrido, ella simplemente se limitó a ser mi consorte, mi pilar y soporte como la primera vez que llegue a su puerta con el corazón roto. En sus brazos halle el amor y la comprensión que necesitaba, aferrándome como un salvavidas para que el dolor no terminara por consumirme, y recordé que debía ser fuerte, que la vida seguía su curso y que nada iba a detenerse a esperar por mí y mucho menos mi pequeña hija que tanto me necesitaba...

Los días siguientes me armé de valor y levante una capa de indiferencia y hermetismo para ocultarle al mundo que me derrumbaba lentamente por dentro.

No supe nada más de él los días siguientes a esa noche y dolió tanto su silencio y lo fácil que se resignó a perder; era una tortura pensar en él y no encontrarme por momentos imaginando sus caricias y besos, soñándolo cada noche cuando éramos tan felices. Así que obligué a mi cerebro a desechar cada pensamiento, cada imagen, cada sueño; incluso bloqueé su contacto para no sentir la debilidad de buscarlo o llamarlo, no era yo quien había fallado.

Lo anhelaba con cada fibra de mi ser y mi amor por él lo abarcaba todo, cada parte de mí; hasta ese día en que lo vi partir, llevándose la mitad de mi corazón, fui consciente de que Derek Greg, se había convertido en el eje que giraba alrededor de todo mi mundo.

― ¡Vamos, chicos, preparados... ya casi es tiempo de salir! ―el grito de la profesora Blasco me saca de mi letargo.

Miro mi entorno, tratando de ubicarme en el presente mientras todas mis compañeras caminaban de un lado a otro, nerviosas y felices al mismo tiempo; estamos en un camerino posterior al escenario, donde algunas chicas sueltan grititos de euforia cuando ven a las personas que esperaban ansiosas nuestro espectáculo.

― Amby, ¿qué tal estoy? ―Vanesa aparece en mi campo de visión dando una vuelta con los brazos abiertos―. ¿Me veo sexy? ―pregunta esperanzada y luego acaricia su tutu frente al gran espejo lleno de bombillas blancas.

Y no hace falta decirlo, es obvio que ella luce hermosa, realmente hermosa esta noche.

El traje que nos han confeccionado para el recital es de color azul cielo, totalmente ceñido al cuerpo gracias a la textura alicrada de la tela, de mangas largas y con detalles en pedrería en el busto y cuello. La falda tipo tutu blanca en tela de tul y con varias capa, enmarca la pequeña cintura, haciendo resaltar la silueta estilizada de nuestros cuerpos y las medias blancas creando una ilusión óptica y armoniosa...

Bailando Contigo © VERSIÓN MEJORADAWhere stories live. Discover now