IV

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Con el pasar de los años,  la castaña y la chica pelirroja crecían separadas una de la otra, la castaña la espiaba cada noche en su habitación, observándola crecer todos los días de su vida, pensando en cómo sería si ella viviera a su lado; piensa que no es justo el hecho de todos estos años tomar el papel de la hermana mayor, tomar un papel que no debió haber tomado. 

Al pasar el tiempo, cuando la rubiofresa tenía algún obstáculo que le impedía seguir adelante, Scarlett la ayudaba desde su habitación al otro lado de la ciudad, al otro lado del mundo, regresando el tiempo de la vida de su hermana para ayudarle en lo que fuese posible, incluso si sus poderes salían a la luz por instinto natural. 

La amargura que crecía en su corazón se hacia cada vez más grande, pero el ver a su hermana feliz, viviendo una vida "normal"  entre los mortales la hacia recapacitar si en verdad fue la elección correcta que ella se fuese lejos, si el destino siguió su curso natural y aún con retroceder el tiempo y crear mil y un efectos mariposa todo seguiría igual como ahora separadas, sin poder verse el rostro una frente a la otra, o que su hermana no la recuerde y la haya remplazado por una impostora, quienes de niñas no podían soportar el carácter de la otra, más ahora son inseparables, ante la mirada de Scarlett era denigrante verlas así, era denigrante que lo pensaran de tal manera, que todo es irreversible; ese tipo de cosas eran las que la hacían volver a la realidad, su realidad, la vida retorcida que nadie más podía tener de no ser ella. 

No todo era oscuro, ahora ella reinaba junto a su padre el inframundo, ese mundo paralelo al de los mortales.

¿Qué podía decir? No es más que otra presa de la maldita rutina, no es más que otra esclava del tiempo. Tiene tiempo que no observa a su gemela como antes, no físicamente, no, solo le a perdido el interés, su padre dice necesita concentrase al ciento por uno en sus obligaciones como "la próxima heredera al trono" pero, él está detrás de Scarlett persiguiéndola para que siga sus obligaciones, asistiendo a cada clase .

Le gusta escabullirse entre los muros del viejo y mugriento castillo olor a moho, allí donde las telarañas no han sido removidas desde la última batalla entre mundanos e inmortales, un pequeño pasadizo entre las catacumbas del castillo, más allá de los jardines marchitos del castillo sarroso existe una iglesia, una vieja y abandonada iglesia. No sabe como es que una construcción con tanto potencial era desperdiciada de esa manera, no obstante agradecía que así fuera.

Aquella iglesia constaba de una torre, la cual se había convertido en su lugar.

Incluso más tranquilo que su propia habitación, Scarlett tomaba cualquier excusa para ganar un poco de tiempo y al igual que un ladrón, escabullirse sin hacer el más mínimo ruido, se había vuelto una experta en ser silenciosa, y aunque no estaba orgullosa de ello sabía apreciar las cosas pequeñas en las que era buena. La torre de la iglesia era un lugar casi tan tranquilo como el prado al que iba hace un año, de no ser por Jeff, quien siempre sabía donde encontrarla, el prado había dejado de ser secreto. Ahora tenía un nuevo lugar donde asentar cabeza por unas pocas horas.

Esta no era la excepción, Scarlett había logrado ser la reina de las mentiras. El día era frío como cualquier otra tarde de otoño, las nubes se arremolinaban en el cielo tornándose de un color gris azulado, la brisa era fresca y golpeaba fuertemente la línea recta que había trazado la única lágrima rebelde que había luchado por salir a se expuesta, la torre era bastante alta como para ser vista por alguien más. Scarlett siempre se mantenía al margen, no era de su agrado, sin embargo, si esa era la única manera de tener un poco de espacio para ella misma estaba dispuesto a pagarlo.

Estaba consciente del riesgo que corría al estar tan cerca de los paramos del mundo inmortal, aquel mundo paralelo que se escondía tras la fachada de un simple bosque, llevaba un año completo en ese lugar por un par de horas, e incluso, había legado a pasar la noche allí más de un vez y no había ocurrido nada fuera del sonido ambientado por los insectos y otros animales nocturnos.

El sonido de un trueno hizo a Scarlett estremecer, podía jurar haber escuchado al cielo partirse en dos, pero no era así. Gracias al sonido Scarlett pudo visualizar lo que parecía ser un humano fuera de los páramos, estaba demasiado cerca y ella temía que llegase a pasar aquel invitado indeseado, más no hizo nada se limitó a observar en silencio dejando descansar su mente de lo que fuera que estuviese pensando por tres horas completas sin mover ni un sólo músculo.

"¿Quién es él?" pensó para si misma, de un momento a otro el chico alto que había estado observando pasó el muro que dividía los dos mundos, después de cinco años Scarlet se sintió realmente amenazada, se sentía desprotegida pero a la vez curiosa. Se agachó no queriendo ser descubierta sin dejar de despegar la vista del chico alto.

El pánico la atacó cuando le vió acercarse sin miedo a a iglesia, su corazón palpitaba rápidamente y la adrenalina la invadió, desde la torre pudo oír como la pesada puerta de madera ensanchada rechinó al ser abierta, sin dudarlo dos veces, de un salto emprendió vuelo de vuelta al castillo. No reportaría la estadía de un humano en el mundo de las sombras, quería que los guardias y su propio padre lo descubrieran a su tiempo.

Tenía el corazón desolado y vacío, la lista de personas que lo habitaban se había reducido a una, y esa persona no sabía siquiera que existía. En un intento desesperado de volver a ser ella misma intentó olvidar que Lana una vez existió y no volver a entrometerse en una vida que no le correspondía para enfocarse más en la suya, un intento en vano.

Jeff se había vuelto últimamente indispensable para la vida de Scarlett aunque ella no dejara de Jeff lo viese de esa manera, algunas veces Jeff se volvía sofocante, tanto así que obligaba a Scarlett a huir rumbo a la torre de la iglesia, donde reflexionaba lo sola que estaba sin esperar que ese sentimiento abandonara su vida, comenzaba a aprender a vivir con él.

Como el Fénix  #Wattys2018Where stories live. Discover now