Capítulo 34

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Cuando Daniel se apareció para ofrecerme ser la chica sustituta en la presentación de hoy, no imagine que se refería a un evento tan grande y con gente de aspecto muy importante; si bien en el calor del momento y la emoción no me lo pensé dos veces antes de aceptar, ahora que veía a lo que iba a enfrentarme, me hizo dudar si esto realmente era una buena idea.

― ¿Nerviosa?

Me sobresalte y deje de espiar detrás del telón para darle la mejor de mis sonrisas a Jazmín, ella también formaba parte del elenco, solo que ella estaba mucho más familiarizada con estas presentaciones por ser un estudiante más avanzada.

― ¿Se me nota mucho, chama? ―me picaba la cabeza y tuve que hacer un gran esfuerzo para no caerme a uñas y arruinar mi bonito peinado.

―Con esa brincadora, parece como si tuvieras muchas ganas de hacer pipí.

Arrugue la nariz y negué caminando hacia el espacio donde estaban las barras de estiramiento.

―Estoy cagada, no te voy a mentir ―me sincere y ella sonrió con ternura y condescendencia―. Anoche ni siquiera dormí bien.

―Las primeras veces me pasaba igual ―comenta despacio―. Pero ya luego se vuelve todo más natural.

Jazmín se igualo a mi posición y juntas nos pusimos en pointe mientras movíamos los brazos en forman ondulante, levantando las piernas cada tanto; sin darme cuenta comencé a serenarme.

― ¿Ya viste al dueño de este lugar? ―La pregunta de Jazmín me descoloca, porque no es algo que me interese demasiado.

―No, ¿Por qué? ― ella mira a un par de chicas al otro lado de bastidor y sonríe con picardía.

Hemos venido a en una fundación benéfica para adolescente con problemas maltrato, alcoholismo y drogadicción. Y aunque al llegar se no dio una pequeña bienvenida, seguida de un tour por las modernas y agradables instalaciones, en ningún momento se nos presentó al dueño de este lugar, solo nos dijeron que llegaría a tiempo para la presentación.

―Escuche a las chicas de allá decir que es un mangazo en toda regla ―señala con un ademán de cabeza a las chicas de antes―. Parece que es un gringo muy apuesto.

Mi rostro ni se inmuta porque no es algo que me importe; yo ya tengo a mi mangazo personal.

― ¿Tú lo viste? ―inquiero siguiéndole la conversa; ella se sonrojo de inmediato y muerde su labio inferior antes de bajar la cabeza―. Ay vale, que diría el profesor Buenfil si te viera toda emocionada por otro.

Intento bromear porque soy más que consciente de lo mucho que a Jazmín le gusta Daniel; sin embargo, ella parece que no le hace gracia porque levanta la mirada y frunce el ceño.

― ¡Yo no estoy emocionada por nadie! ―defiende con enojo y se aleja de la barra―. Ni siquiera insinúes algo como eso.

―Oye, relájate. Estoy jugando ―voy junto a ella, pero rehúye mi mirada―. Yo no pensaba decir nada de nada. Cálmate ―le aseguro y ella baja un poco la guardia.

―Mejor sigamos calentando ―Jazmín zanja de raíz la conversación y no tengo más remedio que callarme.

Alrededor de media hora después, aparece el profesor Buenfil dando órdenes a todo el mundo.

― ¡Vamos, muevan el culo que ya es hora de salir a bailar!

Veo a la mujer a mi lado y parece embelesada viendo a Daniel, hay una leve sonrisa en sus labios y sus mejillas están sonrosadas. Y luego dice que no le gusta.

― ¡Ámbar, ven conmigo un momento!

Jazmín pierde la sonrisa al ver que soy llamada por el profesor y me dedica una mirada aprensiva; quisiera decirle que no tiene de que preocuparse, pero ella se va corriendo detrás de los demás sin mirar siquiera a Daniel.

Bailando Contigo © VERSIÓN MEJORADAWhere stories live. Discover now